Fuerte respaldo de los obispos argentinos al papa Francisco en una carta de la CEA

Fuerte respaldo de los obispos argentinos al papa Francisco en una carta de la CEA

La Conferencia Episcopal Argentina lamentó el “ataque despiadado” que sufre el Sumo Pontífice – Se refiere al pedido de renuncia del Papa realizado por el ex nuncio Carlo María Viganò

En bloque y evidentemente conscientes del terremoto que desencadenó en la Iglesia de todo el mundo la carta de un ex nuncio que pidió la renuncia del Papa por encubrir a un cardenal abusador, los obispos argentinos salieron a defender a su líder máximo y compatriota, Jorge Bergoglio.

Como también hicieron en forma compacta obispos españoles y peruanos, en una carta de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), en la que no mencionaron la epístola del ex nuncio Carlo María Viganò, los obispos argentinos lamentaron el “ataque despiadado” que sufre Francisco. Y le expresaron su “fraterna y filial cercanía”.

“Como Pueblo de Dios que peregrina en la Argentina, pastores y fieles queremos manifestarle nuestra fraterna y filial cercanía en este momento en que sufre un ataque despiadado en el que confluyen distintos y mezquinos intereses mundanos. Compartimos sus dolores y esperanzas”, escribieron, en una carta firmada por Oscar Ojea, obispo de San Isidro (en Buenos Aires) y presidente de la CEA, y el obispo de Chascomús (al sur de la Ciudad de Buenos Aires), Carlos Malfa, secretario general.

“Hoy, por la intercesión de Santa Rosa de Lima, patrona de América Latina, y unidos en confiada oración pedimos al Espíritu Santo que lo colme de sabiduría y fortaleza para que, como sucesor de Pedro, nos siga confirmando en la fe de la Iglesia”, concluyeron.

Por primera vez también salió a reaccionar a la carta-bomba de Viganò el cardenal Pietro Parolin, número dos del Papa, que también fue acusado de complicidad en el encubrimiento del ex arzobispo emérito de Washington Theodore McCarrick.

Lo cierto es que Francisco, ni bien una investigación de la diócesis de Nueva York concluyó en junio pasado que el cardenal McCarrick era culpable de abusos, le sacó el birrete y el título cardenalicios, algo sin precedente.

El video dejó en claro que, si hubo sanciones, Viganò estuvo lejos de hacerlas respetar cuando fue nuncio en Estados Unidos. Confirma esto un minucioso artículo de la prestigiosa revista jesuita, América, que certificó que desde el período de las supuestas sanciones (2009 o 2010) y hasta al menos 2013, McCarrick mantuvo un perfil altísimo: siguió dando sermones en misas importantes, protagonizando conferencias y viajando por todo el mundo.

¿Por qué Viganò no lo impidió? ¿No decía la verdad en su J’accuse, un documento sin pruebas, que escribió a cuatro manos junto a un periodista italiano, Marco Tosatti, detractor del Papa y miembro del ala conservadora que los ataca sistemáticamente? Es una de las tantas preguntas sin respuesta que su epístola-bomba ha dejado en el aire.

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