Mons. Poli: “El dinero que corre detrás de la trata está manchado de sangre”

Mons. Poli: “El dinero que corre detrás de la trata está manchado de sangre”

Se celebró en la Plaza Constitución, la 9ª misa por las víctimas de la trata de personas y la exclusión, en la tarde del viernes 23 de septiembre. Siguiendo los pasos del hoy papa Francisco, el arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Mario Aurelio Poli, aseveró que “el dinero que corre detrás de la trata está manchado de sangre”, y manifestó su denuncia contra “aquellos que negocian con el maltrato humano”.

Por noveno año consecutivo se celebró una misa para rezar por las víctimas de la trata, la explotación laboral y la exclusión. Siguiendo los pasos del hoy papa Francisco, el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Aurelio Poli presidió la Eucaristía. Participaron sacerdotes, religiosos, agentes pastorales, activistas y víctimas de estos delitos. 

En su homilía, el cardenal Poli llamó a “no ser indiferentes a los dramas humanos”, a los que “lamentablemente nos vamos acostumbrando”. Y aseguró: “Vamos a denunciar desde la Eucaristía a aquellos que negocian con el maltrato humano”. 

“El dinero que corre detrás de la trata y de todos los maltratos que hay en la Argentina están manchado de sangre, no sirve, circula mal, no construye, no nos va a dar progreso, nos va a dar miseria”, aseveró. 

Y destacó: “Si no tenemos compasión del dolor que significa toda explotación humana no podemos hacer nada por nuestro prójimo”. Finalmente, monseñor Poli pidió a Dios “que nos conceda un corazón como el del Buen Samaritano, compasivo, con una búsqueda incansable de la justicia y que no seamos nunca indiferentes al dolor de los demás”. 

Luego de sus palabras a los fieles, los presentes acercaron como ofrendas al altar una máquina de costura, un carro y una bolsa, materiales de trabajo, una balanza "invocando la búsqueda de justicia", una vela encendida "para que ilumine y de visibilidad a las víctimas esclavizadas", una vasija de barro "como singo de la fragilidad de la vida", y una red que simboliza a las mujeres captadas para la explotación sexual. 

Al momento de la oración colecta, se rezó “por los migrantes que sufren todo tipo de discriminación”, “por las mujeres en situación de prostitución que puedan encontrar puertas abiertas para una vida digna”, “para que de fuerzas para que terminen las humillaciones, la exclusión y las desapariciones de personas”, y “para que se reglamente la Ley de Trata y se sancionen leyes como el cierre de prostíbulos, la auditoría de marcas de ropa de creación de polos textiles y la ley de incautación de los bienes de la mafia como reutilización social”. 

La concurrida misa que reunió especialmente a cartoneros, costureros, religiosas y sacerdotes, fue convocada por la Comisión Episcopal de Migraciones y Turismo, y numerosas instituciones que trabajan en estas problemáticas, tales como la organización Puerta Abierta Recreando, las Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor, las parroquias del Decanato Boca-Barracas-Constitución, sacerdotes para las villas, Red Kawsay, Hogar de Cristo, Departamento de Migraciones del arzobispado de Buenos Aires, La Alameda y el Movimiento de Trabajadores Excluidos. 

Mensaje del cardenal Poli a los cartoneros 

Al finalizar la misa, el cardenal Poli saludó a los cartoneros, pero de manera especial a un grupo de la villa Itatí, de Quilmes el cual visitó junto a otros obispos de la Región Buenos Aires. “Nos contaron sus problemas, terribles, hay muchos hermanos nuestros que reciclan la basura, pero también hay mucho egoísmo de grandes fábricas que antes aportaban las materias primas y ahora reciclan sus propios desechos”, lamentó. 

“Desde acá les digo: No bajen los brazos. Hoy también rezamos por ustedes”, expresó haciendo su saludo extensivo a todos los cartoneros, a quienes les aseguró: “Saben que el papa Francisco los quiere mucho. Los hizo ir a Rio de Janeiro –recordó el purpurado- siempre reza por ustedes”. 

Finalmente, el obispo enfatizó su pedido “por este grupo que está pasando una crisis terrible, cuya angustia es tener que decirle a un hermano: ‘Mañana no vengas porque no hay trabajo’”. “Desde acá les decimos con toda la fuerza y con toda la bendición: No bajen los brazos, rezamos a Dios para que mueva los corazones y para que pronto puedan tener lo necesario para seguir reciclando el cartón, el vidrio y el plástico”, afirmó.

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