Dolor en el adiós a Mons. Maletti, pastor entregado y humilde que no buscó halagos

Dolor en el adiós a Mons. Maletti, pastor entregado y humilde que no buscó halagos

Con una misa de cuerpo presente presidida por el cardenal Poli, la comunidad diocesana de Merlo-Moreno brindó su último adiós a su pastor, agradeciendo por su vida y su entrega a Dios y al pueblo.

Con una misa presidida por el arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la Argentina, Mario Aurelio Poli, la comunidad de Merlo-Moreno ofreció el último adiós a su obispo, monseñor Fernando Carlos Maletti, fallecido en la tarde del martes 8 de marzo.

La misa de exequias tuvo lugar en la catedral Nuestra Señora del Rosario, de Moreno, y fue concelebrada por un gran número de obispos, entre ellos el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina y obispo de San Isidro, monseñor Oscar Vicente Ojea y sus obispos auxiliares, monseñor Guillermo Caride y monseñor Raúl Pizarro; el obispo auxiliar de Merlo-Moreno, monseñor Oscar Eduardo Miñarro y su obispo emérito, monseñor Fernando María Bargalló; el obispo emérito de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frassia, quien tuvo a su cargo la homilía; el arzobispo de Mercedes-Luján -cabecera de la provincia eclesiástica- monseñor Jorge Eduardo Scheinig y el nuncio apostólico, monseñor Miroslaw Adamczyk.

También fueron concelebrantes el obispo de San Carlos de Bariloche, diócesis de la que monseñor Maletti fue pastor, monseñor Juan José Chaparro; el arzobispo de La Plata, monseñor Víctor Manuel Fernández; el obispo de Morón, monseñor Jorge Vázquez; el obispo de San Martín, monseñor Martín Fassi; el obispo de San Justo, monseñor Eduardo García; el obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Marcelo Julián Margni; el obispo de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Lugones SJ y su obispo auxiliar, monseñor Ignacio Medina; el obispo de Quilmes, monseñor Carlos José Tissera; el obispo de Gregorio de Laferrere, monseñor Jorge Torres Carbonell; el obispo de Zárate-Campana, monseñor Pedro María Laxague; los obispos auxiliares de Buenos Aires, monseñor José María Baliña, monseñor Enrique Eguía Seguí, monseñor Joaquín Sucunza y monseñor Gustavo Carrara; el obispo emérito de San Isidro, monseñor Jorge Casaretto; el obispo auxiliar de Corrientes, monseñor José Adolfo Larregain OFM, y el obispo prelado de Esquel, monseñor José Slaby CSsR.

La ceremonia de cuerpo presente contó con una gran concurrencia de la comunidad, que escuchó con atención la homilía de monseñor Frassia, quien recordó al obispo de Merlo-Moreno en su pascua.

“Estamos celebrando la pascua de monseñor Fernando Maletti, compañero y amigo desde los inicios del seminario. Pero estamos celebrando como Iglesia reunida hoy en el Espíritu Santo como pueblo de Dios, y todos nosotros formamos parte de ella porque Cristo se ha sacrificado, porque Cristo ha dado la vida por nosotros, porque Cristo murió y resucitó, nosotros hoy estamos reunidos aquí”.

“Es importante saber que la presencia de Jesús resucitado tiene que calar muy hondo en cada uno de nosotros como pueblo de Dios, porque si Cristo no hubiera resucitado, inútil sería nuestra fe. Pero Cristo venció, con su muerte y su resurrección, los dos enigmas: el pecado y la muerte, que ya no tiene la última palabra”.

 

“Hoy, confiando y creyendo en el Señor, despedimos a un pastor creyente, un pastor que dio su vida por el Señor y por la Iglesia, en toda una trayectoria, en todo un itinerario. Me decía hace un rato uno de sus hermanos que a los 12 años ingresó al seminario, quería entrar y sus padres, católicos practicantes le decían que esperara un poco más, pero él insistía y entró a los 12 años, con los pantalones cortos en aquella época”, recordó.

“Y así fue su trayectoria, Dios fue haciendo en él, lo fue llevando como tenía que llevarlo, por distintos lugares, ministerios, y él siempre con su bonanza, con su bondad, con su entrega, con su espíritu conciliador, porque siempre quiso hacer el bien a todos, se entregó y se dejó comer por todos. Pero tuvo una característica: no se buscó a sí mismo. No buscó halagarse, fue relamente un hombre y pastor entregado y humilde, que no es poco decir”.

“Y como Iglesia, nosotros le damos gracias por su entrega, por su testimonio, por su disponibilidad, por su servicio, y le pedimos hoy al buen Dios que lo reciba en su Reino porque este hombre realmente vivió en ese espíritu de pastor que el Señor y la Iglesia le concedió y le pidió”.

El prelado consideró importante la Iglesia diocesana, aunque aclaró que no puede nombrar todos los lugares donde estuvo monseñor Maletti, para no olvidarse de nadie. “Pero ciertamente en todos los lugares, con esa misma característica, con ese mismo modo de ser demasiado bueno, y a veces algunos podrían abusar de su bondad, pero él seguía siendo bueno”.

“Quiero destacar el servicio y la disponibilidad de su obispo auxiliar, monseñor Oscar Miñarro, que lo acompañó en todo su periodo, y como lo acompañó él, también lo acompañaron los sacerdotes y los diáconos; y su familia que siempre estuvo a su lado, acompañándolo hasta sus últimos días, en sus sufrimientos, en sus dificultades, en la preparación de su partida. Y eso es la Iglesia, eso es una familia grande, una familia a la que estamos vinculados no sólo por la sangre, sino por el Espíritu, que está presente en esta Iglesia diocesana, en su familia y en todos los que lo quieren”, señaló, animando a darnos cuenta de la fuerza del Espíritu en nuestras vidas.+

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