Marcelo Sánchez Sorondo: "Es un escándalo que en la Argentina no apoyen al papa Francisco"

Marcelo Sánchez Sorondo:

El arzobispo argentino que trabaja en el Vaticano arremetió contra las críticas de Elisa Carrió; afirma que muchas veces se interpretan las cosas de un modo "provincial"

ROMA.- "Es un escándalo que no apoyen al Papa. Siento que en la Argentina siempre interpreten las cosas de un modo provincial. Hay una especie de egocentrismo por el que uno ve el árbol, pero no el monte. Es una falta de horizonte que realmente espanta." Son definiciones del arzobispo argentino Marcelo Sánchez Sorondo, canciller de la Pontificia Academia de Ciencias y de Ciencias Sociales, que vive en Roma desde 1971.

En una entrevista con LA NACION, Sánchez Sorondo, de 73 años, no ocultó su amargura por las críticas que cosechó en algunos sectores de la Argentina la "Cumbre de jueces sobre la trata de personas y el crimen organizado", que él organizó y que se realizará el 3 y el 4 de junio en el Vaticano.

A la reunión, que tendrá lugar en la Casina Pío IV -sede de la Academia de Ciencias Sociales-, asistirán unos 20 jueces y fiscales argentinos, junto a un centenar de colegas de muchos países. Asistirán, entre otros, el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, y los jueces federales Sebastián Casanello, Julián Ercolini, María Romilda Servini de Cubría y Ariel Oscar Lijo.

"Hemos invitado a jueces de todo el mundo, como deseo del Papa de empoderarlos para que tomen cabal conciencia de su misión frente a los desafíos de la globalización de la indiferencia", subrayó Sánchez Sorondo.

"Lo que es curioso es que alguien, de alguna manera cercana al Gobierno, esté criticando al Papa por una acción en la que deberían estar interesados todos los gobiernos, porque el Papa en definitiva está ayudando a realizar el bien común, muy concretamente", agregó, en clara alusión a la diputada Elisa Carrió, aliada del presidente Mauricio Macri.

-Muchos sostienen que el Papa va a recibir a jueces argentinos el 3 y el 4 de junio como si la cumbre fuera una movida política. ¿Puede explicar de qué se trata?

-Sinceramente, siento que en la Argentina siempre las cosas las interpretan de un modo provincial. Este encuentro es la continuación de un programa que el Papa nos ha pedido seguir para estudiar desde la Academia las nuevas formas de esclavitud, el trabajo forzado, la prostitución y el tráfico de órganos. Para seguir ese programa, primero hemos hecho un encuentro de líderes de diversas religiones, en diciembre de 2014.

-Después hubo una cumbre de alcaldes en julio de 2015...

-Sí, vinieron los alcaldes de las ciudades más importantes del mundo, menos la de Buenos Aires, hay que decir la verdad... Invitamos al alcalde [el jefe de gobierno era Mauricio Macri], pero no vino porque dijo que estaba en campaña electoral. Lo sentimos mucho, porque tampoco mandaron una delegación importante y fue una cosa un poco curiosa porque el Papa es de Buenos Aires. Ahora hemos pensado que lo ideal era invitar a los jueces, porque son ellos los que tienen que aplicar la ley para liberar de las nuevas formas de esclavitud a tantas personas que sufren. Hay más de 40 millones de personas que están, de una forma o de otra, en estas formas de esclavitud, y nos parece que es lo más indicado que los jueces puedan trabajar aplicando las leyes que hay, comunicando sus propias experiencias, informando sobre las mejores prácticas y viendo si es el caso de postular nuevas leyes internacionales...

-¿Se trata de una cumbre para tratar un problema global, no de la Argentina?

-No tiene que ver con la Argentina. Cuando se habla de 40 millones de víctimas, no decimos que estén en la Argentina, pero sabemos que en nuestro país también hay muchos problemas. Pero no está hecho para la Argentina. Vendrán también destacados jueces de Estados Unidos, México, Inglaterra, Brasil...

-Carrió criticó al legislador Gustavo Vera por ser el "operador" político del Papa porque le lleva los jueces...

