Fue en Plaza de Mayo y participaron el obispo Gustavo Carrara, el rabino Damián Karo, la laica católica Fernanda Miño, el presbítero evangélico Marcelo Figueroa y el laico musulmán Alejandro Salomón. Rezan la oración por la paz de San Francisco de Asís.
Adhiriendo al pedido del Papa Francisco de hacer el 7 de octubre una jornada de ayuno y oración por la paz, miembros de distintas religiones rezaron por esa intención ante el Olivo de la Paz plantado en 2000 en la Plaza de Mayo.
El vicario general de la arquidiócesis de Buenos Aires, monseñor Gustavo Carrara, destacó esta convocatoria del Papa invitando a rezar "a todas las confesiones religiosas y a todos los hombres de buena voluntad".
Recordó que se hacía ante el olivo que el entonces arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Mario Bergoglio, plantó el 30 de marzo de 2000 junto con representantes de distintas religiones "como símbolo del compromiso de la paz entre los pueblos", según dice una placa al pie del árbol.
El rabino Damián Karo animó a un compromiso personal porque "no podemos pedir la paz y seguir peleando con amigos, compañeros". No se trata de tomar partido por "los buenos" o "los malos", dijo, sino que "queremos" que el bien venza sobre el mal (que se evidencia en la envidia, el insulto, la agresión). Pidió que "Dios nos bendiga y nos ayude para que hagamos la paz".
Fernanda Miño, laica católica, de la villa La Cava, de San Isidro, invitó a ser agentes de paz en nuestra vida cotidiana, empezando por nuestra casa, los lugares donde nos encontramos. Desde la fe se puede ir contra la cultura del odio que se está extendiendo por el mundo, dijo, y señaló que quería traer la oración de quienes están al costado del camino, los excluidos, que encuentran en la fe un refugio seguro. Rezar por la paz tiene que llegar a todos.
Marcelo Figueroa, evangélico, presbítero de la Iglesia Presbiteriana, dijo que rezar por la paz no es algo estático; es una realidad dinámica, fraternal, una señal de unidad. La paz puede verse como una virtud, pero también como un trabajo: hay que trabajar por la paz. Recordó el Sermón de la Montaña, la bienaventuranza de los que trabajan por la paz. Y al subrayar la humanidad que debe haber en la relación fraternal, dijo que en el cristianismo tenemos un Dios humano, que es Jesús; no tenemos que imaginar cómo sería si Dios fuera hombre.
A su vez, Alejandro Salomón, laico musulmán, destacó el pedido del papa Francisco, en el cual "todos nos abrazamos por el bien común". Al carácter testimonial de los encuentros interreligiosos quiso sumar un carácter activo, y puso como ejemplo los congresos realizados para enfrentar las mafias con "tanques de amor, de unidad", abrazando "la vida como viene". Marcó la realidad de la pobreza que afecta a los barrios populares, pero estimó que la peor de las pobrezas es de carácter espiritual, porque se ha corrido al ser humano del centro, por el dinero; darle la prioridad a los bienes materiales indica la decadencia de la sociedad.
El acto fue breve y reunió a unas treinta personas; al final todos repitieron la oración por la paz, de San Francisco de Asís, que dice: "Señor, haz de nosotros instrumentos de tu paz. Donde haya odio, pongamos amor, donde hay ofensa pongamos perdón ...".
El periodista Lucas Scherer agradeció a todos los que apoyaron "esta humilde y breve acción", deseando que pueda continuarse en otras.
Integrantes del Movimiento Misioneros de Francisco, de La Matanza, llevaron una figura en cartón del Papa de tamaño natural, además de una bandera amarilla con su sigla y una cruz. Había también una bandera argentina del movimiento Reza x mí y un estandarte de la Unión Empleados Judiciales de la Nación (UEJN), entidad de la que asistieron varios integrantes con su secretario general, Julio Piumato. Asistieron el director de AICA, Eduardo Woites, y Jorge Rouillon, colaborador de la Agencia. Al finalizar el acto se hizo presente para saludar el diputado nacional Eduardo Valdés, ex embajador argentino ante la Santa Sede.
El papa Francisco hizo llegar un mensaje manuscrito al doctor Marcelo Figueroa, con este texto: "Querido hermano: Gracias por la noticia. Los acompaño desde aquí. Que el Señor los bendiga. Fraternalmente. Francisco."
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