Mons. Mestre: ´Nunca dejemos de manifestar la presencia del Salvador´

Mons. Mestre: ´Nunca dejemos de manifestar la presencia del Salvador´

"La estrella no es el Rey Mesías. La estrella es señal de su presencia", sostuvo el arzobispo de La Plata y propuso meditar en tres frases: caminar-buscar; encontrar-adorar y manifestar-agradecer.

 

El arzobispo de La Plata, monseñor Gabriel Mestre, compartió los tres puntitos para reflexionar sobre la solemnidad de la Epifanía del Señor, a la que consideró una “fiesta bellísima” que quedó popularmente más asociada “a la celebración de los magos y conectada con los regalos que estos traen”.

El arzobispo platense destacó que el sentido es mucho más rico, profundo y variado: “La palabra epifanía tiene su etimología en la lengua griega y significa manifestación. Todo el tiempo de Navidad es tiempo de manifestación del Salvador que ha nacido", subrayó.

"El 6 de enero, en la liturgia católica, celebramos de manera particular la manifestación del Salvador no solo al pueblo de la Primera Alianza, sino también a todos los pueblos del mundo, a los paganos, a los gentiles. Estos no estaban entroncados en la tradición de fe del Primer Testamento y aquí quedan representados en estos magos que vienen de Oriente”, explicó.

En ese sentido, propuso meditar esta fiesta litúrgica poniendo en el centro “la realidad y el signo de la estrella que interpela y guía a los magos”.

"La estrella no es el Rey Mesías, no es el Salvador del mundo. La estrella es señal de su presencia", sostuvo y agregó: "Desde la luminosidad de la estrella propongo tres puntos y los sintetizo en tres frases con dos verbos cada una: caminar-buscar; encontrar-adorar, manifestar-agradecer”.

Caminar y buscar la estrella

En el primer punto, el arzobispo mencionó que “los magos se sienten interpelados por la estrella y se ponen en CAMINO para BUSCARLA. No se quedan ni quietos ni paralizados. Asumen el desafío de salir, CAMINAR y BUSCAR esa luz que mucho promete. En este tiempo de Navidad, en este comienzo de año esta debería ser también nuestra actitud: CAMINAR y BUSCAR la estrella. Es decir, salir de nosotros mismos y dejarnos interpelar por los signos de la presencia de Dios en nuestra vida”. 

“El Señor constantemente nos está regalando infinidad de signos de su presencia. No siempre logramos estar atentos y comprometidos en un CAMINO de BÚSQUEDA. Al celebrar la Epifanía del Señor, el desafío que se abre ante nuestra vida es movernos, desinstalarnos, correr, ENCAMINARNOS en la BÚSQUEDA decidida de su presencia en nuestra vida y en la historia. No nos paralicemos nunca, estemos siempre ENCAMINADOS y en espíritu de BÚSQUEDA en los entretelones de nuestra historia. ¡Seamos hombres y mujeres del CAMINO y de la BÚSQUEDA constante de la presencia de Dios!”

Ante este primer punto de reflexión, propuso preguntarse:

 

 

¿Asumo que soy hombre-mujer en camino? ¿Busco caminar mi vida y mi historia particular y concreta? ¿Soy un verdadero caminante? ¿Tengo espíritu de búsqueda o tiendo a quedarme cómodo e instalado? ¿Busco la presencia de Dios en los ribetes de la historia cotidiana? ¿Busco los signos más elocuentes de la presencia salvadora del Señor?

Encontrar y adorar al Niño que señala la estrella

En el siguiente punto, monseñor Mestre señala que “los magos se llenan de alegría cuando la estrella se detiene dónde está el Niño. Han ENCONTRADO lo que la estrella señalaba. La estrella no tiene valor en sí misma sino en referencia al Niño Dios cuya presencia señala y los magos lo han ENCONTRADO”. 

“Lo primero que surge en su deseo y luego en su realización es ADORARLO: “postrándose, le rindieron homenaje”. También nosotros debemos sentirnos honrados por haber ENCONTRADO al Niño en esta Navidad, disfrutemos de esta presencia, tomemos gracia de este bendito ENCUENTRO. Como los magos venidos de oriente asumamos la actitud de ADORACIÓN ante quién es nuestro Dios y Señor. Que nuestra espiritualidad quede marcada por la ADORACIÓN. La presencia sacramental del Señor en la celebración de la Misa, en el Sagrario y en la custodia con su Cuerpo nos invita a la ADORACIÓN sostenida como elemento esencial de nuestro camino espiritual. ¡Seamos siempre hombres y mujeres del ENCUENTRO y de la ADORACIÓN!”

En este punto propuso estas preguntas:

¿He encontrado al Señor en esta Navidad? O mejor dicho: ¿Me he dejado encontrar por Él que sale a mi encuentro?¿Cómo he reaccionado ante este bendito encuentro? ¿Me siento invitado a adorar al Niño de Belén? ¿Cómo es mi vida habitual de adoración sacramental? ¿Busco crecer en espiritualidad de adoración eucarística?

Manifestar y agradecer la estrella

Por último, en el tercer punto, expresó que “la fiesta de la Epifanía, de la MANIFESTACIÓN de Dios a los pueblos más alejados del camino de la fe nos compromete profundamente en nuestra acción misionera. El verbo MANIFESTAR debe ser conjugado cotidianamente al transmitir a nuestros hermanos la belleza de la vida de fe”. 

“Ante un mundo neo-pagano debemos ser creativos en la MANIFESTACIÓN del misterio de Dios. Incluso con los más alejados o con los aparentemente más cerrados a la verdad del Evangelio. Nunca dejemos de MANIFESTAR la presencia del Salvador”. 

También propuso que “en este contexto también podemos AGRADECER por el servicio misionero y catequístico de los que nos instruyeron en la fe. Esas personas y comunidades han sido y son estrella para nosotros. AGRADEZCAMOS el compromiso de ellos y sigamos asumiendo nuestra misión de ser estrella para MANIFESTAR a todos los seres humanos la alegría del Evangelio. ¡Seamos siempre hombres y mujeres de la MANIFESTACIÓN de Dios y la ACCIÓN DE GRACIAS por su presencia!”

De esta manera, propuso estos interrogantes:

¿Manifiesto la alegría de la salvación? ¿Soy misionero en la vida cotidiana? ¿Busco manifestar la presencia de nuestro Dios a quiénes no lo conocen o están alejados de sus caminos? ¿Agradezco haber recibido el don de la fe? ¿Doy gracias por las “estrellas” que Dios ha puesto en mi vida para que me ayuden en el crecimiento de mi vida discipular? 

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