Papa-Macri

Papa-Macri

Todo listo para el encuentro cara a cara el sábado 15 de octubre. Después irán todos juntos a la plaza para la canonización de Brochero.

Por Andrés Beltramo Álvarez 

Ciudad del Vaticano

El Papa y el presidente de Argentina estarán cara a cara una vez más. La segunda audiencia privada entre ambos ya tiene lugar definido. Será en el estudio anexo al complejo del Aula Pablo VI. Un espacio menos rígido y protocolar que el Palacio Apostólico, pero no tan íntimo como la Casa Santa Marta. Un espacio que Francisco ha reservado para sus encuentros con algunas personalidades como el rey de España, la reina de Inglaterra o el presidente de Cuba. El mismo sitio donde recibió por última vez en el Vaticano a la ex presidente de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner. En la Curia Romana conocen esa zona como la “Sala del Fungo”, porque la plazoleta de ingreso está cubierta por una estructura de cemento en forma de hongo construida para proteger a los visitantes de la lluvia y el sol.

La puerta es pequeña y da acceso a una galería conectada por un lado con varios salones y por el otro con el escenario del más grande auditorio de la Santa Sede, conocida también como el Aula Nervi. Ese fue el lugar elegido por Jorge Mario Bergoglio para recibir a Macri la mañana del sábado 15 de octubre, un día antes de la ceremonia durante la cual consagrará como santo de la Iglesia católica al “cura gaucho”, José Gabriel Brochero. Se espera, esta vez, una audiencia más “familiar” y menos protocolar que la anterior, realizada casualmente también un sábado, el 27 de febrero pasado. “Voy con Juliana y con Antonia, él (Francisco) me pidió que vaya con Antonia, así que vamos y Antonia también está muy contenta”, dijo el mandatario argentino algunos días atrás, anticipando la presencia de su hija de cuatro años en la reunión con el Papa. Su participación asegura, desde ya, el toque cercano e íntimo.

También se espera una delegación sobria y reducida en sus integrantes, de acuerdo a las recomendaciones surgidas desde el mismo Vaticano. La dinámica del encuentro debería seguir el protocolo de otros similares: un diálogo privado entre el Papa y Macri en un estudio que apenas cuenta con un escritorio y algunas sillas; seguido por un saludo a la delegación en una sala más grande, ideal también para un intercambio de regalos y la foto oficial. Así se llevaron a cabo –en ese salón- las audiencias con la reina Isabel II de Inglaterra el 3 de abril de 2014; el rey Juan Carlos de España el 28 de ese mismo mes, poco antes de su abdicación al trono; y con el presidente cubano Raúl Castro el 10 de mayo de 2015. Ahí mismo hubo reuniones con la ex presidente de Brasil, Dilma Rousseff, y con Cristina Fernández de Kirchner el 7 de junio de 2015. Fue la última vez que ambos se vieron en el Vaticano, en un diálogo que duró una hora y 45 minutos.

Desde el punto de vista protocolar, el paso de la primera audiencia en el Palacio Apostólico a la segunda en la Sala del Fungo representa una evolución, un gesto de cercanía. Como lo fue la decisión del Papa de abrogar una añeja regla vaticana según la cual los presidentes de países católicos divorciados y vueltos a casar debían comparecer sin sus esposas ante el obispo de Roma.

La primera excepción a esa regla que hizo Bergoglio fue con Juliana Awada, cónyuge de Macri, en aquella cita de febrero. Esa excepción se convirtió después en regla y ahora el Papa recibe siempre en audiencia privada a los matrimonios, sin importar si están compuestos por divorciados.

Aquella audiencia (la primera de ambos desde que Macri es presidente) tuvo lugar en la biblioteca privada del pontífice, en el Palacio Apostólico del Vaticano y duró apenas 22 minutos. La brevedad de la charla y la comunicación no verbal de los interlocutores, más bien fría y distante, despertó un sinfín de especulaciones. Por eso, en esta nueva reunión los detalles contarán especialmente, en un vínculo institucional que parece comenzar a encarrilarse. Hasta los regalos que intercambiarán son importantes, y en este renglón el gobierno argentino trabaja en una sorpresa, seguramente agradable para Bergoglio.

Según lo previsto, el presidente argentino llegará a Roma a tiempo para participar en la celebración oficial del Día Mundial de la Alimentación en la sede de la FAO (la agencia de las Naciones Unidas para el agro y los alimentos). Ya se trabaja para que -en esos días- se reúna también con el primer ministro italiano, Matteo Renzi, además de asistir al encuentro de unos 30 embajadores argentinos en Europa con la canciller Susana Malcorra.

El domingo 16 la comitiva encabezada por Macri asistirá en la Plaza de San Pedro a la misa de canonización del “cura” Brochero, durante la cual serán elevados al honor de los altares otros seis beatos: los sacerdotes italianos Lodovico Pavoni y Alfonso Maria Fusco, los franceses Salomón Leclercq y Elisabeth de la Santísima Trinidad, el obispo español Manuel González García y el niño mártir mexicano José Sánchez del Río. Para esa celebración en el Vaticano se espera una llegada masiva de argentinos. Al menos 35 obispos del país viajarán a Roma junto con cientos de fieles para quienes se ha preparado en la “ciudad eterna” un intenso calendario de actividades y celebraciones litúrgicas, incluida la proyección de una película sobre el “cura” Brochero y una misa de acción de gracias presidida por el cardenal arzobispo de Buenos Aires, Mario Aurelio Poli, el lunes 17 en la Basílica de San Pedro.

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