El Card. Poli presidió la misa en sufragio de Benedicto XVI en la catedral porteña

El Card. Poli presidió la misa en sufragio de Benedicto XVI en la catedral porteña

En una catedral colmada de fieles, sacerdotes y obispos, el arzobispo de Buenos Aires señaló que "a su modo y estilo" el papa Benedicto dejó un "iluminador y fecundo magisterio pontificio".

El arzobispo de Buenos Aires y primado argentino, cardenal Mario Aurelio Poli, presidió la misa en sufragio del papa emérito Benedicto XVI, fallecido el sábado 31 de diciembre, a los 95 años, celebrada este miércoles 4 de enero en la catedral metropolitana de Buenos Aires acompañado del nuncio apostólico monseñor Miroslaw Adamczyk y de monseñor Oscar Vicente Ojea, obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina.

Concelebraron también los monseñores Ariel Edgardo Torrado Mosconi, obispo de Nueve de Julio; Gabriel Bernardo Barba, obispo de San Luis; Carlos Humberto Malfa, obispo de Chascomús; Juan Habib Chamieh, obispo de Eparquía Maronita; Daniel Kozelinski Netto, obispo de la Eparquia Ucrania.

Los obispos auxiliares de Buenos Aires, monseñor José María Baliña, monseñor Ernesto Giobando SJ, monseñor Gustavo Oscar Carrara, monseñor Alejandro Javier Giorgi y monseñor Joaquín Mariano Sucunza.

El arzobispo emérito de Rosario, monseñor José Luis Mollaghan; el obispo emérito de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frassia; el obispo emérito de Neuquén, monseñor Virginio Domingo Bressanelli SCJ, y monseñor Eduardo María Taussig, obispo emérito de San Rafael.

Entre los casi 40 sacerdotes presentes, estaban el rector de la catedral de Buenos Aires, presbítero Alejandro Russo, y monseñor Aliaksandr Rahinia, secretario de la nunciatura apostólica

Participaron, entre otras autoridades, el director nacional de Culto Católico, Luis Saguier Fonrouge; el embajador de Eslovaquia, Rastislav Hindicky; Lía Zervino, integrante del Dicasterio para los Obispos, de la Santa Sede; la presidenta de la Asociación Argentina de la Soberana Orden de Malta, María Podestá, y Luis María Aguirre, directivo de la entidad; el ex embajador argentino ante la Santa Sede Vicente Espeche Gil; Pablo Blanco, director del Instituto de Cultura Universitaria de la UCA y Santiago Bergada, canciller de la Orden del Santo Sepulcro.

También había numerosas congregaciones religiosas femeninas y una delegación de la Policía Federal Argentina, cuyo capellán, Pbro. Diego de Campos, proclamó el Evangelio.

El cardenal Poli repasó en su homilía la intensa vida del papa Ratzinger, desde su infancia en el seno de su familia, devota y unida, hasta los difíciles años de la guerra que probó al papa emérito en la dura experiencia de ser prisionero. "Al recuperar la libertad, hizo que comprendiera su inmenso valor durante toda su vida". 

“Después de salir del abismo de esos años”, recordó el arzobispo, prosiguió los estudios junto con su hermano George, años que el propio Benedicto en su autobiografía destaca como “los más bellos de su vida”. Completa su formación teológica con su tesis: ‘Pueblo y casa de Dios en la eclesiología de San Agustín” y ya desde esos años "llegó a convertirse en un entusiasta del movimiento litúrgico”. 

“Después de su ordenación sacerdotal, prosiguió el cardenal Poli, las fuentes de gracia sacramental y la necesaria belleza de la celebración litúrgica serán una referencia constante en su enseñanza teológica”. 

El arzobispo de Buenos Aires, repasó sus años de docencia, “prolongada y de enorme profundidad” y contó que la primera publicación de Ratzinger, en aquellos años, ‘Introducción al cristianismo”, tuvo una amplia repercusión entre los laicos y fue de mucho provecho para mi generación”.

“Le siguieron luego sus servicios a la Iglesia de Alemania primero y luego en la Santa Sede por encargo del papa San Juan Pablo II”. El arzobispo recordó su participación en la Comisión redactora del Catecismo que tuvo que suspender afectado por un derrame cerebral que logró superar gracias a los cuidados recibidos y “porque en el plan de Dios estaba reservado para ocupar la silla de Pedro”. Elección que "lo sorprendió en una edad en la que todos declinan su actividad por tareas más pasivas”.

"A su estilo y modo -aseguró Poli- Benedicto XVI gobernó la Iglesia por el rumbo señalado por el Concilio VII y su capacidad docente de larga experiencia, ahora con una singular asistencia especial del Espíritu Santo, dieron lugar a un iluminador y fecundo magisterio pontificio”

El cardenal Poli recordó luego aquel 11 de febrero de 2013, cuando en su octavo año de pontificado presentó su dimisión ante el consejo cardenalicio. Renuncia a la que calificó de “conveniente, virtuosa y ejemplar” y señaló que “fue un acto responsable, regido por la prudencia y la libertad de quien consideró en conciencia que ya no podía responder a la misión que Dios le había encomendado”.

“Hoy lo recordamos con gratitud, concluyó el arzobispo de Buenos Aires, y pedimos al Buen Pastor que le confió Su Iglesia que conceda el descanso de sus fatigas y lo cuente entre aquellos que son llamados. Vengan benditos de mi Padre y reciban en herencia el Mundo que les fue prometido”.

Antes de la bendición final el nuncio apostólico en la Argentina hizo el saludo final: “Que salga a su encuentro la Virgen y que bajo su manto materno lo confiamos y brille para él la luz que no tiene fin. Que el alma de nuestro papa emérito Benedicto XVI y las almas de todos los fieles difuntos por la misericordia de Dios, descansen en paz”.

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