El Sumo Pontífice realiza hoy su última misa multitudinaria en Paraguay, luego de su visita a Ecuador y Bolivia, con la presencia de Cristina Kirchner
El papa Francisco oficia en Bañado Norte, uno de los barrios más humildes de Paraguay, una misa donde dijo a la multitud: "No podía estar en Paraguay sin estar con ustedes".
En tanto, cerca de 600 mil personas se agolpan en el parque de Ñu Guasú de Asunción para asistir a la misa oficiada por el papa Francisco , quien lo hará en un altar hecho con miles de semillas y mazorcas de maíz, un tributo a la cultura guaraní.
En la víspera, ya unas 150.000 personas habían llegado al parque, en las proximidades del aeropuerto, para buscar un buen puesto donde ver y escuchar a Francisco, que hoy finaliza su viaje a Paraguay, a donde llegó el viernes.
Las autoridades calculan que la misa, prevista para las 10, reunirá finalmente a más de un millón de personas en ese parque, el más grande del área metropolitana, en el que hay unos 3.000 policías desplegados.
Francisco protagoniza la ceremonia, que incluye el rezo del Ángelus, sobre una plataforma en la que destaca el "altar de maíz", un retablo compuesto por unas 32.000 mazorcas de maíz y cientos de miles de semillas y flanqueado por dos gigantescas imágenes de san Ignacio y de san Francisco
UN ALTAR HECHO DE MAÍZ
La estructura, de más de 25 metros de alto por 14 de anchura, es obra del artista plástico paraguayo Koki Ruiz y fue trasladada en tres camiones hace dos semanas desde la pequeña ciudad de San Ignacio, en el departamento de Misiones, donde fue construida.
El acto de Ñu Guasú es uno de los últimos de Francisco en Paraguay, cierre de una etapa latinoamericana que antes le llevó a Ecuador y Bolivia.
El acto congrega también a gran parte de la clase política paraguaya, y además se espera la llegada de la presidenta argentina, Cristina Kirchner .
Las actividades de Bergoglio en Paraguay finalizarán con un encuentro con miles de jóvenes en la Costanera, el paseo fluvial de Asunción.
Francisco es el segundo papa en visitar Paraguay, tras Juan Pablo II, quien lo hizo en 1988.
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