Luego del paso por Ecuador, el pueblo boliviano abrió sus brazos para recibir al Sumo Pontífice en El Alto, a casi 4000 metros de altura. No sólo le llegaba el aire fresco del caño de oxígeno conectado al pie del micrófono, también recibía los vítores de todo un pueblo ante uno de los momentos más importantes de su historia.
Nunca antes un líder de la Iglesia había desembarcado en este país tan particular, en este único estado plurinacional, en esta tierra que intenta en pleno siglo XXI recuperar tradiciones ancestrales, mejorar la calidad de vida de su población como nunca antes ocurrió, re apropiarse de bienes y riquezas de todo el pueblo, y al mismo tiempo abrirse al mundo y modernizarse. Hombres y mujeres con sus trajes y vestimentas, y con tecnología de última generación, eran la imagen perfecta para sintetizar todo esto.
Cada uno de los discursos pronunciados en Bolivia, los momentos y los lugares, fueron cuidadosamente organizados. También allí hay mensajes. Primero, reuniones con el pueblo, los dolientes, las monjas, los movimientos populares, los presos. Luego, el cierre casi con los obispos. Todas son señales...
"Se han cometido muchos pecados contra los pueblos originarios de América Latina en nombre de la Iglesia y, tal como lo dijo Juan Pablo segundo, es tiempo que la Iglesia se postre ante Dios y pida perdón por los pecados pasados y presentes", dijo el Papa Francisco ante cientos de delegados de movimientos populares de 40 países del mundo.
Francisco también recordó a "millares de sacerdotes y Obispos que se opusieron a la lógica de la espada con la fuerza de la Cruz. Hubo pecado y abundante pero allí también sobreabundó la gracia frente a esos pueblos originarios, recuerden a todos".
Instó además a los movimientos populares que defienden los derechos de los excluidos a "no achicarse frente a un sistema que impone las ganancias a cualquier costo" ya que "el futuro de la humanidad está en las manos de los más humildes, en su capacidad de organización y en la búsqueda colectiva de las tres T: Tierra, Techo y Trabajo".
El Papa Francisco cerró el segundo encuentro mundial de los movimientos populares conformados por artesanos, campesinos, pueblos originarios, cooperativistas e integrantes de fábricas recuperadas, entre otros.
"Los movimientos populares tienen tres desafíos por delante -destacó el papa Francisco- poner la economía al servicio de los pueblos, unirlos en el camino de la Paz y la Justicia y defender a la Madre Tierra" al tiempo que agregó que el futuro de la humanidad "está en manos de los movimientos populares".
El Santo Padre hizo alusión además a que "hay que reconocer que necesitamos un cambio, hablo de los problemas comunes de todos los latinoamericanos que tiene una matriz global y que ningún Estado puede resolver por si mismo".
"Queremos un cambio real, un cambio de estructuras, este sistema que busca las ganancias a cualquier costo y que llamo 'el estiércol del Diablo', ya no se aguanta, no lo aguanta ni los trabajadores ni los campesinos ni la hermana Madre Tierra" y añadió "me alegra tanto que la Iglesia se sienta cercana a los movimientos populares".
"En serio las cosas no andan bien en un mundo donde hay tantos campesinos sin tierra, trabajadores sin derecho y personas heridas en su dignidad, estallan tantas guerras sin sentido y la violencia fratricida se adueña de nuestros barrios", dijo el Sumo Pontífice.
"Hay un anhelo de cambio en todos los pueblos del mundo, incluso dentro de las minorías reducidas que cree beneficiarse con este sistema, donde reina la insatisfacción y la tristeza. Muchos esperan un cambio que los libere de esa tristeza individualista que los esclaviza", enfatizó.
El Papa aseguró además que "ahora nos ensañamos con nuestra casa, con nuestra Madre Tierra, los científicos aceptan que se producen daños en el ecosistema, se castiga a la tierra y a los pueblos y a las personas de un modo salvaje por ese sistema que busca el dios Dinero". En este contexto llamó a los movimientos populares a "no achicarse porque el futuro de la humanidad esta en sus manos. Ustedes (por los movimientos sociales) son sembradores de un proceso de cambio que no llegará porque se impuso tal opción política"
"Hay que sostener un proceso social de cambio de estructuras que, si no viene acompañado de un cambio en el corazón, a la larga termina por corromperse, hay que cambiar el corazón", sostuvo el Papa.
Francisco también enumeró las nuevas formas de colonialismo vinculadas a "pautas alienantes de consumo, un nuevo colonialismo ideológico que viene de la mano de los medios de comunicación masivos".
Sostuvo además que el futuro de la humanidad "no está en manos de las grandes dirigencias, potencias y élites sino en manos de los pueblos y en su capacidad de organizarse"
"El colonialismo nuevo y viejo engendra pobreza, miseria y migraciones forzadas, pone la periferia en función del centro y se niega el derecho a un desarrollo integral"
Los movimientos sociales entregaron un documento al papa Francisco en el que destacan la defensa del trabajo como derecho humano, el rechazo a la precarización y la tercerización laboral, la defensa de los migrantes y los refugiados, y el impulso de una economía social y popular, entre otros puntos.
No es la primera vez que un Papa pide perdón. Pero hay formas de hacerlo. Hay tonos, gravedad, miradas, arrepentimiento profundo. Y todo esto es lo que despierta Francisco. Una profunda certeza en el pueblo de asistir a un encuentro con un hombre que siente y habla como ellos, y que se hace nada para ser simplemente un pastor más, el primero entre sus pares, pero con el solo objetivo de servir. "Pido perdón por los crímenes contra los pueblos originarios de América en nombre de la Iglesia", dijo Francisco, comenzando en primera persona para asumir primero él todo ese peso de siglos de horrores y sangre en nombre de Cristo.
En el multitudinario encuentro en Santa Cruz de la Sierra, el Papa pidió además a los movimientos populares a no achicarse "frente a un sistema que impone ganancias a cualquier costo".
Francisco prioriza dos aspectos que creemos importantes destacar: El reconocimiento del otro, del diferente, en todos los órdenes, como agente necesario para el cambio en la sociedad y casi, una espiritualidad y una santidad colectiva, en función de la lucha para romper las barreras que nos separan y traen el odio: "Sería superficial pensar que la división y el odio solo afectan a las tensiones entre los países o los grupos sociales. En realidad, son manifestación de ese difuso individualismo que nos separa y nos enfrenta, de la herida del pecado en el corazón de las personas", dijo Francisco en Ecuador. Una frase que hoy cierra en cualquier país, sociedad o continente.
El otro punto saliente de sus ideas y palabras, tiene que ver con la actualidad, valor y fuerza del mensaje salvífico y evangélico de Cristo, que siempre es novedoso y transformador: "Nuestra fe es revolucionaria", dijo Francisco también en Ecuador, pero son frases para todos los fieles y para todo el mundo. Y especialmente, son palabras que el Papa quiere replicar dentro mismo de la Iglesia.
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