Los inicios siempre son importantes marcan la pauta de cómo las cosas se desarrollan más adelante. Las primeras dos palabras de la Torá hablan sobre la Creación, son por demás enigmáticas y concentran en ellas muchos de los significados que a lo largo de los años los filósofos judíos han intentado desentrañar. Están construidas en una forma verbal especial y el simple hecho de que sean las primeras despierta ampliamente la discusión. Aunque la gran mayoría de los comentaristas importantes concuerdan en las líneas básicas sobre el significado de estas dos palabras, dependiendo de a cuál se lea el énfasis sobre ciertos elementos serán distinto, pues cada uno aporta una visión más clara para el momento en que se habla.
Rashi es el primero en señalar la construcción extraña del verbo y hacer un análisis lingüístico extenso sobre la palabra misma. Najmánides complementará estos comentarios rescatando la tradición cabalista, ahondando en lo que Rashi mismo ya señaló y mostrando a la Creación como base de la fe judía. Mientras que Sforno hablará del tiempo y la materialización del mismo a través de la Creación. Rab Hirsch, por su lado, se centra en lo que las palabras implican para la libertad del hombre y explica extensivamente los comentarios de sus antecesores. A continuación mostramos algunos de los aspectos que resaltan en su comentario y en puntos pertinentes citamos el texto.
D-os y la materia“Reshit” una conjugación rara
Toda palabra en hebreo tiene tres partes, el artículo o la preposición, la raíz y la terminación que muestra si es un verbo conjugado, un sustantivo o un adjetivo. La primera palabra de la Torá es Bereshit y en este caso: la bet es la preposición, “rosh” que al formar la palabra se pronuncia “resh” es la raíz; e “it” es la terminación. “Rosh” generalmente quiere decir inicio pero sólo en ocasiones muy específicas la Torá usa la terminación “it” con esta raíz como es el caso de ahora; usualmente se usa la palabra “rishona” para referirse a un inicio.
Esa forma tan rara de conjugar la palabra es lo que lleva a los comentaristas a realizar el análisis textual y descubren que sólo se usa “reshit” para hablar de Israel, de las primicias (las primeras frutas que se llevaban al templo como ofrenda) y de la Torá. Eso impulsa la pregunta de qué tipo de inicio se refiere el pasaje o si realmente está hablando de un inicio como tal.
El origen del movimiento
Tanto Sforno como rab Hirsch a través de un análisis textual extensivo abogan por decir que la Torá no habla de un inicio espacial sino de un inicio temporal:
“La afinidad fonética con רעש y רחש, de las cuales la una significa un movimiento local y la otra un movimiento interno, enseña que debemos entender ראש [rosh / resh] como la sede del movimiento, como aquel órgano del que toma su origen todo movimiento externo e interno. Por eso se llama ראשית [reshit] al principio de un movimiento, al principio temporal, nunca al espacial. El principio espacial se llama como el final קצה; son sólo los dos puntos finales de una extensión, que, según el punto de vista, puede ser principio o final.” (rab Hirsch)
Bajo este análisis Bereshit viene a indicarnos que D-os se encuentra fuera del tiempo y la materia y “reshit” significa el inicio de esa Creación ex nihilo que sale o emana de D-os mismo.
El origen de la libertad
Para rab Hirsch este punto es sumamente importante pues el hecho de que D-os haya creado la materia y el tiempo implica que D-os mismo se encuentra fuera de él y considera esta premisa la base del pensamiento judío y la principal enseñanza que D-os quiere trasmitir al hombre a través del tiempo y la Torá. La idea contraria, que D-os no fue el creador del tiempo y la materia sino únicamente su formador, implicaría que D-os mismo está atado a la materia y no existe fuera de ella. No tendría voluntad ilimitada, pues estaría atado a las mismas restricciones que el ser humano tiene con su cuerpo.
Más grave aún para rab Hish la idea de un D-os limitado nos priva de toda idea de libertad en este mundo. Pues si D-os fuera únicamente el formador del mundo y no su creador no existiría la posibilidad para el perfeccionamiento en este mundo, el mundo como tal estaría determinado a sus limitaciones materiales. La maldad sería un efecto de la deficiencia material la cual ni D-os ni el hombre podrían redimir ni perfeccionar: “El hombre podría llegar a ser tan poco dueño de su cuerpo, como Dios dueño del mundo material… La libertad se habría desvanecido del mundo, una necesidad ciega y sombría comandaría el mundo junto con su Dios y su hombre.”
Como tal Bereshit implica el mundo creado por un D-os libre que lo forma a gusto sin limitaciones y que compartió de su libertad con el ser humano al hacerlo a imagen y semejanza y darle de su aliento divino. Implica que todas las leyes materiales dependen de D-os y no al revés.
La importancia del perfeccionamiento
A su vez el posible perfeccionamiento del hombre es la base de la libertad que lo conforma:
“El בראשית [Bereshit] mundo creado por Dios no es el mejor posible, sino el único bueno; corresponde con todos sus males aparentes al plan de sabiduría de su Creador, que podría haberlo creado de otra manera, si esta otra hubiera sido más conforme a su voluntad. El בראשית [Bereshit] hombre creado por Dios tiene con todos sus defectos morales la capacidad de corresponder en la más alta perfección moral al ideal moral puesto ante él por su Creador; la posibilidad misma de su falta pertenece a su perfección moral; la posibilidad misma de su carencia pertenece a su perfección moral; es, después de todo, la condición básica de su libertad moral, y tanto el mundo como el hombre alcanzarán la meta más alta del bien para el que ambos han sido creados; porque el Dios que les fijó esta meta los creó a ambos para esta meta con su libre albedrío omnipotente, no obstaculizado por nada.”
Al final como recordamos en el kidush de Shabat se llegará al reconocimiento absoluto de D-os en el mundo, pues el mundo fue formado bajo bases precisas para llegar ello. Si hubiera sido más conveniente de otra forma, el mundo y el hombre hubieran sido creados bajo otras directrices.
La Torá
Finalmente a Moisés, Israel y la Torá se les llama “reshit” porque también marcan para siempre una nueva era en el desarrollo humano y en su relación con D-os. Fueron los primeros en realizar el ideal que D-os tenía preparado para el hombre. Las primicias, a las que también se les llama “reshit” son las primeras frutas que se ofrecen en el Templo a D-os. Al igual que Israel simbolizan el regalo que el hombre le regresa a D-os a través de su esfuerzo. Mientras que “Bereshit” el inicio de la Creación de D-os representa el ideal que D-os crea, los ideales que pone frente al hombre y le enseña a buscar.
“Se dice que Dios miró dentro de la תורה [Torá] y después creó el mundo. Reconocemos así en esta בראשית [Bereshit] la piedra angular de nuestra conciencia de Dios y del mundo y del hombre, y comprendemos cómo, cuando esta conciencia había menguado y debía ser levantada de nuevo, la conmutación libre e irrestricta de Dios con el mundo, sus sustancias, fuerzas y leyes, debía ser declarada por los milagros, que, como נסים [nisim / milagros], marcadores elevados y signos orientadores, debían conducirnos a la recuperación de la conciencia de la libre omnipotencia de Dios, conciencia que, como se ha indicado, constituye la condición previa de toda conciencia humana moral, por tanto la condición previa de todo nuestro comportamiento hacia el תורה”
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