Mons. Fernández alertó que existe una urgencia de decir "nosotros"

En el tedeum por el 25 de mayo, el arzobispo de La Plata expresó que solo así se podrá construir un valioso, genuino y sano patriotismo.

Con motivo del 212° aniversario del primer gobierno patrio, el arzobispo de La Plata, monseñor Víctor Manuel Fernández, presidió el tradicional tedeum en la catedral de La Plata y ante la presencia del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Áxel Kicillof; y representantes del gabinete municipal, ya que el intendente Julio Garro no asistió por un problema de salud.

También asistieron miembros y autoridades del gabinete municipal y de la gobernación, Juan Zucarelli (presidente de Fecopeba), Agustín Marcoff (del servicio religioso de la AMIA de La Plata); Adriana Di Camillo (presidenta de la Mesa de diálogo interreligioso); el pastor luterano Paulo Siebra y el pastor bautista Pablo Vinet, todos ellos representantes de distintas iglesias y confesiones religiosas.

En una jornada marcadamente interreligiosa, el arzobispo de La Plata manifestó en su reflexión: "Venimos hoy a pedir por nuestra patria, y en ella incorporamos la provincia y la ciudad. Me acompañan a orar hermanos de distintas iglesias y de otras confesiones religiosas, a quienes agradezco de corazón su presencia. También venimos a disponer el corazón para ser generosos, constructores de una sociedad más sana y más feliz”.

El arzobispo platense remarcó que “no se trata de dominar espacios de poder, sino de usar las posibilidades que uno tiene para generar procesos de transformación, que darán fruto en su momento, quizás más allá de mí” y recordó que “Jesús hablaba de una pequeña semilla de mostaza que poco a poco se convierte en un gran árbol donde se cobijan muchos pájaros del cielo”.

Sin embargo, señaló que “en la raíz de esa entrega hay un cambio interior, hay un clic, hay una actitud que tiene que llegar en algún momento de la vida. Es cuando uno pasa de obsesionarse por las propias necesidades: de bienestar, de fama, de reconocimiento, de afecto... a una santa obsesión porque los otros vivan mejor”. “Ese paso maravilloso que nos lleva a reconocer al otro como otro y a buscar realmente su bien, es el mayor milagro de nuestras vidas y es el origen del más auténtico sentimiento de Patria”, aseguró.

Asimismo, subrayó que “en muchos poetas argentinos y latinoamericanos, de distintas líneas políticas, encontramos esa conciencia de un destino común, de una pertenencia a la patria que da identidad y arraigo”, ejemplificando, por ejemplo, con versos de Jorge Luis Borges, de Pablo Neruda y Mario Benedetti.

 

En definitiva, continuó, es necesario “dejar de obsesionarse por el yo, de reconocer que no tengo identidad ni raíz sin los demás que crecieron conmigo, sin una historia común, sin un proyecto comunitario, y sentir la urgencia de decir ‘nosotros’”, pero remarcó que “no hay verdadero ‘pueblo’, no hay un sujeto colectivo real que pueda llamarse ‘nosotros’ si no están incorporados los últimos, esos que menciona el texto del Éxodo que escuchamos: el inmigrante, el huérfano, la viuda abandonada, el pobre que vive a tu lado”. 

Además, monseñor Fernández exclamó que “más allá de las bellezas de la geografía, más allá de esta tierra que me sostiene, está ese ‘nosotros’ que es lo más valioso de un sano patriotismo”. “Hay un proyecto común que construir, hay un deseo que nos junta. Habrá distintas maneras de imaginar las soluciones que la sociedad necesita –y de hecho aquí están presentes autoridades de distinto signo político– pero en la base de todo está la necesidad de renunciar al individualismo y soñar un destino común”, agregó.

Recuperando un fragmento de la encíclica Fratelli tutti, en la que el papa Francisco advierte sobre una sociedad cada vez más globalizada y un mundo masificado que hace prevalecer los intereses individuales y debilita la dimensión comunitaria de la existencia, el arzobispo dijo que “esta es una herida de nuestro tiempo. Ya hace varios años que uno ve en muchos jóvenes sólo sueños individuales, proyectos orientados sólo al propio bienestar, y los que me dieron la vida, los que me acompañaron en el camino de la vida, los que he visto sufrir y luchar, se vuelven prescindibles”. 

Por eso, dijo, “se vuelve urgente volver a despertar desde los primeros años un genuino amor a la Patria, que es al mismo tiempo un sentimiento de querer caminar con los otros, luchar codo a codo, incorporar a los débiles que son también parte de la Patria querida, parte de ese ‘nosotros’ que nos ilusiona y desafía”.

Finalmente, monseñor Fernández pidió dar gracias a Dios “por nuestra Patria, que es un don de amor del Padre, y estamos reunidos precisamente para pedir por ella. Porque somos débiles y limitados, nuestras luces no son tantas, y cada uno desde su propia fe ha venido a invocar la ayuda del Padre de todos que nos hace hermanos”.+

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