Sacerdote español que evangelizó Argentina, más cerca de ser santo

Sacerdote español que evangelizó Argentina, más cerca de ser santo

El padre Martín Martín Martín-Tereso fue conocido por pedalear miles de kilómetros para llevar el Evangelio a los lugares más recónditos. Iba siempre en bicicleta. Varias veces se la robaron y él decía que seguramente el otro la necesitaba más que él.

Ya habló el propio Papa Francisco sobre el padre Martín Martín Martín-Tereso: «La Iglesia necesita referentes como él». Ahora, el sacerdote diocesano operario que nació en Toledo y falleció Argentina ha dado un nuevo paso hacia la beatificación, en una ceremonia en el seminario mayor de Tucumán (Argentina) coincidiendo con la celebración del Corpus Christi. Don Martín era un sacerdote ejemplar querido por todos sus allegados que desarrollo su vida de santo a pie sin separarse de su bicicleta.

El padre Marcelo Lorca hizo referencia a la experiencia de persecución religiosa que vivió Martín en España durante su juventud y cómo le sirvió en su entrega pastoral en Argentina. También destacó el trabajo de quienes tuvieron a cargo la recopilación de más de 50 testimonios de quienes compartieron su ministerio.

«Iba siempre en bicicleta. Varias veces se la robaron y él decía que la había regalado, que seguramente el otro la necesitaba más que él», aseguró el arzobispo de Tucumán.

Ordenado sacerdote el 11 de junio de 1949, se consagró a la Hermandad de Sacerdotes Operarios un mes más tarde. En esta institución desarrolló su ministerio a lo largo de toda su vida, primero en varios seminarios de España, Uruguay y Brasil. Pero, sobre todo, en Argentina, donde trabajará más de un cuarto de siglo.

La vida de Don Martín es el testimonio de una vida entrega a Dios con la alegría de cada día. Es conocido por todos los que en una ocasión le regalaron una bicicleta y al poco tiempo la donó a alguien que la necesitaba y así tantos gestos de pobreza y de austeridad en la que quería vivir porque dependía sólo del amor de Dios.

Entre las autoridades se conocía y valoraba al padre Martín, era un personaje popular, el «padre de la bicicleta», porque siempre se desplazaba en una; más tarde el apelativo sería «el santo de la bicicleta». A cualquier hora estaba dispuesto a visitar a los enfermos graves que se lo pedían, uno de los servicios que más le agradecieron creyentes y no creyentes.

Fue en los últimos años de su vida en Tucumán (Argentina) el momento en el que entre la población fue creciendo el cariño, el reconocimiento y, poco a poco, la fama de santidad de Martín. Falleció la tarde del 25 de junio de 2011 de un repentino infarto. La noticia de su fallecimiento se esparció con rapidez y la gente acudió en masa a su capilla ardiente y sus funerales.

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