Llamó al diálogo, a la unidad en la diversidad, a superar conflictos, a consolidar la democracia, a construir una sociedad más justa.
Por Elisabetta Piqué
Fustigó la corrupción, "la gangrena de los pueblos", la inequidad social, y en un discurso a los movimientos populares (cartoneros, recicladores de basura, habitantes de las villas) arremetió como nunca antes contra el sistema económico actual, "que mata".
Llamó también a un cambio de estructuras que no sólo atienda el clamor de los pobres de todo el mundo, sino el de la Tierra, transmitiendo personalmente la advertencia que hizo su última encíclica, Laudato sí'. E hizo un significativo mea culpa "no sólo por las ofensas de la propia Iglesia, sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la conquista de América".
En la primera gira pastoral por su continente, una maratón de tres países en ocho días (Ecuador, Bolivia y Paraguay), Francisco dejó mensajes de fuerte contenido social y político no sólo a los gobiernos de esta región, donde vive el 40% de los católicos del mundo, sino también a la propia Iglesia Católica, a la que llamó a estar en forma concreta del lado de los últimos.
Aclamado en las tres etapas de la gira, respaldó los logros alcanzados por estos tres países de la periferia de América latina, que últimamente tuvieron crecimiento económico, aún marcados por el drama de la inequidad social. Pero también les lanzó sutiles críticas y alentó cambios.
En Ecuador llamó a valorar diferencias y fomentar el diálogo y la participación sin exclusiones, a dejar de lado personalismos y el afán de liderazgos únicos, mensaje aplicables a otros gobiernos de la región y del mundo.
En Bolivia, donde el crucifijo tallado en la hoz y el martillo que le regaló Evo Morales causó polémica, llamó a evitar conflictos con pueblos hermanos y respaldó el reclamo de una salida al mar.
En Paraguay, invitó a terminar con las iniquidades, a trabajar en la consolidación de la democracia, a luchar por la transparencia y contra la corrupción.
"Desde el punto de vista político,en esta gira el papa Francisco demostró que la Iglesia no beatifica a los gobiernos, sino que es capaz de acompañar los procesos positivos de estos países", dijo a LA NACION Andrea Tornielli, analista de temas vaticanos y responsable de Vatican Insider, el sitio religioso de La Stampa.
"Desde el punto de vista de la Iglesia, es una invitación no sólo a la Iglesia de América latina, sino a la universal, a estar del lado de los pobres. Y el Papa lo mostró más con los gestos que con las palabras", agregó.
Francisco, de hecho, volvió a conquistar los corazones de aquellos que no creen con su sencillez, extrema humildad y acciones concretas. En los tres países que visitó siempre se trasladó en un modesto Fiat Idea, que se ha vuelto una marca registrada de este pontificado.
Quiso que en su agenda hubiera encuentros con presos, ancianos, enfermos, villeros, que fueron los que más disfrutó, como solía hacer cuando era arzobispo de Buenos Aires, pero ahora con las cámaras de todo el mundo enfocándolo. En todos esos encuentros, no sólo se puso del lado de los más frágiles, sino también, a su altura.
"¿Quién está ante ustedes?, podrían preguntarse", les dijo a detenidos y familiares de la cárcel boliviana de Palmasola, la más violenta y sobrepoblada de América latina.
"Me gustaría responderles la pregunta con una certeza de mi vida, con una certeza que me ha marcado para siempre. El que está ante ustedes es un hombre perdonado. Un hombre que fue y es salvado de sus muchos pecados. Y es así como me presento. No tengo mucho más para darles u ofrecerles, pero lo que tengo y lo que amo sí quiero dárselo, sí quiero compartirlo: es Jesús, Jesucristo, la misericordia del Padre", les explicó, haciendo llorar a los presentes.
Así, el primer papa latinoamericano también le habló a la propia Iglesia Católica, al reiterar la importancia de la misericordia, de no salir a condenar, sino a acompañar a los heridos.
"Habiendo conocido a los papas anteriores muy íntimamente y viendo ahora este papa, veo un cambio muy importante. Los papas anteriores europeos eran muy teólogos, muy filósofos, muy teóricos. Este papa es pastor, un verdadero pastor, en el sentido que conoce la realidad del pueblo, conoce los problemas pastorales, los desafíos pastorales actuales y todo su lenguaje. Todos sus consejos son en el sentido de que es urgente un cambio, es urgente mayor cercanía al pueblo, especialmente a los pobres, a los más alejados, a los más sufridos", dijo a LA NACION monseñor Luis Sainz Hinojosa, arzobispo emérito de Cochabamba, Bolivia.
Durante la gira, Jorge Bergoglio lanzó nítidos mensajes hacia dentro de la Iglesia en vista del sínodo de obispos sobre familia de octubre. En su primera gran misa de la gira, en Guayaquil, pidió rezar por el sínodo "para madurar un verdadero discernimiento espiritual y encontrar soluciones concretas a las muchas dificultades e importantes desafíos que la familia hoy enfrenta". Y rezar también "para que Dios pueda transformar en milagro todo aquello que parezca impuro, nos escandalice o espante".
Más allá de los temores de los médicos de su paso por los 4000 metros de altura de La Paz, finalmente, Francisco sorprendió por un estado físico envidiable para alguien de 78 años. "No tuvo ningún problema de salud, sorprendió por su energía, que le viene del amor del pueblo", dijo ayer el padre Federico Lombardi, que desde ese punto de vista aseveró que "fue un viaje perfecto".
LA RUTA 11 Y EL PASO FRONTERIZO, COLPASADOS
La ruta 11 y el paso internacional de Clorinda a Formosa capital estaban colapsados anoche debido al regreso de los fieles que viajaron desde la Argentina para asistir a la misa que celebró el papa Francisco en Paraguay. Pese a las expectativas que generaba en las autoridades paraguayas la presencia del papa argentino a pocos kilómetros de su país natal, fueron poco más de 154.000 los que cruzaron a Asunción. Tanto las autoridades argentinas como sus pares de Paraguay habían estimado que más de un millón de argentinos cruzarían a territorio paraguayo durante la visita papal.
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