Ante la gran magnitud del sismo, cuyo triste balance de destrucción sigue aumentando con el pasar de las horas, el Papa Francisco transmitió su «cercanía en la oración, encomendando el alma de los fallecidos a la misericordia de Dios y alentando a las autoridades civiles y equipos de socorro en sus esfuerzos para rescatar y asistir a los afectados por esta tragedia».
Así se lee en el telegrama enviado al Obispo del Vicariato Apostólico de Nepal, Paul Simick, y firmado por el Cardenal Secretario de Estado de Su Santidad, Pietro Parolin.
En Nepal, donde se produjo el epicentro, el número de los fallecidos se acerca a los dos mil, mientras que los heridos son más de cuatro mil seiscientos. Ya desde las primeras noticias del devastador terremoto, el Papa siguió en oración el desarrollo de la tragedia.
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