Economía solidaria, pide el arzobispo en carta pastoral

Economía solidaria, pide el arzobispo en carta pastoral

Promover la fraternidad y la economía solidaria para superar la pandemia, pide el arzobispo de Asunción, monseñor Edmundo Valenzuela, en una carta pastoral dirigido a los consagrados y fieles de la arquidiócesis. Contiene además líneas pastorales.

El documento desarrolla cinco ejes. El primero se centra en el Año de la Eucaristía, el segundo retoma la línea de formación del discípulo misionero, mientras que el tercero reflexiona sobre la Encíclica del papa Francisco “Fratelli tutti”, que ayuda a superar discordias e indiferencias en relación al otro. El cuarto eje se refiere a la comunión de bienes, como “economía solidaria” o pastoral del diezmo. Y, finalmente, en el quinto eje se centra en la educación y prevención de abusos de menores.

Valenzuela apuesta en la “fe en Dios”, luego de la pandemia, que dejó secuelas en todos los estamentos de la sociedad y de la Iglesia. Al mismo tiempo, siempre en esta perspectiva, pide a las parroquias e instituciones educativas invocar la intercesión de San José, patrono de la Iglesia, en este tiempo de sufrimiento ante la falta de trabajo.

El arzobispo reconoce deficiencias en la catequesis y exhorta a los párrocos que se animen a la conversión pastoral misionera y apoyen a sus fervorosos catequistas ofreciéndoles tiempo de encuentro y formación y medios para la ejecución de los programas parroquiales de catequesis.

En otra parte, se destaca la contribución de las mujeres en la catequesis. “Las comunidades cristianas están constantemente animadas por el genio femenino y la claridad de su conciencia evangélica por lo que se reconoce como esencial e indispensable su contribución en la realización de la vida pastoral, animándola y clarificándola con la gracia del Espíritu Santo”, afirma.

Valenzuela cree fundamental promover la fraternidad y en ese sentido menciona que el papa Francisco, con su nueva Encíclica “Fratelli Tutti”, ayuda a abrir caminos de esperanza, en un mundo poscovid, para que seamos capaces de reaccionar con un sueño de fraternidad y amistad social.

Afirma que el pontífice presenta tres desafíos:

Primero, superar la antropología que mata al hombre por la manipulación de la verdad.

Segundo, un nuevo estilo de vida se construye “en el poder buscar juntos la verdad en diálogo”.

Tercero, pensar y soñar en una nueva humanidad orientada por la libertad, igualdad y fraternidad; valores básicos para caminar hacia la amistad social y fraternidad, percibiendo cuánto vale un ser humano, cuánto vale una persona siempre y en cualquier circunstancia.

Ante la situación que atraviesa el mundo y el Paraguay, el arzobispo cree fundamental la economía solidaria, que encuentra su realización en la “comunión de bienes” entre los hermanos, que se proponen crear unos mecanismos de amistad social. A partir de la comunión, el desarrollo humano integral y las alianzas con la sociedad civil orientarán los tesoros del corazón hacia los valores del reino. Un camino, un proceso donde se discierne y opta, conformando comunidades cristianas, en salida misionera.

Tampoco desconoce la tendencia al mal, cuya conducta impacta en los ámbitos de la educación, de la política, de la acción social y de las costumbres, y ante estas situaciones aboga por dar testimonio del amor de Dios, administrando los bienes a favor de la gente. “En particular modo, se espera de nosotros una manera ejemplar de ser iglesia austera al servicio de la evangelización y en atención a los pobres”, refiere la carta.

Educación y prevención para abuso cero

Un apartado de la carta pastoral de Valenzuela para la Arquidiócesis se refiere a los abusos y en ese sentido advierte la gravedad de estos hechos en todas las instituciones y las familias. “Hemos heredado un serio problema, difícil de superarlo. Con todo, nos proponemos a seguir educando en la prevención de abusos. Soñamos con una constante educación de parte de todos los agentes pastorales, sea de las parroquias como de las instituciones educativas. Debemos lograr “cero abusos”, fruto de nuestra concientización y de nuestro cuidado pastoral hacia los menores y los minusválidos”, dice el documento.

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