El Vaticano aclaró los dichos del Papa sobre ideología y dictadura

El Vaticano aclaró los dichos del Papa sobre ideología y dictadura

Ante una consulta de Perfil, Guillermo Karcher aclaró la frase de Francisco. El silencio de políticos y medios más papistas que el Papa.

Ante una consulta de Perfil, el encargado de Ceremonial del Vaticano y vocero informal del Papa, Guillermo Karcher, aclaró los alcances de la frase deFrancisco en su viaje por América latina sobre que “las ideologías terminan siempre en dictaduras”.

–¿Qué quiso decir exactamente el Papa?

–Usó el término ideología como adoración de una idea por la que se es capaz de sacrificar todo. Lo contrario de la democracia.

–Pero todos los partidos políticos de la democracia se sustentan en distintas ideologías...

–No se puede ver esa idea como algo absoluto. Es correcta como algo ideal, utópico, motivacional, pero no puede ser interpretada la ideología de unos como “única”.

–¿Usted dice entonces que el Papa se refirió a aquellas ideologías que niegan la existencia del otro, ideologías extremistas, digamos?

–Exacto. Eso es ideología como sinónimo de idolatría. No se refería a los conceptos de derechas o izquierdas, como comúnmente se orientan los partidos democráticos.

–Me llamó la atención el uso que hizo Francisco de una palabra tan vinculada a las ideas...

–En la historia de la filosofía se estudia eso desde el Seminario.

–Por eso, asociar con dictadura justamente una palabra tan vinculada al debate y al pensamiento democrático puede resultar confuso al ser utilizada en un sentido contrario al que se le da en el uso popular.

–Jamás puede entenderse lo del Papa como intolerancia respecto a quien piensa distinto. Ese es el principio.

Hasta aquí la crónica de un medio ante la ausencia de una explicación adicional del Vaticano, el silencio de políticos que hacen de las ideologías su base de pensamiento, y la falta de curiosidad de otros medios por entender a un líder cuyas opiniones son trascendentes para millones de personas.

Ahora, algunas opiniones a partir de esto.

La aclaración de Karcher va en línea con los llamados constantes del Papa al diálogo y al respeto por el otro. De hecho, al día siguiente de aquella frase, cerró su gira con un mensaje tendiente a incluir a los que piensan distinto.

De todos modos, no deja de sorprender que un hombre con la sutileza intelectual y la “calle” de Bergoglio recurra a una acepción de la palabra ideología tan distinta a la que se asocia con la democracia. Salvo que él mismo tenga internalizado –como muchos argentinos desilusionados con los resultados prácticos que devienen de las ideologías- una opinión negativa de ese concepto, más asociado a la politiquería o a la utilización de lo ideológico como mera justificación para obtener beneficios personales o conveniencias sólo de sectores particulares. Creo que, más allá de las interpretaciones teológicas, él sabe qué entiende la gente por “ideología” y qué por “idolatría”, y en verdad no hay diccionarios en los cuales una palabra sea sinónimo de la otra.

También es llamativo que ningún político (ni opositor ni oficialista) se haya dado por aludido, ya sea para refutar, para apoyar o para preguntar qué habría querido decir el Sumo Pontífice.

Lo mismo sucedió con los medios. La frase completa del Papa había sido: "Las ideologías terminan mal, no sirven, no asumen al pueblo. Por eso, fíjense, en el siglo pasado en qué terminaron las ideologías: en dictaduras siempre". Ya no sólo era su crítica lapidaria a la corrupción, al egoísmo e, incluso, al mismo capitalismo, sino a la base conceptual del sistema democrático.

Es raro que no hubiera un pedido periodístico, una pregunta formal para alcanzar a entender el sentido completo de sus palabras. Karcher, por ejemplo, hubiera respondido como siempre, con rapidez y cordialidad como lo hizo con Perfil.

Una respuesta posible: los políticos y los medios quizás le tengan miedo al Papa, miedo a disentir con alguien que logró ganarse la admiración de tantos.

Sería triste que la respuesta a los pedidos de Francisco de debatir, escuchar al otro o “hacer lío”, se le responda con temor, demagogia o la híper corrección política que puede llevar –literalmente- a ser “más papista que el Papa”.

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