-Yo diría que los problemas que ella tenga con Vera por sus diferencias son problemas de ellos. Con nosotros, Vera siempre ha sido un elemento de gran colaboración, ha trabajado muy bien en este campo, con mucho coraje. No sé qué problemas tendrán ellos dos. Pero lo grave aquí es la crítica al Papa.

-¿Por qué cree que en la Argentina se malinterpreta todo lo que dice o hace el Papa?

-No sé si es en la Argentina. Creo que son algunas personas en la Argentina. Al contrario, creo que en la Argentina lo quieren mucho al Papa. Algunas personas en la Argentina no distinguen entre un arzobispo y el Papa. Y es muy curioso que todo lo que haga lo critiquen, porque no se debe criticar a Pedro. Y tanto menos los que se dicen católicos y de comunión diaria. Eso es muy curioso.

-¿Y quiénes son estos algunos?

-Los que públicamente lo critican. No es difícil individualizarlos, por lo menos alguna diputada... Que esta persona critique al Papa, ya si es católica y de comunión diaria, es una cosa terrible, porque el Papa es Pedro. Ahora, si además lo critica siempre, ya es ridículo porque uno no puede criticar al Papa porque tiene gestos de misericordia que no le gustan. Pero criticarlo al Papa por seguir el Evangelio, el programa de Cristo, de las beatitudes, es realmente increíble. Y esto, cuando el Papa trata de erradicar estas nuevas formas de esclavitud, la prostitución, el crimen organizado. Todos los gobiernos deberían tener interés en esto de erradicar las nuevas formas de esclavitud, que también es un objetivo de las Naciones Unidas.

-También causó revuelo en la Argentina la noticia de que el Papa recibirá a Hebe de Bonafini el 27 de mayo...

-Recibirla a Hebe de Bonafini es un tema distinto, entra dentro del Año de la Misericordia, en el que el Papa recibe a todos. Todo el que pide es recibido. Es otra cosa, por lo que no hay por qué criticar al Papa. Primero, no hay que criticar al Papa, sobre todo si uno es católico. Segundo, no hay que criticarlo siempre. Y tercero, no hay que criticarlo cuando hace cosas claramente buenas para todo el mundo. Lo curioso es no sólo que lo critiquen, sino que no lo apoyen completamente.

-Parte de la sociedad argentina está convencida de que el Papa es muy cercano al kirchnerismo, porque la recibió varias veces a Cristina, y quedó enojada porque tuvo un rostro serio al recibirlo a Macri...

-Aquí hay que juzgar las cosas por los hechos. El hecho es que el Gobierno pidió ser recibido y fue recibido. Si le puso la cara seria, o no, habría que ver qué cosas conversó el Papa con Macri, porque eso no lo sabemos. Son todos temas de interpretación. Los hechos no dicen que el Papa sea cristinista, no dicen que no haya recibido al gobierno argentino. Lo que dicen, en cambio, es que el Papa tiene una gran preocupación por clarificar el tema de la trata de personas y de la criminalidad organizada desde que era arzobispo de Buenos Aires. Digamos que el tema fundamental es la Justicia. Ahora ¿cómo uno puede estar en contra de esto? ¡Es estar en contra de lo que es el Evangelio! Realmente, es un escándalo que no apoyen al Papa. No sólo que estén en contra, sino que no lo apoyen totalmente.

-Los polacos siempre estuvieron completamente unidos detrás de Juan Pablo II...

-Sí. Se veía que estaba la Iglesia polaca atrás. Ahora, el Papa argentino no es un hongo, viene de toda la Iglesia argentina y no se entiende cómo no hay una solidaridad análoga a la que había con el papa polaco, a la que había con el papa alemán y con los papas italianos. Es una cosa curiosa.

-¿Por qué pasa esto?

-Aquí hay realmente provincialismo, ombliguismo, un poner el yo y los propios problemas delante de los problemas reales del mundo... Una especie de egocentrismo por el que uno ve el árbol, pero no ve el monte. Es una falta de horizonte que realmente espanta.

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