En una entrevista con LA NACION, el arzobispo de Mendoza y titular de la Conferencia Episcopal Argentina pidió “que se tiendan puentes y se busquen consensos”; fue recibido días atrás por el papa León XIV
Elisabetta Piqué
Antes de regresar a la Argentina después de una semana intensa en el Vaticano, donde fue recibido en audiencia privada por el papa León XIV, monseñor Marcelo Colombo, presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) y arzobispo de Mendoza, dijo a LA NACION que en la Argentina se necesitan consensos y cuestionó el respaldo financiero de los Estados Unidos al país. “¿Qué se está dando a cambio?”, se preguntó.
Durante su visita a Roma, Colombo participó del Jubileo de los equipos sinodales y el de los Movimientos Populares y visitó diversos dicasterios. En una entrevista con LA NACION, contó detalles de su primer encuentro a solas, en la biblioteca del Palacio Apostólico, con el Pontífice estadounidense -pero también peruano-, que le ratificó su deseo de viajar a la Argentina, pero sin especificar cuándo, y destacó su continuidad sustancial con Francisco.
Colombo no ocultó su sorpresa ante el resultado de las elecciones legislativas del domingo pasado, así como sus dudas en cuanto a la letra chica del respaldo económico-financiero de Estados Unidos.
Porteño, de 64 años, formado en Quilmes por el recordado monseñor Jorge Novak, el arzobispo de Mendoza admitió que la Iglesia sigue muy preocupada por la situación social del país. Y auspició “que se tiendan puentes y se busquen consensos”.
“Creemos que se construye dialogando. Y esto es algo en lo que queremos insistir: la posibilidad de dialogar y de buscar ese diálogo porque no cae del cielo”, dijo. “Los diálogos se construyen, las confianzas se construyen y es importante a priori no descartar a ningún interlocutor”, agregó. Contó además que espera que el Gobierno lo convoque para un saludo, algo que aún no ocurrió desde que asumió la presidencia de la CEA.
Monseñor Marcelo Colombo, durante su visita al Papa León XIV
-¿Cómo le fue con el papa León?
-Fue un encuentro muy cordial, de mucha cercanía, de verdadero intercambio acerca de la vida de la Iglesia en la Argentina, para contarle un poco también cómo estamos y para transmitir el saludo de los obispos del país. Ya nos habíamos visto dos veces, para el jubileo de los Movimientos Sociales y también para la audiencia general, pero ahí solo nos saludamos. En este caso fue un encuentro más extendido, con más posibilidades de intercambio y fue muy afable: León tiene muy buena capacidad de escucha y es muy agradable charlar con él, realmente.
-Ustedes ya se conocían, ¿no?
-Sí, cuando representé a la Conferencia Episcopal en la visita del papa Francisco a Perú (2018, cuando Robert Prevost era allí obispo), compartimos todas las celebraciones. Y también durante el Sínodo estuvimos juntos, aunque no compartí mesa con él…
-¿Hablaron del viaje a la Argentina, que se dice que podría ser en la segunda mitad del año que viene?
-Hablamos del viaje de él a la Argentina como un deseo y naturalmente con la voluntad de hacerlo apenas pueda. Pero no hablamos de fechas y tampoco se extendió mucho. Es un deseo de él, apenas pueda y esto quiere decir: apenas sus actividades, que son muchas en este momento por el Jubileo, vayan encaminándose y organizándose. Tiene buena voluntad y ha recibido la invitación del Estado Argentino junto con la invitación de la Iglesia.
-Justo se vieron el día después de las elecciones, ¿hablaron de la situación política?
-Muy en general porque estaba muy fresquito todo, pero sí el reconocer que se venía de una situación de gran tensión preelectoral y que el resultado había sido inesperado. Pero bueno, más hablaba yo que él, que escuchaba.
-En Mendoza, donde usted es arzobispo, LLA arrasó junto al gobernador Alfredo Cornejo. ¿Le sorprendió eso?
-Veníamos de unos meses difíciles, pasando de lo de Davos, pasando por la criptomoneda, el tema de la discapacidad, las situaciones de los vetos recurrentes a las leyes del Congreso. La verdad es que han sido meses muy movilizados en un sentido de mucho desaliento en cuanto al diálogo y a la convergencia democrática. También había un malestar con lo que habían sido sucesivamente las cuestiones relacionadas con lo económico, el dólar, las empresas. La verdad es que uno pensaba en una elección o en un resultado electoral probablemente de otra naturaleza o con otras mayorías, pero evidentemente la gente ha privilegiado la cuestión de lo no inflacionario, de cierta tranquilidad en algunas cuestiones y también me parece que todo lo que ha sido la expresión de los Estados Unidos de apoyo económico, que para la gente en general pudo haber parecido como un apoyo con mucha fuerza a la política económica.
