El inicio de una relación más fluida pero con una clara diferencia: el aborto

El inicio de una relación más fluida pero con una clara diferencia: el aborto

Cerca de Alberto F. aseguran que hay una muy buena sintonía con la cúpula eclesiástica peor aclaran que el gobierno no será clerical.

 

Alberto Fernández estaba contento y no lo ocultaba ante sus colaboradores. El mensaje institucional que había dado en Luján junto con Mauricio Macri, hacia la sociedad, había sido el correcto. Convivencia, mas allá de las profundas diferencias entre ambos.

El gesto espontáneo de convidarle de su bebida refrescante bajos los rayos del sol, al mandatario saliente, pareció un dato menor, de color, pero no lo fue.

Analizado en frío y después de la ceremonia, en el albertismo quedó claro que fue parte de ese espíritu que se vio en buena medida reflejado durante la misa anti grieta con gestos de acercamiento entre Alberto y Mauricio. También lo fue en la previa, durante la recepción en uno de los salones del Complejo Museográfico “Enrique Udaondo”. Allí podía apreciarse cómo dialogaban y en algunos casos hasta confraternizaban, los ministros salientes con los funcionarios del gobierno que viene.

O cuando Macri y Fernández estuvieron en un aparte con el presidente de la Conferencia Episcopal, Oscar Ojea, y con los obispos Jorge Scheinig, Gustavo Carrara, Carlos Malfa, Oscar Frassia y Jorge Lugones. Quienes le obsequiaron, para Juliana Awada y Fabiola Yañez, sendos cuadros e imágenes de la virgen.

El albertismo pretende dejar atrás la etapa de confrontación entre el Gobierno macrista y la Iglesia, en particular con el Papa Francisco. De hecho, el nuevo ciclo ya comenzó, antes de la asunción de Alberto. Por un lado, dirigentes en nombre de Fernández tuvieron encuentros con Ojea y el propio Alberto estuvo en el 2018 con el Papa. Más aún, durante la campaña, el entonces candidato del Frente de Todos tuvo reuniones con el episcopado y con los curas villeros.

“Hay una muy buena sintonía, pero está claro que no va a ser un gobierno clerical. Pero sí respetuoso de la relación con la Iglesia. Va a haber mucho diálogo, franco y respetuoso”, describieron a Clarín, cerca de Alberto.

En el entorno del próximo presidente entienden que la relación con la cúpula eclesiástica y con el Vaticano no es un foco de conflicto para ellos. Pero admiten que la iglesia tiene un sólo tema que es complicado: el aborto.

En la rápida construcción de esos lazos, mucho tendrá que ver el obispo Ojea, el más político de las autoridades eclesiásticas. Suele decirse, para describir el perfil que tiene el presidente de la Conferencia Episcopal, que puede aceptar que un presidente como Alberto Fernández le diga que está a favor del aborto y que lo va a impulsar. Pero lo que no acepta es que nos les avisen o le jueguen por debajo de la mesa, algo que hasta el Papa se lo ha enrostrado a Macri.

Era el Sumo Pontífice el que le enrostraba a Macri que Marcos Peña y Jaime Durán Barba operaban en su contra.

Desde el albertismo aseguran que el tema del aborto será parte de las diferencias que no deben afectar la convivencia. Pero algo muy distinto es la confrontación o los desaires, como ocurrió hasta ahora. Para ello, también será clave, del lado del gobierno que viene, el Secretario de Culto, Guillermo Oliveri. De estrecho vínculo con Alberto, fue uno de los pocos funcionarios que estuvo los doce años completos del kirchnerismo en ese cargo.

En cambio, sí admiten fuentes del gabinete por venir, que con la Iglesia van a coincidir en la pobreza y la necesidad de atacarla cuánto antes. Un poco también se planteó durante la misa en Luján con el concepto de “techo, tierra y trabajo”. Al igual que en la defensa de la democracia donde hubo tensiones, sobre todo cuando el macrismo advertía que el escenario podía tornarse antidemocrático si volvía el peronismo de la mano de Alberto y de Cristina Kirchner.

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