Grabois y Aguer, asesores del Papa Francisco y emblemas de la grieta en la Iglesia Católica

Comparte con el polémico Héctor Aguer, ex arzobispo de La Plata reconocido por ser un acérrimo crítico del Papa Francisco, un cargo en el Pontificio Consejo de Justicia y Paz. Según los sacerdotes, "contribuye a la grieta".

A pesar del rechazo que genera en el interior de la propia Iglesia Católica, en donde aseguraron que “Grabois contribuye a la grieta” con su trato violento, la toma de tierras y la fuerte decisión de crear un quiebre entre los curas villeros y aquellas esferas de la iglesia vinculadas a la intelectualidad, el Papa Francisco decidió incluirlo en su equipo allá por el año 2016 y aún lo mantiene en su círculo más estrecho.

Los voceros del Episcopado intentaron ocultar el verdadero rol de Grabois en el Vaticano. Avergonzados, enojados o traicionados, aseguraron que “no tiene ninguna intervención orgánica ni institucional”. Sin embargo, la presencia del dirigente social en el armado del Papa, que comenzó en el 2005, se afianzó en la misa por los cartoneros y excluidos del 2008 y se consolidó en los últimos años, ya se había materializado en un cargo formal.

Las comisiones que existen en la santa sede son consejos que asesoran al Papa Francisco en diferentes temáticas. En el caso de Juan Grabois, se trata del Pontificio Consejo de Justicia y Paz, que trata sobre la doctrina social de la iglesia y temáticas que van desde la pobreza a la distribución de los ingresos.

Dentro del consejo existen varias categorías. El presidente es el cardenal Peter Turkson, de Ghana, y está compuesto por un grupo de catorce cardenales de todo el mundo, ocho monseñores, entre los que figura el polémico Héctor Rubén Aguer, un puñado de religiosos y quince consultores, entre ellos Juan Grabois.

En palabras de los propios militantes de Grabois, “él es la voz del Papa en Argentina, aunque la iglesia tema admitirlo. Él es quien lleva las últimas noticias del país a Francisco y, al mismo tiempo, mantiene un importante rol en toda la región”.

La designación de Grabois creó un verdadero quiebre en el interior de la iglesia. El propio Aguer, ex arzobispo de La Plata, fue un acérrimo crítico del Papa y se encargó de cargar tintas contra la política social del Vaticano en numerosas homilías. De la vereda de enfrente se encuentran los curas villeros, especialmente el padre José María “Pepe” Di Paola, quien lo apoyó públicamente y aseguró que Grabois “les pone voz a los que no tienen voz”. 

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