El arzobispo Marcelo Colombo, durante una celebración en honor de Ceferino Namuncurá en ChimpayAICA
-Una injerencia increíble de Estados Unidos…
-Bueno, justamente en muchos casos, es verdad, se habla de que se vota algo más que legisladores, se vota un acompañamiento fuerte de la economía por parte de los Estados Unidos. Allí la preocupación que tenemos siempre es: ¿qué se está dando a cambio? ¿Cuál es la letra chica? Claro, porque evidentemente la frase famosa cuando la limosna es grande… Uno puede pensar que hay también demasiados requerimientos, habrá que ver... Como decíamos en el mensaje de los obispos, que fuimos haciendo ida y vuelta, desde Roma a Buenos Aires, evidentemente, una apuesta de todos es a que, por un lado, tenemos que alegrarnos de un nuevo turno electoral que no debería ser extraordinario, pero es importante también porque hubo una innovación en el modo de votar. Pero, sobre todo, hay que ponderar que ahora se tiendan puentes y se busquen consensos, más allá de esas cosas disruptivas, de despreciar la sanción de una ley por el Congreso… Hay que buscar cómo ir al encuentro del ejercicio de la democracia por todos los poderes.
-¿Ya se vieron con el presidente Milei?
-No, porque nos vimos en marzo de 2024, cuando el presidente de la CEA era monseñor [Oscar] Ojea y de canciller estaba la señora [Diana] Mondino. Nunca nos vimos con esta comisión ejecutiva de la que soy presidente desde noviembre del año pasado. No hemos tenido contacto…
-¿Ningún contacto?
-No, salvo cuestiones como trámites vinculados a la Secretaría de Culto, cuestiones relacionadas con la atención de la drogadependencia, ya que hay un organismo que es el Sedronar, que siempre trata de salir al encuentro de las cuestiones que la Iglesia plantea. Estamos siempre con los temas sociales, muy preocupados. Y siempre lo hacemos saber de la mejor manera porque creemos que se construye dialogando. Y esto es algo en lo que queremos insistir: la posibilidad de dialogar y de buscar ese diálogo, porque no cae del cielo. Los diálogos se construyen, las confianzas se construyen y es importante a priori no descartar a ningún interlocutor.
-Se supone que entonces van a tratar de verse, ya que no se han visto hasta ahora…
-Pero es que no hemos sido convocados tampoco… Normalmente, se hace siempre ese saludo al final del año y no hemos tenido el año pasado. Y esperamos que oportunamente seamos convocados.
-Volviendo al Vaticano, ¿qué cambios ve con León para la Iglesia Argentina? La semana próxima se reúne la plenaria…
-Creo que en líneas generales, en el estilo de reflexión en torno a la sinodalidad y a la misión de la Iglesia, hay una plena coincidencia con el papa Francisco, sobre todo teniendo en cuenta su experiencia misionera de tantos años en América latina. Es una gran riqueza que puede ayudarle a entender más a nuestros pueblos y sobre todo a una dinámica de misión y de compromiso de la Iglesia con el anuncio y también con el servicio a los más pobres. Creo también que para nosotros es una invitación a renovar nuestra comunión con Pedro, ahora en la persona de otro Papa, pero que tiene, además de las diferencias de origen, de estilo personal, una decidida vocación sinodal, es decir, una Iglesia participativa. Fue muy hermoso el Jubileo de los equipos sinodales, ver ahí cómo él estaba muy comprometido en el diálogo con las preguntas que le hacían y cómo respondió espontáneamente a cada una de ellas, con mucha franqueza y con mucha originalidad. En ese sentido hemos podido ver a un Papa comprometido con el proceso sinodal.
-¿Qué fue lo que más lo impactó?
-Fue realmente conmovedor el testimonio de una chica vendedora ambulante de café en Nueva York, mexicana de origen, que contaba su experiencia, sus inquietudes. Y el papa León se paró a buscarla para saludarla. Fue un encuentro hermoso y ver también a nuestros trabajadores organizados de la economía popular en la Argentina, ver gente de Nigeria, de Malawi, de Nigeria, de Haití, de los Estados Unidos, de México, de España, realmente una experiencia vital fortísima, y él estaba muy entusiasmado.
El presidente del Episcopado, monseñor Marcelo Colombo, durante un encuentro con médicos y trabajadores del Hospital GarrahanConferencia Episcopal Argentina
-En su discurso a los Movimientos Sociales, el papa León dejó claro que sigue la huella de Francisco: reiteró que tierra, techo y trabajo son derechos sagrados…
-Sí, sí, y además uno nota una unidad de pensamiento entre lo social y la dinámica evangelizadora. No hay ruptura, sino que hay un mensaje integral y hay que insistir mucho en la lectura de la exhortación apostólica Dilexi te (Te he amado), sobre el amor hacia los pobres. Ahí uno nota la continuidad, pero con las perspectivas personales y los propios dones del papa León, respecto de lo que ha sido el gran legado de Francisco.
-No estando más Francisco, ¿sintió alguna diferencia en el trato de la curia romana?
-Visité tres dicasterios -del Clero, de Obispos y la Signatura Apostólica- y realmente percibí un trato muy bueno, con mucha preocupación de responder a las diversas cuestiones planteadas. La verdad es que no percibí diferenciación. Al contrario, noté siempre ese deseo de una curia al servicio de las Iglesias particulares, así que fue todo muy bueno.
 
                                		




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