Francisco recibió por primera vez a familiares de víctimas de la guerrilla

Francisco recibió por primera vez a familiares de víctimas de la guerrilla

Concedió una audiencia en el Vaticano a Arturo Larrabure, hijo del coronel Argentino del Valle Larrabure, asesinado por el ERP en 1975, tras un año de cautiverio; también estuvo Aníbal Guevara, cuyo padre es militar y cumple una condena por delitos de lesa humanidad.

Por Mariano De Vedia

Por primera vez en sus casi diez años de pontificado, Francisco recibió en el Vaticano a familiares de víctimas del terrorismo que azotó a la Argentina en la violenta década del 70. En la biblioteca del Palacio Apostólico se reunió durante poco más de media hora con Arturo Larrabure, hijo del coronel Argentino del Valle Larrabure, asesinado por el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) en agosto de 1975, tras un año de cautiverio, durante la vigencia de un gobierno constitucional.

Participó de la audiencia Aníbal Guevara, cuyo padre -el militar Aníbal Alberto Guevara Molina, permanece detenido, sin acceso a garantías procesales que marca la ley, como salidas transitorias o arrestos domiciliarios, a lo que se suman prisiones preventivas más allá del los plazos legales previstos. Varios oficiales, suboficiales y agentes policiales retirados enfrentan procesos similares, muchos de ellos sin condena firme, a casi 40 años de la recuperación de la democracia.

“Fue un encuentro muy cordial, lleno de simbolismos. El Papa se mostró muy afectuoso, cariñoso y comprensivo. Parecía una reunión de amigos. Conoce muy bien el caso de mi padre y escuchó atentamente lo que le planteamos”, contó Larrabure, al describir una reunión que definió como “muy emotiva”.

Larrabure agradeció al Papa por la audiencia y reconoció el compromiso de Francisco de “caminar hacia las periferias existenciales”. Y le dejó una carta en la que denuncia que “desde hace cinco décadas los deudos de las víctimas de la guerrilla vivimos en una periferia existencial, a la que nos han confinado la indiferencia de la Justicia, del Estado, y de parte de la sociedad argentina, convirtiéndonos en una nueva clase de desaparecidos: los desaparecidos de la memoria pública.

Animado por la búsqueda de un espíritu de reconciliación en el país, el hijo del militar asesinado por la guerrilla planteó la necesidad de “aprender del pasado, sin buscar arbitrariamente imponer nuestra verdad sobre la de los otros”. Y le sugirió al pontífice convocar “a un diálogo de reconciliación que nos permita extirpar las lógicas de violencia y asumir toda la verdad”.

Citó un fragmento del libro “AAmar al enemigo”, de su abogado Javier Vigo Leguizamón, en el que se revela que “tanto Jorge Rafael Videla como Mario Eduardo Firmenich aceptaron durante el gobierno de Fernando de la Rúa participar en una iniciativa de diálogo, que quedó trunca por no haber sido convocado ni por el gobierno ni por la Iglesia”.

La reunión

La audiencia con el Papa se desarrolló el lunes por la mañana, luego de la reunión que Francisco mantuvo con el presidente de Chipre, Nicos Anastasiades, para abordar la problemática migrattoria, y antes de que recibiera al jefe de Estado de Francia, Emmanuel Macron, con quien habló sobre el proceso de paz en Europa.

“Nos instó a que siguiéramos trabajando. Y, entre otras reflexiones, se preguntó hasta cuándo se va a seguir negando la historia en la Argentina”, señaló Larrabure, quien impulsa desde hace varios años la reapertura de la causa judicial sobre la muerte de su padre. Concurrió a la audiencia acompañado por su esposa, Mónica Cervini.

El caso del coronel Larrabure, muerto por el ERP luego de permanecer secuestrado un año y de pedir a su familia y a sus compañeros de armas que perdonaran y no guardaran rencor hacia sus victimarios, tiene una connotación especial para la Iglesia, dado que el obispo castrense, monseñor Santiago Olivera, impulsa la recopilación de testimonio y documentos para promover una causa de beatificación, por considerar que su muerte constituyó un martirio.

El obispo venía gestionando desde hace tiempo el encuentro con Francisco, que fue postergado dos veces por la pandemia. Incluso, inicialmente estaba previsto que participara Jovina Luna, hermana de uno de los soldados conscriptos asesinados en el ataque de los Montoneros a al regimiento de Infantería de Monte 28, de Formosa, en octubre de 1975, cuando gobernaba María Estela Martínez de Perón. Pero la mujer falleció por Covid durante la emergencia sanitaria.

En diálogo con LA NACION, Larrabure y Guevara destacaron el significado del encuentro, al señalar que Francisco “nunca había recibido en el Vaticano” a víctimas de la guerrilla. “El Papa dio un paso muy importante para visualizar la existencia de víctimas del terrorismo”, señalaron.

Puentes de Legalidad

Guevara, hijo de un militar detenido tras la reapertura de los juicios por delitos cometidos durante la dictadura militar, le transmitió al Papa la necesidad de “superar las antinomias” y relató la experiencia de la organización Puentes de Legalidad, que integra, y en la que promueve actividades en conjunto con hijos de miembros de organizaciones guerrilleras. La entidad reúne a hijos y nietos de personas imputadas en causas de lesa humanidad.

Guevara sostuvo que “fue una reunión emotiva y distendida, en la que el papa Francisco se permitió algunos chistes antes de empezar, y nos dio todo el tiempo que necesitábamos para exponer nuestra situación”.

“Nos dijo que es muy difícil tener que mendigarle a la historia algo que debería ser un derecho”, contó el hijo del militar detenido.

“Le pedimos a Francisco que nos ayude a repensar cómo procesar en la sociedad la tragedia de los 70″, confió Guevara. Le dejó al pontífice un ejemplar del libro “Lesa humanidad, reflexiones después del mal”, en el que los autores Claudia Hilb, Lucas Martin y Philip Joseph Salazarm recogen las experiencias de la Argentina y Sudáfrica en la revisión del pasado.

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