México en diez tesis

México en diez tesis

¿Qué catolicismo encontrará el Papa Francisco? El rol de frontera entre Estados Unidos y América del Sur

por Luis Badilla

El 3 de febrero pasado la Sala de Prensa del Vaticano publicó las respuestas del Papa Francisco a numerosas preguntas en video que había recibido de México. En una de ellas el Santo Padre dijo: “ Sí, algo voy a llevar a México, seguro, pero yo te quisiera decir que lo que más me mueve a mí es: ¿qué voy a buscar a México? Yo voy a México no como un Rey Mago cargado de cosas para llevar, mensajes, ideas, soluciones a problemas, no sé pensemos todas esas cosas. Yo voy a México como un peregrino, voy a buscar en el pueblo mexicano, que me den algo. No voy a pasar la canastita, quédense tranquilos, pero voy a buscar la riqueza de fe que tienen ustedes, voy a buscar contagiarme de esa riqueza de fe. Tengo ganas de ir a México para vivir esa fe con ustedes. O sea que voy con el corazón abierto para que se llene de todo aquello que ustedes me pueden dar. Ustedes tienen una idiosincrasia, una manera de ser que es fruto de un camino muy largo, de una historia que se fue forjando lentamente, con dolores, con éxitos, con fracasos, con búsquedas, pero hay como un hilo conductor. “Tengo ganas de ir a México para vivir esa fe con ustedes”. Pensamos que esta es la frase central de la respuesta del Papa, porque corresponde a lo que ya había anticipado y es la razón última, la más importante, en virtud de la cual ha decidido emprender esta esforzada peregrinación de seis días, que además, como supimos el 5 de febrero, tendrá una etapa previa inesperada en Cuba para encontrarse con el Patriarca de Moscú, Cirilo.

“Vivir esa fe con ustedes”, para Francisco significa estar en medio de ese pueblo, en primer lugar para escuchar y recibir, para profundizar la riqueza de esa fe, para contagiarse de esa fe. Son axiomas de la “Iglesia en salida”, que por encima de todo está deseosa y es capaz de ir hacia las periferias donde el esfuerzo para afrontar la vida y lo cotidiano es más grande, y donde muchas veces la esperanza oculta su rostro. Hace meses que los católicos y también los que no lo son, siguiendo la catequesis de preparación lo esperan en México como “Misionero de la Misericordia y de la paz”, que son las aspiraciones más profundas del pueblo mexicano.

¿Qué Iglesia Católica mexicana encontrará el Papa Francisco? Para responder hay que decir primero dos cosas: encontrará una comunidad eclesial que no es diferente a las que existen en las otras 32 naciones de la región desde el punto de vista de los desafíos, perspectivas y esperanzas, y que se coordinan en 22 conferencias episcopales por medio del Celam; pero encontrará también una de las comunidades más desgarradas y sufridas de una región asolada por casi tres décadas de violencias entrecruzadas, pobrezas de todo tipo y en algunos casos petrificada por el inmovilismo pastoral.

1) La Iglesia en México, pueblo y jerarquía, en su gran mayoría trabaja intensamente para acompañar el dinamismo del pontificado. No siempre se logran resultados exitosos, pero no por falta de voluntad sino por el peso de cargas pastorales difíciles de aligerar en poco tiempo.

2) El catolicismo mexicano y sus pueblos se presenta desde hace varios siglos fuertemente permeado por una impronta específica: ha vivido en un clima y en una espiritualidad de marcada religiosidad y piedad populares: “síntesis entre sus culturas y la fe cristiana que los misioneros les ofrecían”. (Benedicto XVI, Aparecida, 2007).

3) Es una realidad religiosa que el Papa emérito resumió de la siguiente manera hace casi 10 años: el amor a Cristo sufriente, el Dios de la compasión, del perdón y de la reconciliación; el amor al Señor presente en la Eucaristía, el Dios encarnado, muerto y resucitado para ser Pan de Vida; y la fuerte conciencia del Dios cercano a los pobres y a los que sufren.

4) Los mexicanos, católicos y no católicos, creyentes y no creyentes, son probablemente el pueblo más mariano de América Latina, y su profunda devoción a la Santísima Virgen de Guadalupe siempre es lo primero para ellos, hasta el punto de que la definición que más se acerca al 100% de la población es “ser guadalupano”.

5) La Iglesia en México tiene una nutrida agenda para compartir con el Papa Francisco, que ciertamente conoce muy bien la situación de las comunidades eclesiales locales, tanto desde el punto de vista intraeclesial como desde la extraiglesia.

6) Obviamente pondrán de relieve al Pontífice la delicadísima situación general que vive el país, aunque la política y los políticos, por supuesto, tratan de desdramatizar y, al mismo tiempo, de enfatizar lo que ellos hacen y los resultados que han logrado. En este análisis de la realidad nacional existen no pocas y graves diferencias entre la percepción del Episcopado y de las autoridades y políticos en general. Al respecto no han faltado controversias incluso muy recientes. Una parte minoritaria de los católicos y de la jerarquía está más cerca de las posiciones que en esta materia tiene el gobierno. Pero la mirada de la amplia mayoría de los católicos mexicanos está fuertemente marcada por la alarma, el miedo y a veces la desilusión, sobre todo con respecto a la espiral de múltiples violencias.

7) Obviamente dentro de la Iglesia no faltan los problemas y en este ámbito el Santo Padre también escuchará una intensa agenda. Los problemas son muchos, las prioridades muchísimas, las urgencias no pocas y al mismo tiempo los medios y los recursos escasean. Entre ellos, solo por citar algunos, está el clero: disminución de las vocaciones, envejecimiento de los sacerdotes, relajamiento de la disciplina eclesiástica. También hay pastorales “en riesgo” por falta o inestabilidad de los fieles, como la de jóvenes y adolescentes. El incremento del catolicismo nominal vaciado de una vida acorde con la fe y de las prácticas sacramentales. El asedio de movimientos religiosos informales que insisten en su proselitismo agresivo acusando a los católicos de confundir Evangelio y política. Y aunque el Episcopado está básicamente unido, cohesionado y coordinado, no faltan a veces las naturales diferencias y los roces.

8) Pero hay que destacar que en los últimos años la Iglesia en su conjunto ha crecido enormemente en cohesión y solidaridad eclesial, multiplicando muchísimo sus proyectos y actividades, y animando una pastoral orgánica eficaz, en línea con la propuesta de la Conferencia de Aparecida. En ese sentido son evidentes los saltos cualitativos en el campo de la pastoral familiar y de la pastoral centrada en la promoción humana.

9) Merece una referencia especial el salto de calidad en la madurez y el trabajo del laicado, que años atrás se consideraba uno de los más clericales de la región. Hoy ya no es así. Por el contrario, una gran parte de los logros de la evangelización mexicana de los últimos años se debe a ese crecimiento del laicado, en el que la jerarquía ha depositado confianza, medios y apoyo. Naturalmente todavía queda camino por recorrer, pero se ha emprendido en la dirección correcta con lucidez y valentía.

10) Por último, no hay que ovidar también el crecimiento en la conciencia del rol continental de la Iglesia mexicana, que parece haber comprendido con absoluta claridad lo que está llamada a hacer, como Iglesia misionera y como comunidad eclesial que es punto de encuentro y de unión con el mundo católico estadounidense y canadiense. En este campo los católicos mexicanos tienen una misión que repercute en todas las otras iglesias latinoamericanas.

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