Obispo y pueblo caminan juntos, el legado espiritual de Francisco en Argentina

Obispo y pueblo caminan juntos, el legado espiritual de Francisco en Argentina

Gran concurrencia con varios líderes religiosos en la celebración del 22 de abril, en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires para homenajear a Jorge Mario Bergoglio. Entre los prelados argentinos, los medios vaticanos escucharon la voz de monseñor Giobando: «Donde él estaba, siempre había pobres cerca que recibían su apoyo. Y esto es una bendición». Y el coadjutor monseñor Carrara: «Era un profeta de la dignidad humana».

 

La ciudad natal de Jorge Mario Bergoglio llora a su pastor. Una celebración con líderes de distintas religiones colmó el 22 de abril, la catedral metropolitana de Buenos Aires para homenajear al papa Francisco, un acto cargado de simbolismo en el que participaron, codo a codo, judíos y musulmanes, entre otros. En la iglesia matriz dedicada a la Santísima Trinidad, ubicada en el barrio San Nicolás, se elevaron las condolencias por el hombre que siempre será querido como «el Papa de los pobres y marginados». El rabino Daniel Goldman señaló que Francisco «nunca olvidó a los migrantes» en sus oraciones, y subrayó la importancia de ejercer la comprensión y el amor en un mundo tan dividido. Los islamistas Sheij Salim Delgado Dassum y Omar Abboud destacaron cómo Francisco ha sido un «portavoz de la paz en un mundo de guerras». A continuación se dio espacio a Kissag Mouradin, de la Iglesia armenia, al pastor metodista María Pons y su homólogo pentecostal Norberto Saracco. «Que continuemos el legado de Francisco de paz, unidad y diálogo», remarcó el arzobispo de la capital, Jorge Cuerva. 

Giobando: un pontificado que terminó como empezó, entre la gente

Fue monseñor Ernesto Giobando SJ, obispo de la diócesis de Mar del Plata, auxiliar de Buenos Aires de 2014 a 2024, quien recordó a los medios vaticanos el legado espiritual de Francisco, con quien compartió una fraternal amistad: «Creo que nos dejó un testimonio de signos y también de palabras. Pero lo más importante siguen siendo sus gestos. Esto es lo que siempre he visto en Francisco, una persona de hechos y gestos concretos, como los que tuvimos el Domingo de Pascua. Su gesto, aún con tan poca fuerza y fragilidad, me pareció que extendía los límites de este mundo, y que daba a Dios la gracia de bendecir a la ciudad de Roma, a su diócesis y al mundo con un mensaje de paz para tantas guerras en el mundo. Es un signo elocuente de lo que Dios quiere decirnos en este tiempo de crisis». El inicio y el final del pontificado encontraron en aquel saludo coral a la Iglesia universal en la plaza de San Pedro una analogía muy clara y sorprendente: «Murió cerca de esa plaza donde había miles y miles de peregrinos y fieles que pudieron recibir su bendición. Creo que esto quedará impreso en nuestras vidas, como cuando hace doce años salió al mismo balcón e hizo su primer gesto, que fue hermoso». 

Huérfanos de un padre que ayudó a los pobres

El prelado jesuita mencionó el testimonio de vida que Bergoglio dejó en Argentina: «Muchos se preguntan por qué nunca volvió. Bueno, esa es una pregunta que el tiempo tendrá que responder, pero el hecho de que no haya venido significa que pudo visitar las periferias del mundo. En Argentina, la gran mayoría de nosotros está sufriendo mucho. He recibido mensajes de personas de otros credos, de hermanos, de otras religiones que están muy, muy tristes. Uno se siente un poco huérfano, sí, por sus gestos paternales y su gran preocupación por cómo ayudar a los pobres. Siempre nos decía cómo hacerlo, y allí donde estaba, siempre había pobres cerca que recibían su apoyo. Y esto es una bendición». 

Colombo: Francisco enseñó una misericordia concreta

También monseñor Marcelo Colombo, arzobispo de Mendoza y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, hablando de la mezcla de conmoción y esperanza que vive el país, señaló a los medios vaticanos la determinación de Francisco de permanecer cerca del pueblo de Dios hasta el final. «Nos enseñó a vivir con los pies en la tierra, con un corazón generoso y una fe profundamente comprometida con la realidad». Recordó que la misericordia predicada por el Papa no era ni es una idea abstracta, sino una práctica cotidiana, encarnada en acciones concretas de ternura, cercanía y servicio. Nos ha hecho volver a nuestras raíces de Iglesia misionera». Una de las grandes huellas del pontificado, según el arzobispo, ha sido el camino de la sinodalidad. «Francisco confirmó nuestro deseo de construir una Iglesia fraterna, participativa, donde todos tengan voz. Que éste sea también nuestro norte, nuestra brújula».

Carrara: el pastor siempre cercano a la gente

Monseñor Gustavo Oscar Carrara, arzobispo de La Plata, ordenado diácono y luego obispo por el Papa argentino a quien considera un auténtico «hombre de Dios, padre misericordioso, profeta de la dignidad humana y que ha tratado de predicar la alegría del Evangelio para todos», contó a los medios vaticanos que lo conoció en 1992, cuando era seminarista y auxiliar de Bergoglio en Buenos Aires. Carrara, siempre tenido en alta estima por Bergoglio, fue vicario de las llamadas villas de emergencia, las barriadas urbanas de la capital que siguen expandiéndose en el tejido de la ciudad. «Condujo la arquidiócesis como un gran pastor. Siempre estuvo muy cerca de los sacerdotes, y creía que así debía ser el obispo. El legado que dejó en la Argentina es difícil de medir. Creo que con el tiempo podremos evaluarlo mejor. Nos enseñó a ser pastores cercanos a la gente, a acompañar las periferias geográficas y existenciales de Buenos Aires. Bergoglio ha sido un verdadero regalo de Dios. Escuchó el clamor de la tierra y de los pobres, cosas que destacó en sus encíclicas. El Papa Francisco nos invita a caminar juntos».

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