Mons. Lozano reclamó inteligencia y creatividad para cuidar y ampliar las fuentes de trabajo

Mons. Lozano reclamó inteligencia y creatividad para cuidar y ampliar las fuentes de trabajo

El obispo de Gualeguaychú, monseñor Jorge Lozano, volvió a advertir sobre la “fragilidad laboral” en la cual se encuentran muchos trabajadores, y en este sentido pidió pensar “en las suspensiones que se están produciendo en la industria automotriz, el descenso en las changas de albañiles, el temor en muchos a perder su empleo”.

“El proyecto de amor de Dios contempla a la humanidad participando en la obra creadora de Dios por medio del trabajo humano. Hay que rezar, y también poner inteligencia y creatividad para cuidar las fuentes de trabajo y ampliarlas para la dignidad humana”, reflexionó en su columna semanal.

El obispo de Gualeguaychú, monseñor Jorge Lozano, destacó que San Cayetano, cuya fiesta patronal se celebra este domingo, es el santo de los pobres, los humildes, los trabajadores, los desocupados, los marginados, los excluidos, los sobrantes, los descartables, los explotados y otra “larga lista de situaciones humanas que confiamos a su corazón de padre y amigo”. 

Tras citar la advertencia reciente del papa Francisco en cuanto a que “el mundo está en guerra porque ha perdido la paz”, consideró que se necesita paz en el planeta, en cada país, en los barrios, las familias. 

“Hay situaciones de violencia producidas por bandas del crimen organizado, especialmente en disputas entre carteles de la droga. Violencia contra la mujer y malos tratos en la familia a veces por el alcoholismo o costumbres machistas. Por eso rezamos: ‘San Cayetano, necesitamos paz’”, aseveró en su columna semanal titulada a “San Cayetano le pedimos paz, pan y trabajo”. 

El obispo gualeguaychense afirmó que “el pan representa lo más básico y elemental sin lo cual es imposible una vida digna”, por lo que cabe la pregunta: “qué derechos básicos necesitamos que estén garantizados para una vida digna”. 

“Todo eso expresamos cuando pedimos pan. Por eso rezamos: ‘San Cayetano, necesitamos pan’”, especificó. 

El prelado señaló que el trabajo es el camino para obtener el sustento digno de la familia y advirtió que “uno de los problemas serios que se ha agravado en la última década a nivel global es lo que se denomina la ‘financiarización’ de la economía, que busca generar riqueza sin trabajo”. 

“Alguna vez escuché decir ‘hay que poner a trabajar la plata’. Es un despropósito que el centro de la actividad económica sea el dinero y no la persona humana y el desarrollo de los pueblos. Los planes asistenciales son necesarios pero deben ser temporarios. El camino para salir de la pobreza es el trabajo dignamente remunerado”, aseveró. 

Monseñor Lozano adhirió a la reciente advertencia del Papa en cuanto a que “seguimos viviendo momentos en los cuales los índices de desocupación son significativamente altos” y lamentó que en la Argentina “hace tiempo que venimos con altos índices de trabajo no debidamente registrado”. 

“Según varios estudios, se ubican en esta condición más del 30% de los trabajadores, uno de cada tres. En este espacio se ubican unos cuantos emprendimientos de la ‘economía popular’ o nuevas cooperativas en las cuales los trabajadores se han agrupado: pescadores, artesanos, recicladores de residuos, ladrilleros, horticultores, etc.”, indicó. 

“Se la rebuscan, e intentan por medio del trabajo cotidiano cubrir el sustento familiar. Cuando no consiguen trabajar, no cuentan con una moneda para acercar comida a casa. Unas cuantas de estas organizaciones se acercaron hoy a los santuarios y capillas dedicados a San Cayetano para expresar juntos la preocupación por la falta de paz, pan y trabajo”, agregó. 

Asimismo, recordó que en la Semana Social que la Comisión Episcopal de Pastoral Social realizó en mayo se habló de la “fragilidad laboral en la cual se encuentran muchos trabajadores”, y pidió pensar en las suspensiones que se están produciendo en la industria automotriz, el descenso en las changas de albañiles, el temor en muchos a perder su empleo… 

“El proyecto de amor de Dios contempla a la humanidad participando en la obra creadora de Dios por medio del trabajo humano. Hay que rezar, y también poner inteligencia y creatividad para cuidar las fuentes de trabajo y ampliarlas para la dignidad humana”, reclamó.

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