Con “vuestra ordenación sacerdotal se goza toda la Iglesia”, ha dicho el Prelado del Opus Dei a los 32 nuevos sacerdotes ordenados hoy en Roma.
Mons. Javier Echevarría confirió esta tarde la ordenación sacerdotal a 32 fieles de la prelatura del Opus Dei. La ceremonia se celebró en la basílica de San Eugenio (Roma). Los nuevos sacerdotes provienen de 14 países: Argentina, Austria, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, España, Estados Unidos, Guatemala, Kenia, México, Nigeria, Polonia y Taiwán.
Durante la homilía, el prelado dijo a los nuevos presbíteros que con “vuestra ordenación sacerdotal se goza toda la Iglesia”. Y con palabras del Papa Francisco les animó a vivir alegres, porque “la alegría del sacerdote es un bien precioso, no sólo para uno mismo, sino para todo el pueblo fiel de Dios”.
Mons. Echevarría les recordó que “el sacerdocio es una llamada gratuita que Dios dirige a algunos hombres para el servicio de la Iglesia, sin tener en cuenta méritos precedentes ni otras consideraciones”. Y añadió: “Demos gracias al Señor por su bondad y recemos por ellos y por los sacerdotes del mundo entero (…) Al mismo tiempo, os sugiero que recéis por todas las familias del mundo, ya que en el seno de los hogares cristianos Dios suele cultivar —como en un vivero— las diversas formas de vocación a la santidad”.
“Queridos ordenandos –continuó el prelado– pensad que desde ahora seréis ministros y dispensadores de los misterios de Dios. Explicaréis a todos la Palabra de Dios; dispensaréis la gracia en los sacramentos, de modo especial en la Eucaristía y en la Penitencia; guiaréis al pueblo cristiano a los pastos de la vida eterna, también con vuestra oración y vuestro buen ejemplo; y serviréis de apoyo a las almas para que conozcan cada vez mejor las maravillas de la vida cristiana”. Y les alentó a considerar una afirmación de san Josemaría, fundador del Opus Dei: “el sacerdote no es un psicólogo, ni un sociólogo, ni un antropólogo: es otro Cristo, Cristo mismo, para atender a las almas de sus hermanos”.
Mons. Echevarría invitó a los nuevos sacerdotes a “celebrar la Santa Misa del mejor modo posible. En el sacrificio del altar hallamos todos —sacerdotes y laicos— la gracia que necesitamos para nuestra santificación personal y para la santificación de los fieles”.
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