“Qué bueno que llegaste”, “Bienvenido a casa amigo Francisco”, los chicos del aeropuerto de Chiapas no cantaban, gritaban, para que el Papa apenas descendido del avión y todavía lejos, los escuchara claro.
REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz
Los vestidos y sombreros típicos de sus etnias, con instrumentos también de sus tradiciones, acompañando estas palabras en español, pero distintas de las frases comunes de recepción, nos hicieron sentir desde el primer momento que en Chiapas estábamos con gente de culturas distintas, que piensan y sienten distinto; con lenguas diversas, con otros usos y costumbres, otros símbolos y de comunidades diferentes en la misma tierra; un verdadero cosmos que representa de algún modo la diversidad y variedad del entero globo.
Al Papa lo llaman en la etnia Tzeltal: “Cuidador del Pueblo y la tierra en el mundo”, este es el significado de “J’Tatic Francisco”. El Papa les dijo: “Estoy con ustedes pueblo indígena”. Y Francisco habló ya muchas veces de la necesidad de dialogar con los que piensan y sienten distinto –eso no es un problema para Francisco- porque aunque se piense y se sienta distinto, podemos dialogar y aunque no sea en las ideas, ponernos de acuerdo para trabajar juntos por el bien de todos, especialmente por los que sufren más.
Y en este diálogo hay una palabra clave, la palabra: “perdón”, que también está en sus homilías y discursos. Porque esta gente de las tantas etnias de México, son humildes en el mejor sentido de la palabra, porque saben perdonar. Ellos tienen actitud de diálogo y no de revancha o venganza. Son misericordiosos. “Tenemos mucho que aprender de estas culturas”, ha dicho el Papa y también les ha perdido perdón en nombre de la Iglesia a todos los que respondieron a su visita participando de los encuentros y celebraciones, a los pobres, a los indígenas y sufrientes de México que expresan agradecidos: “Gracias porque viniste a vernos, gracias porque nos miras”. Siguiendo a Francisco en salida misionera, desde México, jesuita Guillermo Ortiz
Comentá la nota