El Papa Francisco visita a la Republica Democrática del Congo, del 31 de febrero al 4 de febrero, los frutos esperados por los misioneros salesianos son la fecundidad del Evangelio en África.
El Provincial de los Salesianos de Kinsasa el padre Manolo Jiménez, en entrevista con nuestro enviado a República Democrática del Congo, Xavier Sartre, comenta con Vatican News – Radio Vaticana el impacto que podrá tener el Viaje Apostólico del Papa Francisco, de manera especial en su menaje a la juventud y el compromiso de la sociedad en general por establecer la paz.
El Padre Jiménez llegó a África en 1996, primero a Togo, Costa de Marfil, luego a Camerún y finalmente a la República Democrática del Congo donde fue llamado a acompañar el nacimiento de la nueva provincia. Los Salesianos están presentes en el Congo desde 1911 y se instalaron primero en Lubumbashi (Congo Sur). Ahora hay 144 religiosos en la provincia, casi todos son congoleños.
Entonces vamos a hablar de las actividades de los salesianos aquí en Kinshasa. ¿Cuáles son las actividades principales de los salesianos?
Pues como buenos hijos de Don Bosco nos ocupamos de los jóvenes, sobre todo los más pobres, con diversas iniciativas que se orientan hacia la educación y evangelización de estos jóvenes. Concretamente, varios hogares de acogida para menores que han abandonado sus casas y que en alguna medida son huérfanos. Escuelas a carácter general o profesional. Centros abiertos para el tiempo libre de los jóvenes. Parroquias en las que el movimiento juvenil está particularmente desarrollado y todas las actividades que permitan entrar en contacto con esta juventud que necesita de nuestro apoyo para que nosotros podamos ofrecerles una esperanza de futuro.
Para concluir esta primera pregunta, ahora estamos iniciando un nuevo servicio con los detenidos de la prisión en chavales que han sido detenidos por una razón o por otra, y entonces estamos iniciando un proyecto de formación profesional con ellos para que cuando estos chicos salgan de la cárcel, puedan encontrar en nuestras escuelas profesionales una ocasión para perfeccionar sus conocimientos.
Aquí en Kinshasa, particularmente, ¿cuáles son las necesidades de los jóvenes más pobres que encuentran?
Bueno, es decir, necesidades puramente materiales, porque efectivamente la capacidad adquisitiva de las familias es muy baja y a veces las familias para poder llegar a fin de mes, 'se las ven y se las desean', pero sobre todo en necesidad de formación, porque también el sistema educativo del país, a causa de la guerra a repetición que hemos conocido, este es muy, muy, muy débil. Y entonces una escuela que forma no solamente desde el punto de vista instructivo, sino también en los valores, la capacidad de sociales y demás, son realidades que todavía están debilitadas en el tejido social. Por consiguiente, a través de las parroquias y de las escuelas del otro hogar de acogida, lo que procuramos es despertar en los chicos todas las capacidades que ellos tienen para que puedan hacer frente a sus retos de futuro.
Papa Francisco viene a la República Democrática del Congo, aquí en Kinshasa. Va a hablar también a los jóvenes, en su opinión. ¿Qué esperan los jóvenes del Congo, del Papa?
Pues esperan que les hable como un hermano mayor, capaz de ofrecer orientaciones para poder de encontrar el lugar que les corresponde en la sociedad y en la Iglesia. ¿Cómo jóvenes, cuál es nuestro papel? ¿Qué es lo que estamos llamados a hacer o a decir? ¿De qué manera podemos influir en la comunidad cristiana o en el tejido social para ser verdaderamente significativos? En la medida en que el Papa hable a los jóvenes de cómo ellos deben vivir y trabajar. Yo creo que ellos van a acoger con mucho o con mucha satisfacción el mensaje del Santo Padre.
¿Y usted que espera del Papa? ¿Qué palabras del Papa espera?
Pues sobre todo palabras que nos ayude a poder enraizar cada vez más el Evangelio en esta cultura. Es verdad, la Iglesia tiene ya aquí cierta tradición, pero todavía el peso de tendencias sociales que no siempre son compatibles con el Evangelio es muy fuerte. Si el Papa nos dice 'Sed -como decía Pablo VI en Kampala (Uganda)-, auténticamente cristianos' y congoleños, ¿cómo podemos compaginar los valores propios de nuestra cultura congoleña que nos ayudan a ser lo que somos aquí, en este lugar? Pero abriéndonos a la interpelación que el Evangelio nos hace para poder fecundar esta cultura con el lievito del Evangelio.
¿Qué cosa podría decir el Papa Francisco?
Pues podría animarnos a vivir con mayor honestidad. A ser más generosos. A pensar más en el prójimo que en nosotros mismos. A emplear nuestro tiempo de manera más solidaria. Estos son puntos en los que yo creo que estamos necesitados de que nos animen y que nos empujen. Si el Papa nos habla en este sentido, yo creo que nos va a hacer mucho bien.
Usted habrá de leer el Evangelio en la población, en la sociedad congolesa. El hecho de que en su congregación hay numerosos religiosos congoleses ya es una buena señal…
Ciertamente la mayoría. El 90% de los hermanos de mi provincia salesianas son congoleños y nosotros nos alegramos mucho, sobre todo también del hecho de que haya jóvenes congoleños que se sigan interesando para entrar en la congregación y para servir a la causa de Dios y la Iglesia y la juventud. Estos congoleños son los que están llamados a poder hacer síntesis entre cultura y Evangelio, de forma que efectivamente, el Evangelio nos ayude a purificar los elementos de la cultura que no nos acercan de Dios y que no hacen de nosotros personas más logradas y podamos, en ese sentido, vivir también la comunión universal. El Papa insiste mucho en este sentido, Fratelli tutti va en esa idea y creo que todos nosotros estamos necesitados de abrirnos al horizonte católico universal de la Iglesia.
¿Cómo se puede describir las relaciones con las otras realidades católicas de Kinshasa, del Congo de manera general? Hay una colaboración de todos para porque todos trabajarán por la misma cosa, pero ¿hay una colaboración?
Efectivamente, yo acabo de participar esta mañana en una asamblea de provinciales, religiosos y religiosa de la Arquidiócesis de Kinshasa. Estábamos con uno del obispo religioso también él, que ha compartido con nosotros toda la mañana. Y estos encuentros se realizan cada dos o tres meses. El hecho de que nos encontremos, de que discutamos, de que nos hablemos, nos ayuda a sentirnos más hermanos unos de otros y a evitar que vayamos adelante, cada uno por su cuenta. Gracias a Dios, el espíritu de fraternidad religiosa, y no solamente entre los religiosos, sino también con los obispos, con los sacerdotes diocesanos. Hay un espíritu, vamos a decir, de auténtica ayuda recíproca, que nos permite presentarnos como una Iglesia que va unida para poder anunciar este mensaje de salvación del Señor.
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