La Conferencia Episcopal Argentina (CEA) dio a conocer ayer un duro documento en el que evidenció el “desencuentro” entre los argentinos, apuntó contra la “corrupción generalizada y la plaga del narcotráfico” y en obvia referencia al país, advirtió “que la casa que compartimos puede resquebrajarse”.
El texto de 22 páginas que lleva como título “Bicentenario de la Independencia: tiempo para el encuentro fraterno de los argentinos” los obispos, sostienen entre otras cosas que “el principal” de los males que aquejan al país son “el desencuentro que no nos deja reconocernos como hermanos, a lo que le sigue la corrupción generalizada, la plaga del narcotráfico y el descuido del medio ambiente” lo que según dicen, son ejemplos “que muestran que la gran familia de los argentinos está en riesgo y que la casa que compartimos puede resquebrajarse”.
En otro de los párrafos destacados del mensaje de la CEA, se advierte que “no hay plena democracia sin inclusión e integración” para lo que se requiere del compromiso de todos, se plantea la necesidad del “derecho al trabajo”, a “la propiedad de la tierra” y a un “techo habitable”, lo cual “está muy lejos de un protagonismo economicista devastador, que impone sin ninguna ética, su dominio absoluto”.
Los prelados no dudaron en acudir a una cita del Papa Francisco para referirse a la corrupción, a la que consideran como “esa llaga putrefacta de la sociedad” que no solo atañe “al corrupto, sino que alcanza al conjunto de la sociedad, ya que algunos bienes que deben estar puestos al servicio de todos, terminan ilegítimamente sujetos a la voluntad y goce de unos pocos”.
En esa dirección, consideran “fundamental” que la justicia “se mantenga independiente de las presiones de cualquier poder y se sujete solo al imperio de la verdad y la justicia”.
Más adelante alertan nuevamente sobre el nacotráfico y el narconegocio al que consideran como “un silencioso y perverso mal social” que avanza “matando y destruyendo familias a su paso”, luego instan a “acompañar a las familias que viven en la pobreza” y advierten que “la inclusión social” implica particularmente la integración” de los más carenciados.
Finalmente reconocen la existencia de “una crisis de representatividad en la clase política, unida al fenómeno creciente de la corrupción y a la subordinación de la política a la economía” tras lo cual convocan a la “recuperación de la ética social, la legalidad y la moral pública para que el sistema democrático” logre defenderse “de los males que hoy lo desprestigian”.
Durante la conferencia de prensa en la que se dio a conocer el documento, el titular del Episcopado, monseñor José María Arancedo, dijo “que no se puede negar la pobreza” y consideró a las cifras de la Universidad Católica Argentina como “llamativas y preocupantes” por lo que no se puede “pensar en el bien común” con semejantes números.
En esa misma dirección, el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Poli, señaló que “la pobreza no duele, lo que duelen son los pobres”, dijo que hubo un “reduccionismo” del tema “con cuadros y graficos” e instó a volver a pensar “en el dolor” de los que menos tienen.
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