El Papa León XIV subrayó la importancia de la identidad cristiana en la educación: “No es un sello decorativo o un adorno, sino el núcleo mismo que da sentido, método y propósito al proceso educativo”.
Por Nicolás de Cárdenas
Así lo aseguró en un videomensaje remitido al encuentro "Sin identidad no hay educación” celebrado el pasado sábado en Madrid, en el que se abordó la cuestión de la identidad de la misión educativa en España, donde cerca de un 20% de los centros escolares dependen de instituciones católicas.
El encuentro está organizado por Scholaris, que se presenta como “una plataforma de reflexión cultural y educativa”, impulsada por la Fundación Internacional de Educación.
León XIV expresó también que “para la educación cristiana, la brújula es Cristo. Sin su luz, la propia misión educativa se vacía de significado y se convierte en un automatismo sin esa capacidad transformadora que nos ofrece el Evangelio”.
En ese sentido añadió que el proyecto educativo de la educación católica debe encarnarse “en las prácticas, en el currículo y en la propia comunidad educativa”.
La identidad confesional de la educación cristiana no es “un accesorio o un maquillaje que se hace visible con rituales aislados o incluso con mecanismos repetitivos desprovistos de vitalidad”, sino el fundamento “que articula la misión educativa, define su horizonte de significado y orienta sus prácticas cotidianas, tanto en la forma de enseñar como en la de evaluar y actuar”.
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“Cuando la identidad no informa las decisiones pedagógicas, corre el riesgo de convertirse en un adorno superficial que no logra sostener el trabajo educativo frente a las tantas tensiones culturales, éticas y sociales que caracterizan nuestros tiempos de polarización y violencia”, añadió el Pontífice.
León XIV también detalló que la educación auténtica “promueve la integración entre la fe y la razón” como “caminos complementarios para comprender la realidad, formar el carácter y cultivar la inteligencia”. Para ello, añadió, la comunidad educativa formada por la familia, la parroquia y la escuela, debe ser “como un hogar”.
Por otro lado, destacó cómo la Iglesia Católica, “en su misión educativa, redescubre su función materna”, como quedó plasmado en numerosos documentos conciliares.
“El icono de la Iglesia Madre se presenta ante nosotros no sólo como expresión de ternura y caridad, sino también como aquella que salvaguarda esa capacidad, intrínsecamente ligada a ella, de ser guía y maestra, habiéndole confiado, su Santísimo Fundador, una doble tarea, engendrar hijos, educarlos y sostenerlos, guiando con maternal providencia la vida de los individuos y de los pueblos, cuya gran dignidad ella siempre respetó y protegió con solicitud”, expresó el Pontífice.
Antes de concluir invitando a los educadores católicos a comprometerse “con valentía” en su tarea, León XIV subrayó que “la acción educativa de la Iglesia, llevado a cabo a través de las escuelas y las actividades formativas, no es simplemente una obra filantrópica loable para satisfacer o sostener una necesidad social, sino que es parte esencial de su identidad y misión”.

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