En el Día de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, organismos eclesiales convocan a visibilizar las violencias, fortalecer la corresponsabilidad y renovar la esperanza cristiana.
En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el Área de las Mujeres del Secretariado de Laicos (Seplai) y la Comisión Episcopal para la Vida, los Laicos, la Familia y Juventud (Cevilaf) difundieron un mensaje titulado "La esperanza no defrauda", invitando a una reflexión compartida en la vida de la Iglesia.
El pronunciamiento expresa el dolor ante la realidad que atraviesan muchas mujeres, especialmente el cansancio y el agobio derivados de la crisis social y económica que impacta de manera particular en quienes sostienen la vida en soledad. También subraya la necesidad de visibilizar las diversas formas de violencia -física, psicológica, económica y estructural- que siguen condicionando su dignidad y sus oportunidades.
Las áreas eclesiales destacan la importancia de reconocer la presencia profética de las mujeres y de asumir la corresponsabilidad en los ámbitos de participación y de cuidado comunitario. En este sentido, recuerdan las palabras del papa Francisco sobre la Iglesia sinodal como un espacio de escucha recíproca, donde cada miembro del pueblo de Dios tiene algo que aprender.
Mujeres resilientes
El mensaje agradece la resiliencia de tantas mujeres que, aun en medio de situaciones adversas, siguen de pie como testimonio vivo de que la esperanza no defrauda. A la vez, reclama políticas públicas de prevención y una justicia eficaz ante hechos aberrantes que continúan cobrando vidas y generando profundo dolor social.
"Miramos este presente como un tiempo de esperanza", afirman, señalando que el camino sinodal impulsa a vivir plenamente la dignidad bautismal y a acompañar especialmente a quienes más sufren. Inspirados en el coraje de las mujeres que anunciaron la Resurrección, llaman a renovar el compromiso comunitario frente a estos flagelos.
Finalmente, encomiendan este recorrido a la Virgen de Luján, "mujer de esperanza", pidiendo su intercesión para fortalecer la fe, el respeto a la dignidad y la búsqueda de una auténtica corresponsabilidad en la Iglesia y en la sociedad.

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