"Si hablamos de esclavitudes y de independencias sin duda tenemos que pensar en aquello que nos esclaviza: la droga"

Mensaje del Padre Pepe, presidente la Federación Familia Grande Hogar de Cristo en el Día Internacional contra el Tráfico Ilícito y Abuso de Drogas. 

Hoy 26 de junio queremos estar presentes como sociedad, como argentinos, en un tema que nos tiene que unir y que tiene que ocupar los primeros lugares en las agendas de todos, especialmente de la política pero también de las organizaciones del argentino de a pie.

Es un tema que nos demanda la gente y que nos demanda un trabajo y un compromiso.

Si hablamos de esclavitudes y de independencias sin duda tenemos que pensar en aquello que nos esclaviza: la droga. La mejor manera de prepararnos para el 9 de julio será decir: vamos a ser un país independiente en la medida en que no seamos esclavos ni del narcotráfico ni de la droga.

En este sentido, la sociedad argentina necesita ponerlo como prioridad. Vemos con preocupación que hay episodios que llaman la atención y tendrían que estar adelante pero pasan a un segundo, tercero o último lugar cuando aparecen temas de menos importancia o cuantía.

Los ciudadanos comunes, de a pie, que están en los barrios saben que este es el drama que atraviesa toda la sociedad argentina, más allá de su rango social y del lugar en donde viva.

Nosotros como curas de las villas venimos realizando una tarea desde hace mucho tiempo: estamos por cumplir 15 años que coincidirán con los 10 años del papado de Francisco. Esto será en marzo del 2023. Y nos estamos preparando para una gran Peregrinación que quiere anunciar a la Argentina, visitando los Centros Barriales de la mano de la Virgen de Luján, lo importante de que no haya “Ni un pibe menos por la droga”.

Esto no es solo para nosotros y los Centros Barriales: es para toda la Argentina. Para que tomemos conciencia de que esta es una tarea que nos compete a todos: tanto la prevención como la recuperación de aquellos que han caído en la droga. Todos tenemos que sentirnos agentes preventivos y también hermanos en la recuperación.

Esta tarea no es solo de aquellos profesionales que se dedican exclusivamente a la recuperación: es para todo argentino. Es para la madre que está en la villa, para el “profe” que está en un barrio popular o para el profesor que está en la universidad. Es la tarea para cualquier argentino esté en el lugar en el que esté.

“Ni un pibe menos por la droga” no significa solo asumir un lema o eslogan, sino que tiene que ver con una actitud frente a la vida, con el compromiso real y concreto cuando me pregunto qué hago yo para que un pibe viva dentro de la sociedad y como Dios manda. Dios nos da capacidades para que las desarrollemos. La droga hace que esas capacidades no se puedan desarrollar como corresponde.

En estos 15 años hemos descubierto y realizado dos cosas bien concretas: el abordaje territorial y el abordaje integral de las adicciones.

Le damos lugar y cuidado a aquellas personas que viven en nuestro barrio y caen en el consumo de drogas. Y sabemos también que todos los agentes de prevención están dentro de barrio. El catequista, el que hace deportes, el que está educando son agentes de prevención.

Por esto creemos en las “3 C” (Capilla - Club - Colegio) instalados en cada barrio. Creemos que es una fórmula de la comunidad organizada la que, en este tiempo de individualismo y globalización,  sigue siendo el horizonte de la tarea de los curas de las villas y de las organizaciones de los barrios.

En este día queremos destacar que tenemos que ir hacia la construcción de comunidades organizadas. El Registro Nacional de Barrios Populares (ReNaBaP) cuenta más de 5.000 barrios. Qué lindo sería encontrar en cada uno de ellos una comunidad organizada para que pueda ser agente preventivo en la misma barriada. Y que el que tiene un problema de adicciones encuentre su primera respuesta dentro del mismo barrio.

Ahí están los Hogares de Cristo: una posibilidad que da el abordaje territorial de las adicciones. Por esto se fueron replicando rápidamente. El primero tuvimos la gracia de hacerlo con el Papa Francisco cuando yo era párroco en la Villa 21 en CABA y él era arzobispo de Buenos Aires. Allí se inició un recorrido que después se multiplicaría. Porque hay sacerdotes, religiosas, laicos que han hecho propio este camino de darle esa primera posibilidad de recuperación a esa persona —no derivarla— y hacerse responsable de ese feligrés de esa comunidad.

Y, por supuesto, también considerar la integralidad de su vida. No se trata solamente de “él y la droga” sino de “él y su realidad”. La falta de trabajo y capacitación, los problemas familiares y con su vida pasada, tienen que ver con sus adicciones. Si no abordamos la integralidad de su vida vamos a lograr que por un instante deje la sustancia, pero no pensemos que lo hemos recuperado.

Por eso el Hogar de Cristo apunta al abordaje en el territorio e integral de las adicciones. Es importante que aquel que da trabajo le dé la posibilidad a un recuperado. Es importante que los que hacen campañas de documentación se los den primero a estos chicos. Que los que se dedican a la medicina les faciliten obtener una cobertura. Todos podemos participar en la recuperación de hermano que está caído. Es importante el profesional, el psicólogo, el psiquiatra, y será importantísima (aunque lo desprecie el mundo intelectual) aquella persona que lo acompañe afectivamente y efectivamente con trabajo, capacitación, educación, con lo que tenga a su alcance. Esa madre que a lo mejor no es su mamá biológica pero le da la fuerza y el cariño para salir adelante. 

Con el lema “Ni un pibe menos por la droga” el Hogar de Cristo empieza su Peregrinación y con este mensaje: “Recibir la vida como viene”. Es importante que todos los asumamos, especialmente que la clase política lo tome como prioridad.

No pensamos que la droga sea algo bueno.

No pensamos que haya que cambiar quien la distribuya.

Pensamos que es algo malo.

Cuando llega a la vida de los más pobres es destructiva.

Cuántas madres llegan a nuestras parroquias llorando por la situación de sus hijos. No hay respuestas porque no hay leyes ni formas de contención. Y ahí están nuestros centros y tantos de otras organizaciones que tienen esta intencionalidad; seremos diferentes pero tenemos el mismo espíritu: ayudar al caído.

Los Hogares de Cristo levantamos estas banderas: “Ni un pibe menos por la droga”, “Recibir la vida como viene”. Más allá de cómo sea tu organización y dónde estés, plegate a estos lemas.

Con tan buena intencionalidad y organizando los barrios, nuestros Centros Barriales se hicieron carne en una política estatal: Los Centros de Atención Comunitaria (CACs). Muchas veces fueron la única presencia y que ha sido posible en distintos gobiernos porque empezaron durante la presidencia de Cristina Fernández, siguieron en la presidencia de Mauricio Macri y ahora siguen con Alberto Fernández. Esto es algo positivo y hay que incentivarlo para multiplicar las posibilidades de recuperación con respuestas rápidas y concretas.

En este día, digamos juntos “Ni un pibe menos por la droga” y tratemos todos juntos de vivir el compromiso más allá de nuestras ideas y diferencias, porque esta tarea necesita del esfuerzo y la unión de todos los argentinos.

 

Padre José María “Pepe” Di Paola

Presidente de la Federación Familia Grande Hogar de Cristo

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