Ojea advirtió sobre el impacto del plan de ajuste de Milei en los sectores más pobres

Ojea advirtió sobre el impacto del plan de ajuste de Milei en los sectores más pobres

El presidente del Episcopado reclamó sostener la distribución de alimentos, al señalar: “En comedores del gran Buenos Aires, donde antes había 50 personas, ahora hay más de 100". También señaló que falta de acceso a remedios para el dengue.

El presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Oscar Ojea, alertó sobre el impacto que está teniendo el plan de ajuste en las condiciones de vida de los más pobres y de la clase media, reclamó que se mantenga la distribución de alimentos mediante la participación de los movimientos sociales que administran comedores populares, y describió un complejo panorama social, desde la falta de acceso a remedios para el dengue, a una aguda crisis en los colegios católicos.

Reservado y de perfil bajo, Ojea no suele brindar reportajes. Recibió a Infobae en la sede de la Conferencia Episcopal y durante más de una hora habló de la situación social, de la pobreza, los primeros pasos de la gestión de Javier Milei y del papa Francisco. En la misma semana en que el sumo pontífice envió desde Roma un mensaje de alto impacto, el también obispo de San Isidro habló del Presidente y planteó cuestionamientos a algunas de las decisiones que se tomaron desde el 10 de diciembre.

“El diálogo es absolutamente fundamental para poder gobernar. Tenemos un sistema con instituciones que interactúan, no pueden estar unas sobre otras, tiene que haber interacción. Y tenemos que aceptar las distintas miradas. No hay un solo modo de ver, no hay un este la ve y este no la ve”, consideró monseñor Ojea.

En ese sentido, el prelado aseguró que en el país “se ha instalado una suerte de guerra entre pobres; la cultura en la que vivimos hace que nos miremos como enemigos, desconfiando unos de otros”. Y describió una escena conmovedora que, según reveló, se viene registrando en el último tiempo: “Nosotros ya tenemos adultos en los comedores y es un termómetro que marca la necesidad. En algunos comedores del gran Buenos Aires, donde había 50 personas, ahora hay más de 100″.

Además, el obispo planteó una serie de reclamos dirigidos a la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, principalmente referido a la distribución de comida. Es que la funcionaria, a instancias del presidente Milei, puso en marcha una profunda reforma de la asistencia, que va desde la eliminación del plan Potenciar Trabajo, a sacar a movimientos sociales y piqueteros del reparto de la comida para los pobres.

“La Iglesia termina siendo defensora de que todos puedan comer. Para hacer llegar el pan a los barrios es necesario no discontinuar a los grupos ya existentes que están trabajando (...) Todo lo que atente a que los bienes primarios, como son los alimentos, no lleguen a nuestra gente no es bueno. Este es el modo concreto como están llegando actualmente a la gente. En el caso de que se quiera hacer un proceso de cambio, hay que hacerlo de otra manera, sin discontinuar”, manifestó el presidente del Episcopado.

Aunque evitó hacer nombres propios, el obispo de San Isidro advirtió que “para gobernar necesito entrar en contacto con la realidad, porque justamente tengo que intentar transformar la realidad. Es imposible que yo tenga contacto con toda la realidad, entonces, de alguna manera, tengo que dejarme ayudar”. Y agregó: “Puede haber como una lejanía al no conocer cómo se dan en los hechos ciertas cosas (...) No se trata de una persona que come según su tarjeta, si no se trata de una comunidad que se alimenta”.

Sobre la falta de medicamentos, monseñor Ojea manifestó que en Argentina “tenemos dengue y hoy estamos atravesando una epidemia”, mientras se están recibiendo muchos pedidos de paracetamol, sobre todo desde la zona del NEA, “una medicación que acá la tenemos al alcance de la mano pero en el noreste del país está faltando”. También subrayó que “tenemos un problema con los remedios oncológicos, porque para una parte de la población no son del todo accesibles, sobre todo entre los jubilados y los más pobres”.

Y también contó que la situación de los colegios católicos “es realmente muy complicada, muy difícil”. “En nuestros colegios que tienen el aporte del 100% tienen toda una planta funcional que las organizaciones privadas tienen que sostener, pero las cuotas no suben o no pueden subir en la misma medida en que suben los sueldos de los gremios. Además, la gente no puede pagar cuotas demasiado altas”.

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