El obispo de San Isidro animó a pedirle a la Virgen "aprender juntos a crecer en la fe, que es lo único que le da sentido a nuestra vida y lo único que nos va a permitir caminar en fraternidad".
El obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Oscar Vicente Ojea, destacando que la peregrinación a Luján es “un espacio privilegiado para el crecimiento de la fe” y contó una anécdota referida a unas de sus caminatas al santuario mariano nacional.
“Recuerdo haber salido de (General) Rodríguez y conversar con una señora muy joven que me decía: ‘tengo una hijita de quince años y me enteré hace poquito que tengo un cáncer de intestino y vengo a pedir por mi salud, camino para eso’. Mientras fuimos conversando me dijo: ‘sin embargo, Dios de todo lo que manda saca algo bueno, yo tengo que tratar de pensar que es lo bueno que está detrás de esto más allá de las sombras y los miedos que tengo. ¿Cuáles son los bienes que busca Dios?‘”, contó.
“Ahí conversamos. Le vas a dar a tu hija un ejemplo de cómo se atraviesa una situación difícil, ‘vas a madurar como madre, vas a poder ser fecunda como madre y tu hija va a crecer con vos en medio de todo esto’. Fuimos reflexionando, rezándole a la Virgen; estoy seguro que en el camino nuestra fe creció, la de ella y la mía. La mía que podía servir a la de ella y pudimos rezar juntos”, aseguró.
Al reflexionar sobre el evangelio dominical dedicado al perdón, el obispo sanisidrense explicó: “Para perdonar se requiere la fe. Perdonar no es un acto aislado; perdonar es un proceso, nos vamos alejando de la circunstancia que nos lastimó para poder ponernos en el lugar del otro y con el tiempo poder perdonar, pero para perdonar se necesita este aumento de la fe”.
“‘Señor auméntanos la fe para poder perdonar’. Para poder perdonar hace falta saber que fuimos perdonados como dice el padrenuestro, tiene que crecer nuestra fe en que el Señor nos perdonó a nosotros primero y por eso mismo, por ser pecadores, podemos nosotros también perdonar a los hermanos porque Jesús nos perdonó”, agregó.
Monseñor Ojea animó a pedirle a la Virgen, como dice el lema de esta peregrinación, que “nos mire con ternura para poder unirnos, para poder aprender a perdonarnos y para aprender juntos a crecer en la fe que es lo único que le da sentido a nuestra vida y lo único que nos va a permitir caminar en fraternidad”.
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