Un día después de la reunión de la conducción del Episcopado con Mauricio Macri , el padre Jorge Oesterheld, vocero del organismo que reúne a los obispos, insistió en que la Iglesia percibe "inquietud entre la gente", a raíz de la sanción de la reforma previsional.

Mientras el Presidente le garantizó al obispo de San Isidro y titular del Episcopado, Oscar Ojea, que "cuando los jubilados empiecen a cobrar se darán cuenta de que la plata les rinde y se van a quedar más tranquilos", Oesterheld planteó que "los índices de pobreza no se modifican y persiste "una pobreza estructural muy preocupante".

El vocero del Episcopado se refirió, también, a los graves hechos de violencia que rodearon al tratamiento del proyecto en los alrededores del Congreso. "Cuando explota la violencia de esa manera, hay una primera responsabilidad en el violento. Pero hay una responsabilidad institucional entre quienes no encontraron la forma de que eso no llegara a esos extremos", dijo, al transmitir la visión de la Iglesia.

Ante estas situaciones de violencia, la conducción del Episcopado reclamó la necesidad de que haya "gestos de grandeza y pacificación de parte de los hombres y mujeres públicos".

En el mismo sentido se expresó el obispo de la diócesis bonaerense de Merlo-Moreno, Fernando Maletti, en un mensaje que transmitió junto con su obispo auxiliar Oscar Miñarro. "No tenemos palabras para expresar el dolor y la tristeza que nos conmueven, después de lo vivido en ocasión del comienzo del tratamiento de la reforma previsional".

"Ninguna forma de violencia puede aceptarse. Como pastores de este pueblo, una vez más pedimos el diálogo y la consiguiente construcción de consensos como el único camino para la convivencia en la amistad social así como para la aprobación de leyes importantes que afectan al conjunto de la población, especialmente a los más pobres y frágiles", advirtieron en un comunicado.

También el obispo castrense, Santiago Olivera, llamó a construir la paz social y dijo que "acciones como la que hemos vivido ante el santuario de la democracia, que es el Congreso nacional, constituyen un signo de intolerancia inadmisible e incomprensible".

"Una vez más, la paz social ha sido agredida. En nuestra patria se debe garantizar y respetar a toda la comunidad y a cada uno de sus integrantes el derecho a manifestarse, pero sin violencia", insistió el obispo Olivera, que ejerce su ministerio pastoral sobre los miembros de las Fuerzas Armadas y de seguridad y sus familias.

Francisco evita la polarización

El arzobispo Víctor Fernández, rector de la UCA y de estrecha confianza con el Papa, estimó que Francisco visitará la Argentina cuando "haya un ambiente menos polarizado". En diálogo con el portal español Religión Digital, dijo que "el Papa es libre y no se deja presionar", pero lamentó que "no se pueda hablar de nada sin que te lo interpreten políticamente".