Nos sumamos de todo corazón a las innumerables felicitaciones que de todo el mundo le llegan al Papa emérito, que vive en oración en el monasterio Mater Ecclesiae, en los jardines vaticanos.
¡Gracias de corazón! ¡Veo a la Iglesia viva!
«Les suplico que se acuerden de mí en su oración y que sigan pidiendo por los Señores Cardenales, llamados a la delicada tarea de elegir a un nuevo Sucesor en la Cátedra del apóstol Pedro», fue la exhortación de Benedicto XVI - en su última audiencia general, ante más de 150 mil fieles y renovadas muestras de afecto - elevando su acción de gracias a Dios por sus casi ocho años de Pontificado.
«No regreso a la vida privada, a una vida de viajes, reuniones, recepciones, conferencias, etc.No abandono la cruz, sino que permanezco de forma nueva a los pies del Señor Crucificado» destacó el Papa Ratzinger, reiterando que «amar a la Iglesia significa también tener el valor de tomar decisiones difíciles, sufridas, teniendo siempre por delante el bien de la Iglesia y no de sí mismos».
«El corazón del Papa se ensancha agradecido para abrazar al mundo entero», dijo también Benedicto XVI, recordando que «el Señor guía a su Iglesia y nunca nos abandona». Y agradeciendo a todos el respeto y la comprensión con la que se acogió su decisión de renunciar al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, «decisión importante – señaló - que he tomado con plena libertad».
Pudimos ver en la Plaza de San Pedro grandes aplausos, mucha emoción, devoción, aprecio y cariño el 27 de febrero de 2013. Cientos de miles de fíeles y peregrinos acompañaron al Papa en la última audiencia general de su pontificado: casi ocho años de luminoso magisterio con «momentos de alegría y luces, así como también ‘momentos difíciles’, pero siempre bajo la guía y protección de Dios»:
«Les agradezco por haber venido tan numerosos a esta mi última audiencia general ¡Gracias de corazón! ¡Estoy verdaderamente conmovido! ¡Y veo a la Iglesia viva!»
La barca de la Iglesia es del Señor y Él la conduce, dijo Benedicto XVI con el corazón colmado de gratitud
Hizo hincapié en que, desde que asumió el ministerio petrino en el nombre del Señor, sirvió a su Iglesia con la certeza de que es Él quien le ha guiado - Sé también que la barca de la Iglesia es suya, y que Él la conduce por medio de hombres. Mi corazón está colmado de gratitud porque nunca ha faltado a la Iglesia su luz
Éstas fueron sus emocionadas palabras en nuestro idioma:
«Queridos hermanos y hermanas: Muchas gracias por haber venido a esta última audiencia general de mi pontificado. Asimismo, doy gracias a Dios por sus dones, y también a tantas personas que, con generosidad y amor a la Iglesia, me han ayudado en estos años con espíritu de fe y humildad. Agradezco a todos el respeto y la comprensión con la que han acogido esta decisión importante, que he tomado con plena libertad. Desde que asumí el ministerio petrino en el nombre del Señor he servido a su Iglesia con la certeza de que es Él quien me ha guiado. Sé también que la barca de la Iglesia es suya, y que Él la conduce por medio de hombres. Mi corazón está colmado de gratitud porque nunca ha faltado a la Iglesia su luz. En este Año de la fe invito a todos a renovar la firme confianza en Dios, con la seguridad de que Él nos sostiene y nos ama, y así todos sientan la alegría de ser cristianos. Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y de los países latinoamericanos, que hoy han querido acompañarme. Os suplico que os acordéis de mí en vuestra oración y que sigáis pidiendo por los Señores Cardenales, llamados a la delicada tarea de elegir a un nuevo Sucesor en la Cátedra del apóstol Pedro. Imploremos todos la amorosa protección de la Santísima Virgen María, Madre de la Iglesia. Muchas gracias. Que Dios os bendiga».
Comentá la nota