La tumba de Celestino V, el Papa de la "gran renuncia", un peregrinaje clave para Francisco

La tumba de Celestino V, el Papa de la

Fue el primer pontífice renunció voluntariamente en 1.200 años. Su tumba en la catedral de L'Aquila fue visitada por Benedicto XVI antes de su dimisión y Bergoglio la visitará cuando arrecian las especulaciones sobre su retiro.

Por Darío Silva D'Andrea

El anuncio de que el Francisco visitará en agosto la tumba de Celestino V, el primer Papa que renunció voluntariamente al papado, en el siglo XIII, despertó a nivel mundial una serie de especulaciones sobre una próxima abdicación del papa.

El peregrinaje a la catedral de L'Aquila, en medio de rumores, y cuando el pontífice cancela con cada vez mayor frecuencia sus actividades oficiales, llegará, además, 13 años después de que Benedicto XVI orara ante la tumba de Celestino V, que hace siete siglos abandonó voluntariamente el trono de San Pedro.

 El ermitaño Celestino V prefería vivir en las montañas

Aunque antes de Celestino V muchos papas se retiraron en circunstancias históricas particulares, más o menos conocidas, algunos obligados y otros incluso desaparecidos de la escena, en ninguno de esos casos se trató de una renuncia voluntaria.

El reinado de San Celestino V fue breve, ya que renunció el mismo año de su elección, en 1294, a la avanzada edad de 80 años. El religioso Pietro del Morrone vivía como monje benedictino en las montañas de los Abruzos cuando los doce cardenales del cónclave de Perugia vinieron a anunciarle su elección.

 

Habiendo sido ermitaño toda su vida hasta su coronación, Morrone no se sentía preparado para asumir este papel de liderazgo en la Iglesia, pero su nombramiento servía para poner fin a la guerra entre Güelfos y Gibelinos por la sucesión del papa Nicolás IV, fallecido en 1292.

Pietro del Morrone adoptó el nombre de Celestino V y trasladó la corte papal a Nápoles, pero no tardó en exponer las razones que le impiden asumir su función: su humildad y su salud. Por ello, abdicó el 13 de diciembre de 1294, en acuerdo con los cardenales.

Más que un papa emérito, Celestino V fue un papa prisionero

El 24 de diciembre, el cardenal Benedicto Gaetani fue elegido y su primera decisión fue tomar el nombre de Bonifacio VIII. La segunda, fue retener por la fuerza a Celestino V, temeroso de que pudiera intentar tomar nuevamente el poder.

El monje escapó para unirse a su orden religiosa, que adoptó el nombre de los "Celestinos". Evadiendo a los guardias papales durante meses, vivió deambulando por bosques y montañas, pero fue capturado cuando una tormenta le impidió cruzar el mar Adriático.

El papa Bonifacio lo confinó en una estrecha habitación en la torre del castillo de Fumone, cerca de Anagni, donde pasó los últimos 9 meses de su vida en ayuno, oración y bajo maltratos físicos infligidos por sus carceleros. Se cree que murió en 1296, asesinado por orden del papa y fue enterrado en la iglesia de su orden en L'Aquila, centro de Italia.

Canonizado en 1313, con el nombre de Pedro el Confesor, durante los siguientes siglos, Celestino V fue figura controvertida. Muchos lo asociaron con la figura del enfermo de la "Divina Comedia" de Dante, a quien se describe como "aquel que por cobardía hizo la gran renuncia".

Cuando Benedicto XVI visitó la iglesia en 2009, colocó el largo palio de lana que había usado durante su Misa de Entronización sobre el ataúd de vidrio de Celestino como ofrenda, un gesto que, en 2013, muchos interpretaron como una señal de su próxima abdicación.

¿Francisco se convertirá en otro Papa jubilado?

Durante los siguientes 800 años, ningún otro papa osó renunciar a tan alto cargo, que se cree dado por Dios. Y si bien Juan Pablo II (1978-2005) contempló la posibilidad de renuncia en la Constitución apostólica Universi dominici gregis, no recurrió a ella a pesar de su extensa agonía.

El sucesor, Joseph Ratzinger (Benedicto XVI) diría que un Papa "tiene el derecho y, según las circunstancias, el deber de retirarse" si siente que menguan sus fuerzas "físicas, psicológicas y espirituales". Y eso hizo, en 2013.

El argentino Jorge Bergoglio (Francisco), aquejado por dolores de rodilla y obligado a usar una silla de ruedas en los últimos meses, dijo una vez que si su salud le impedía desempeñar sus funciones, también consideraría renunciar.

Benedicto XVI "abrió una puerta, la puerta a los papas jubilados", dijo el papa argentino, pero en 2021, después ser sometido a una cirugía de colon, lo que lo llevó a decirle en una entrevista que la idea "ni siquiera se me había pasado por la cabeza".

Muchos conocedores de los secretos que oculta el Vaticano insisten en que la abdicación de Francisco no ocurrirá mientras viva el papa emérito Benedicto XVI, de 94 años.

Por lo pronto, Francisco alimentó una vez más las especulaciones sobre una renuncia al cargo no solo al anunciar la cancelación de un viaje a África, sino también una visita a la tumba de San Celestino V a finales de agosto.

Por el momento, son solo conjeturas. El cardenal Giuseppe Petrocchi de L'Aquila se centró solo en la preocupación de Francisco por la gente de la arquidiócesis que aún se recupera de un feroz terremoto en 2009 en el que perdieron la vida casi 300 personas.

Francisco también tiene previsto visitar la catedral de L'Aquila, que sigue cerrada al público debido a los daños causado ​​por el terremoto, y reunirse con las familias de los fallecidos.

Su visita, dijo el cardenal, "es una señal de su amor por nuestra Iglesia y nuestra ciudad, que es aún más preciosa cuando tenemos en cuenta sus apremiantes compromisos pastorales y algunos dolorosos problemas de salud".

Comentá la nota