León XIV urge a la misión y advierte que reducir a Jesus a superhombre es ateísmo de hecho

León XIV urge a la misión y advierte que reducir a Jesus a superhombre es ateísmo de hecho

Después de su nombramiento, el sumo pontífice encabezó la Santa Misa junto con el Colegio Cardenalicio

 

Elisabetta Piqué

En su debut como nuevo papa, León XIV, el primer papa “de los dos mundos”, estadounidense, pero también latinoamericano, confirmó este viernes que preservará la herencia de su antecesor, Francisco, aunque con su estilo y formas.

En una misa solemne que presidió en la espectacular Capilla Sixtina junto a los cardenales -donde el jueves, bajo la sombra del Juicio Final de Miguel Ángel, lo eligieron al cuarto escrutinio, una rapidez que significó enorme consenso-, Robert Francis Prevost, de 69 años, hizo un fuerte llamado a la misión, en un mundo en que se intenta reducir a Jesús a un líder carismático o superhombre, algo que es un ateísmo de hecho.

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“Hoy son muchos los contextos en los que en la fe cristiana se retiene un absurdo, algo para personas débiles y poco inteligentes, contextos en los que se prefieren otras seguridades distintas a la que ella propone, como la tecnología, el dinero, el éxito, el poder o el placer”, advirtió.

La primera misa de León XIVHANDOUT - VATICAN MEDIA

“Hablamos de ambientes en los que no es fácil testimoniar y anunciar el Evangelio, y donde se ridiculiza a quien cree, se lo obstaculiza y desprecia o, a lo sumo, se le soporta y compadece. Y sin embargo, precisamente por esto, son lugares en los que la misión es más urgente, porque la falta de fe lleva a menudo consigo dramas como la pérdida del sentido de la vida, el olvido de la misericordia, la violación de la dignidad de la persona en sus formas más dramáticas, la crisis de la familia y tantas heridas más que acarrean no poco sufrimiento a nuestra sociedad”, advirtió. “No faltan tampoco los contextos en los que Jesús, aunque apreciado como hombre, es reducido solamente a una especie de líder carismático o a un superhombre, y esto no sólo entre los no creyentes, sino incluso entre muchos bautizados, que de ese modo terminan viviendo, en este ámbito, un ateísmo de hecho”, lamentó, en italiano.

“Este es el mundo que nos ha sido confiado y en el que, como enseñó muchas veces el papa Francisco, estamos llamados a dar testimonio de la fe gozosa en Jesús Salvador. Por esto, también para nosotros, es esencial repetir: ‘Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo’ (Mt 16,16). Es fundamental hacerlo antes que nada en nuestra relación personal con Él, en el compromiso con un camino de conversión cotidiano. Pero también, como Iglesia, viviendo juntos nuestra pertenencia al Señor y llevando a todos la Buena Noticia”, afirmó, mencionando, como hizo al presentarse ante el mundo desde el balcón de la Basílica de San Pedro, a su antecesor, Francisco y al Concilio Vaticano II.

Prefecto emérito del Dicasterio de los Obispos, “ministerio” del Vaticano clave porque desde allí se eligen a muchos de los obispos del mundo, el flamante papa León XIV, antes de leer su primer sermón como 267 pontífice de la historia, por primera vez habló en inglés. Nacido en Chicago en 1955, es su lengua materna, que el jueves prefirió no utilizar al presentarse al mundo, cuando sorprendió, en cambio, al hablar en español para recordar a los fieles de Chiclayo, Perú, donde fue obispo.

Acta de la aceptación del Romano Pontífice y del nombre asumido, redactada por el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas PontificiasFrancesco Sforza

Consciente de que la mayoría de los 89 de los 133 cardenales que lo eligieron, de 70 países jamás antes representados en un cónclave y de las periferias, no hablaban en italiano, sino en inglés, usó esta lengua, una de las más habladas del mundo.

“Inicio en inglés, luego seguiré en italiano”, dijo. “Quiero repetir las palabras del salmo responsorial, estoy contento de estar aquí con vosotros, queridos hermanos, porque las maravillas del Señor sigan viniendo sobre nosotros. Me han llamado para llevar una cruz, y bendecido con esta misión, quiero que ustedes también caminen conmigo porque somos una comunidad, una Iglesia que debe anunciar la buena noticia y puedo contar con ustedes en el anuncio del Evangelio”, dijo, confirmando que buscará una mediación, más allá de las divisiones internas entre progresistas y conservadores, para preservar la unidad de la Iglesia católica en tiempos turbulentos del mundo.

En una misa en latín marcada por bellísimos coros, en la que hubo dos lecturas, en inglés y español, leídas por dos mujeres consagradas, en su homilía León XIV -que llevaba zapatos negros -como su antecesor, prefirió no utilizar los tradicionales, de piel roja, que le gustaban a Benedicto XVI-, reflexionó sobre la figura de Pedro. Recordó que el primer apóstol asumió el don de Dios y el camino que se debe recorrer para dejarse transformar, confiados a la Iglesia por el bien de la humanidad.

León XIV, al frente de su primera misaHANDOUT - VATICAN MEDIA

“Dios, de forma particular, al llamarme a través del voto de ustedes a suceder al primero de los apóstoles, me confía este tesoro a mí, para que, con su ayuda, sea su fiel administrador en favor de todo el cuerpo místico de la Iglesia; de modo que esta sea cada vez más la ciudad puesta sobre el monte, arca de salvación que navega a través de las mareas de la historia, faro que ilumina las noches del mundo”, dijo. “Y esto no tanto gracias a la magnificencia de sus estructuras y a la grandiosidad de sus construcciones —como los monumentos en los que nos encontramos—, sino por la santidad de sus miembros, de ese ‘pueblo adquirido para anunciar las maravillas de aquel que los llamó de las tinieblas a su admirable luz’”, explicó.

Y, en línea con Francisco y siempre reflexionando en torno a Pedro, subrayó que, más allá de la profesión de fe, “otro aspecto importante de nuestro ministerio” es “la realidad en la que vivimos, con sus límites y sus potencialidades, sus cuestionamientos y sus convicciones”.

Entonces se puso en guardia ante “un mundo que considera a Jesús una persona que carece totalmente de importancia, al máximo un personaje curioso, que puede suscitar asombro con su modo insólito de hablar y de actuar. Y así, cuando su presencia se vuelva molesta por las instancias de honestidad y las exigencias morales que solicita, este mundo no dudará en rechazarlo y eliminarlo”.

Sin embargo recordó que en el Evangelio para la gente común “el Nazareno no es un charlatán, es un hombre recto, un hombre valiente, que habla bien y que dice cosas justas, como otros grandes profetas de la historia de Israel”.

“Por eso lo siguen, al menos hasta donde pueden hacerlo sin demasiados riesgos e inconvenientes. Pero lo consideran sólo un hombre y, por eso, en el momento del peligro, durante la Pasión, también ellos lo abandonan y se van, desilusionados. Llama la atención la actualidad de estas dos actitudes. Ambas encarnan ideas que podemos encontrar fácilmente —tal vez expresadas con un lenguaje distinto, pero idénticas en la sustancia— en la boca de muchos hombres y mujeres de nuestro tiempo”.

Al igual que tras su nombramiento, el flamante León XIV, un hombre hasta ahora de perfil bajo, discreto, no ocultó que estaba emocionado al dar su primera homilía como Pontífice. Vestido con paramentos blancos y dorados, al finalizar la misa recibió un fuerte aplausos de parte de sus hermanos cardenales, un buen auspicio por lo que vendrá.

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