Mons. Jorge Lozano: «Escuchar el clamor de las mujeres» tras Asamblea Eclesial

Mons. Jorge Lozano: «Escuchar el clamor de las mujeres» tras Asamblea Eclesial

La mujer y su lugar en la Iglesia de América Latina y el Caribe, según las orientaciones pastorales que aparecen en el documento que surgió tras la Asamblea Eclesial es el tema que aborda Monseñor Jorge Lozano en su reflexión semanal.

El prelado enfatiza en que “es necesario promover la reforma de las estructuras caducas que ya no sirven a la misión y a la reciprocidad complementaria entre varones y mujeres; teniendo en cuenta la común dignidad que brota del mismo bautismo, y de haber sido creados por Dios a su imagen y semejanza».

Trayendo a la memoria la reunión que los integrantes de la presidencia del Celam sostuvieron con el Papa Francisco y en la que se hizo entrega del documento titulado «Hacia una Iglesia sinodal en salida a las periferias,» el prelado recuerda que el texto presenta las conclusiones que surgieron de la primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, efectuada del 21 al 28 de noviembre de 2021 en México.

 

Alegría y expectativa

Aclarando que más allá del evento presencial y virtual; el documento es el fruto de un proceso iniciado con el tiempo dedicado a la escucha de cientos de colectivos en los que las mujeres ocuparon un lugar preponderante.

Para quienes participaron de forma directa en el proceso de la Asamblea Eclesial había mucha alegría y expectativa por la publicación del documento; especialmente por los contenidos de sus reflexiones y propuestas. Con ese mismo ánimo el documento se presentó a los medios de comunicación. La mujer fue uno de los temas de consulta. ¿Cómo aparece en el documento?, ¿Qué se dice sobre ella? ¿Aparecen retratadas las voces de las mujeres que participaron en el proceso de escucha? ¿Hacen parte de las propuestas pastorales y por ende de la realidad de la Iglesia continental?; fueron algunos de los interrogantes.

 

Mujeres que construyen Iglesia

Al respecto, el obispo de San Juan de Cuyo advierte que esta expectativa no es una sorpresa, por cuanto las inquietudes y reclamos relacionados con la temática de la mujer, ocuparon un lugar significativo en diversos momentos de la Asamblea. En esta línea, Monseñor Lozano explica que en los tres capítulos del documento aparecen diversos aportes relacionados con la mujer a los que se debe prestar atención.

Algunos hablan de su realidad y el nuevo lugar que deben tener al interior de la Iglesia, lo que implica una repuesta concreta porque ya lo menciona el documento “estos cambios no pueden depender de la buena voluntad de los presbíteros y obispos, sino que implican la formalización de ministerios propios y su integración en estructuras de decisión tanto en las Iglesias locales como en las Conferencias Episcopales nacionales” (314).

Un llamado a la conversión

Igualmente, el prelado menciona otro de los fragmentos del documento que se refiere a la dimensión sinodal y participativa que plantea el protagonismo de las mujeres en la Iglesia y la sociedad; como parte de las líneas de acción sugeridas. Sobre el tema indica que «hace falta conversión personal y pastoral. Son desafíos que nos mueven a examinar nuestras estructuras y estilos de trabajo en cada comunidad».

Además, porque “nuestras sociedades siguen siendo, en muchos aspectos, patriarcales y machistas, con estructuras que mantienen a las mujeres en una situación de inferioridad e invisibilidad”. (85)

O como se lee en el numeral 86 sobre el gran dolor que genera la violencia contra las mujeres en todas sus manifestaciones, ya sea en lo social, cultural, familiar o laboral. Menciones sobre realidades y dolores, que la Iglesia debe asumir para erradicarlos, trabajando para que los signos de esperanza sean perceptibles respecto a la creciente participación de las mujeres en ámbitos políticos, sociales, económicos, científicos. (87).

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Reflexiones y tareas

En cuanto a la participación de la mujer, Monseñor Jorge Lozano menciona los desafíos planteados por el documento, al reconocer que las mujeres son tan invisibles como imprescindibles, o la aceptación de que “en la Iglesia subsisten formas de discriminación”, lo que se convierte en un motivo para reclamar la inclusión de las mujeres en la liturgia, la creación de nuevos ministerios o de mayores espacios para los estudios teológicos y la toma de decisiones en las comunidades cristianas.

Reflexiones que el secretario general del Celam recuerda están muy claras en las orientaciones pastorales del documento, en las que se plantea que se escuche “la voz de las mujeres que claman por un nuevo lugar en la sociedad y en la Iglesia en esta hora de América Latina y el Caribe” porque en el ámbito eclesial “algunas autoridades no terminan de aceptar el acceso de las mujeres a roles de liderazgo o dirección”(312).

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