Mons. Mestre inició su ministerio pastoral al frente de la Arquidiócesis de La Plata

Mons. Mestre inició su ministerio pastoral al frente de la Arquidiócesis de La Plata

El arzobispo de La Plata inició su ministerio pastoral al frente de la arquidiócesis."Desde hoy sueño con poder profundizar juntos nuestro amor por Jesús, caminando como comunidad arquidiocesana".

Monseñor Gabriel Mestre inició este sábado 16 de septiembre su ministerio pastoral como arzobispo de La Plata con una celebración eucarística en la catedral, de la que participó una multitud de personas provenientes desde diversos puntos y comunidades de la arquidiócesis y también de otras ciudades.

La Eucaristía fue concelebrada por el nuncio apostólico, monseñor Miroslaw Adamczyk, quien puso en posesión al nuevo arzobispo; los obispos auxiliares, monseñor Alberto Bochatey OSA, monseñor Jorge González y monseñor Federico Wechsung; el arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, monseñor Jorge García Cuerva; el arzobispo de Paraná, monseñor Juan Alberto Puiggari; el obispo de Nueve de Julio, monseñor Ariel Torrado Mosconi; el obispo auxiliar de Buenos Aires, monseñor José María Baliña; el obispo de Gualeguaychú, monseñor Héctor Zordán M.Ss.Cc; el obispo-prelado del Cafayate, monseñor Darío Quintana OAR; el obispo castrense, monseñor Santiago Olivera.

También estuvieron presentes, el obispo de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Lugones SJ; el obispo de Villa de la Concepción del Río Cuarto, monseñor Adolfo Uriona FDP; los obispos auxiliares de San Isidro, monseñor Raúl Pizarro y monseñor Guillermo Caride; el obispo de San Miguel, monseñor Damián Nannini; el obispo de Chascomús, monseñor Carlos Malfa; el obispo emérito de Mar del Plata, monseñor Antonio Marino; el obispo emérito de Bahía Blanca, monseñor Guillermo Garlatti, y el arzobispo emérito de Santa Fe, monseñor José María Arancedo, junto con todo el clero diocesano, y un grupo de sacerdotes de Mar del Plata, la diócesis de la que era obispo monseñor Mestre.

Participaron de la ceremonia, el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Áxel Kicillof; el intendente de La Plata, Julio Garro; de Berisso, Fabián Cagliardi, y de Ensenada, Mario Secco; entre otras autoridades civiles, locales y provinciales, religiosos, religiosas, colegios de la arquidiócesis, autoridades de las fuerzas de seguridad y de entidades académicas, diplomáticas, representantes de diversos credos, grupos scouts, entre otras organizaciones e instituciones varias.

En sus primeras palabras como pastor de la comunidad arquidiocesana y a la luz de los textos bíblicos pronunciados, monseñor Mestre compartió tres pensamientos sintetizados en tres verbos: amar, conocer, entregar.

Amar al Señor

Con respecto al primer verbo, resaltó: “Hoy comienzo mi servicio como pastor de la arquidiócesis y al inicio de mi ministerio les pido que oren cada día para que este arzobispo busque siempre por sobre todas las cosas amar a Jesús, que pueda responder así al amor gratuito que recibió del Señor. Todo lo demás vendrá por añadidura y se desprenderá de la primacía del amor a Dios”. 

Monseñor Mestre aseguró que “como pastor, enamorado de Cristo, asumo la rica tradición de vivencia, transmisión y compromiso de la fe de la Iglesia desde el inicio. En este tiempo, la asumo y la asumimos, desde el magisterio que nos regala el querido Papa Francisco actualizado en la arquidiócesis en las Líneas Pastorales 2018-2023, reafirmadas y bellamente enriquecidas en la carta pastoral que monseñor Víctor Manuel Fernández les regaló a finales del año pasado: Año de la santidad para crecer juntos”. 

“Desde hoy sueño con poder profundizar juntos nuestro amor por Jesús, caminando como comunidad arquidiocesana para transmitir la Buena Noticia del Señor a nuestros hermanos”.

Conocer la arquidiócesis

El nuevo arzobispo reconoció que, a diferencia de su diócesis natal de Mar del Plata, aquí en La Plata “tengo como primer paso el gran desafío de conocer en profundidad la Iglesia y la comunidad civil que, en estos cinco partidos de la Provincia de Buenos Aires debo servir como padre y pastor”. 

Sin embargo, dijo, “sería injusto decir que no conozco nada. Los ocho años de seminario aquí en la arquidiócesis y la vinculación que estas dos iglesias hermanas, Mar del Plata y La Plata, siempre tuvieron, me permiten afirmar que ‘algo’ conozco y algunas de las decisiones más importantes de mi vida las he tomado aquí”. 

Pero, aseguró, “a pesar de todo esto, y por el tiempo que pasó, hoy se me impone el verbo conocer y en clave sinodal conocer implica escuchar y dialogar”. “Para conocer buscaré de corazón escuchar y dialogar con todos. ¡Quiero conocer el latido del corazón de la comunidad arquidiocesana en todas sus expresiones, las realidades más visibles y por sobre todas las cosas lo que por diversos motivos no está visibilizado! Por eso, pido la fuerza del Espíritu Santo para ser un pastor que busque escuchar y dialogar para así conocer al Pueblo que el Señor me pide apacentar”, manifestó. 

Y señaló: “Desde hoy, sueño con poder conocernos cada día más, para ser una iglesia arquidiocesana capaz de escuchar, dialogar y discernir para que, con la asistencia del Espíritu, comuniquemos a todas las personas la alegría del Evangelio”.

Entregar mi vida y mi tiempo

En el último de los verbos compartidos en la homilía, resaltó: “En mi humana debilidad quiero, por sobre todas las cosas, entregarles mi vida como siervo de Dios. Quiero entregar mi vida buscando hacer presente el lema episcopal que el Señor me inspiró y que hoy compartimos en la segunda lectura: 'Cristo es nuestra paz' (Ef 2,14)".

"Entrego mi vida para que la paz de Cristo pueda reinar en la vida de todas las personas. Entrego mi vida para ser instrumento y artesano de la paz en la arquidiócesis; a los queridos presbíteros, diáconos y seminaristas, a las consagradas y los consagrados con sus obras evangelizadoras, a cada comunidad, parroquia, escuela, movimientos o instituciones, a los jóvenes y los más pobres, los descartados y marginados, para animar en la unidad a los diversos carismas y servicios de la iglesia arquidiocesana, para trabajar por la dignidad de las personas en el trabajo, la educación, el desarrollo y la promoción humana integral, para fortalecer la democracia y cultivar la memoria activa que nos haga rechazar cualquier tipo de dictadura que no respete los derechos humanos fundamentales", exclamó.

Y añadió: “Con gusto caminaré con las demás confesiones cristianas, judíos y otras religiones para defender la vida y cuidar la Casa Común. Entrego mi vida al Señor buscando con todos los sectores políticos una Patria más justa y más fraterna en el camino del bien común y la justicia social. Superando toda grieta, quiero animar a transitar los caminos de la cultura del encuentro y la amistad social que nos pide el Papa Francisco".

Finalmente, encomendó su ministerio episcopal a la Inmaculada, la Purísima y a San Ponciano "para que pueda ser para todas las personas padre, hermano y amigo".

"Por intercesión de Sor Ludovica pido al Señor ser un pastor con corazón de madre, líder y audaz para una iglesia particular de La Plata que tenga un corazón de madre, sea líder en la transmisión del Evangelio y viva la audacia propia de los santos", concluyó.

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