Padre “Pepe” Di Paola: “Hablamos de comunidad organizada para que no haya ni un pibe menos por la droga”

En diálogo exclusivo con Caminos Religiosos, el padre José María “Pepe” Di Paola hizo un balance de la Peregrinación Federal de la Familia Grande Hogares de Cristo junto a la Virgen de Luján. El crecimiento de los centros barriales, la potencia del mensaje “Ni un Pibx Menos por la Droga” recibido en barrios populares de todo el país y la organización de la comunidad como respuesta al individualismo, la invisibilización y el descarte.  

Van cuatro meses de Peregrinación y quedan cuatro más ¿Qué balance podés hacer hoy? 

Es realmente muy positivo, empezando por el inicio que fue Capital Federal, el AMBA, la celebración en el Luna Park y luego la peregrinación a Luján que dio inicio a la etapa federal. Nos propusimos recorrer todas las provincias con un mensaje contundente y de mucho compromiso, y compartir con los centros barriales que hay por todo el país que tienen realidades diversas y propuestas muy interesantes. Todo eso acompañados con el paso de la Virgen de Luján, que es muy emocionante y motivador en cada lugar, al punto que encontramos muchos que quieren comenzar un Hogar de Cristo después de los encuentros.  

¿Cómo es recibido el mensaje de los Hogares de Cristo? 

Cuando elegimos el lema, además de la visita a los centros barriales, teníamos que llegar con una propuesta a la comunidad. Una propuesta que estamos realizando y tenemos que seguir haciéndolo y no delegar a otros. Muchos piensan que el Estado tiene que solucionar problemas y en el Estado algunos piensan que las organizaciones tienen que arreglar los problemas. Nosotros hablamos de comunidad organizada donde todos tenemos un granito que poner.  

Vamos siempre con la propuesta abarcativa del barrio que es una Capilla, un Club y un Colegio. Sabemos que es mucho más amplio. Pero a cada lugar que vamos podemos abordar temas importantes:  por ejemplo, en Tucumán pudimos hablarle al poder público fiscal. En Santa Fe ponderamos la importancia del deporte. En Chaco hablamos de la comunidad organizada. Así como una persona se realiza en una comunidad los chicos se recupera en la comunidad. Ese es nuestro paradigma. 

La Peregrinación pasó por Rosario ¿qué sentís al llevar el lema a una ciudad donde esta tan latente el narcotráfico?  

A Rosario si bien tiene sus características, lo veo parecido al Gran Buenos Aires. Tenemos ahí un grupo de curas y laicos trabajando en la familia grande y es la otra cara de la moneda. No son los asesinatos, los pesados del narcotráfico, sino que son los que se propusieron trabajar como gran familia en el territorio y van siendo cada vez más. Para nuestra alegría, pudimos ver en la misa del sábado una iglesia llena de chicos de Rosario que se están recuperando, sumado a los chicos y chicas que venían de la peregrinación y eso es muy motivador. Y seguimos viendo que nuestra perspectiva se va proponiendo en otros lugares.  

¿Cómo es la propuesta de Capilla, Club y Colegio? 

La familia de Hogares de Cristo apunta a ser contención comunitaria de quienes sufren el flagelo de la droga. Nuestra propuesta de club, capilla y colegio es una propuesta de abordaje integral que significa como llegar a un trabajo preventivo, como diría Don Bosco. Por darte un ejemplo, el Renabap, si cada barrio tiene su club, capilla y colegio funcionando correctamente y articulando, muchos pibes no caerían en la droga.  

Es una propuesta contundente que no se encuentra en todos lados ¿Cómo se trabaja para que se hable y se aborde el tema? 

Es uno de los objetivos de la peregrinación, despertar conciencia. El flagelo de la droga ya es uno de los dramas de los argentinos. Lo que pasa es que es difícil porque a la gente se le ofrecen siempre otros temas. Los grandes medios de comunicación no levantan el sufrimiento de los más vulnerables por las drogas y la posibilidad de recuperar con esperanza su vida, su identidad. Eso no entretiene, si no es mala noticia pareciera que no se comunica.  

¿Crees que hay una decisión de invisibilizar?  

Yo no sé si es una decisión o es que hay a quienes no les interesa, porque en realidad somos un pueblo que siempre cuidó la vida, pero últimamente el individualismo se metió tanto...Tenemos que retomar el camino de la organización de tiempo atrás, por eso insistimos en la comunidad organizada. El individualismo es tan fuerte que podés tener tipos que piensan opuestos en política, pero ambos están viciados en individualismo. El liberalismo se metió en la sociedad argentina, es una sociedad del consumo. Eso hace que estos temas sean invisibles. Si interesan para algunos negocios, fíjate que a la par que nosotros caminamos ayudando a los pibes que salgan de la droga se hizo una Expo cannabis a nivel nacional… 

Si bien hay poco interés del poder mediático, puede percibirse que hay cierto interés del poder político… 

Sí, claro, hay muchos en la Argentina que piensan que esto es un tema importante y apoyan el “Ni un pibe menos por la droga”. Una vez que te sentás a hablar se dan cuenta. Pero si no lo ponen en los primeros temas de sus agendas, queda para lo último. Y después eso tiene sus consecuencias que todos y todas conocemos, el que termina entrando en la cárcel es el pibe que estuvo consumiendo. Y eso no es cosa del AMBA o de Rosario, pasa en todos lados. Se termina marginalizando la situación y la persona cae en muchos problemas que podían haberse evitado. Por eso, la propuesta de firmar el acta de independencia de los pibes y pibas con respecto a las drogas en la Casa Histórica de Tucumán fue muy lindo, muy potente y agradecemos a todos los que participaron.  

¿Qué sentís después de 15 años de trabajo de los Hogares de Cristo y que te reciban en todos lados? 

Es una alegría. Cuando empecé estábamos en Caacupé, que es una parroquia especial, y lo inicié como una respuesta. Me acompañaban el Padre “Charly” Olivero como cura y al Padre “Tano” Angelotti, que entonces era seminarista. Surgió en una mesa con muchas otras ideas y fue en mi cabeza de párroco de estar cansado de la burocracia, de ausencias del Estado y de no responder a ningún problema real de los chicos. Ahí dije listo, partamos la parroquia y vamos hacer así. Nunca pensé que iba a ser más de eso. Después me di cuenta que los demás curas de las villas estaban empezando, después me toca ir a Santiago del Estero y cuando vuelvo me encuentro muchos centros más. Y fue un efecto de la providencia. Si hay alguien que creyó en la providencia son los curas villeros, porque no es el esfuerzo de cada uno fue Dios quien lo fue regando y desparramando por todo el país. 

¿Hacia dónde crees que va este trabajo de tantos años y de todos los días? 

Lleva a leer las cosas de una forma diferente. Es fácil decir “alguien tiene que pelear contra el narcotráfico” y se envían a las fuerzas federales, a la política o quien sea, pero termina sosteniéndose. Esto que hacemos, es una realidad. La realidad que está a nuestro alcance: abrir un comedero, armar un potrero un club para que los chicos jueguen, que la capilla esté abierta y que llevemos de campamento a los chicos.  

¿Cómo sigue la Peregrinación? 

Ahora toca ir al sur. Tenemos bastante trayecto en los centros y luego haré la parte del Atlántico con el colectivo de la Peregrinación, partiendo desde Río Gallegos. Cada día que pasa, en cada lugar al que voy, no dejo de conmoverme con cada testimonio.  

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