Arancedo, Francisco, y el valor de la misericordia...

Arancedo, Francisco, y el valor de la misericordia...

Tanto en la homilía en la misa inaugural de la 109ma Asamblea  de la Conferencia Episcopal Argentina, ofrecida por Monseñor José Arancedo, como en la Bula de Convocación al Jubileo Extraordinario de la Misericordia del Papa Francisco, aparece con claridad  destacada, el valor de la misericordia.

Sin perder de vista la mirada primaria y predilecta por los débiles, los pobres, y los más necesitados, unos y otros expresan la preocupación por la realidad, y al mismo tiempo llaman a los pueblos a abrazar la esperanza, volcando su ayuda y unidad hacia los sectores más postergados.

Lamentablemente, la homilía y la bula, las palabras de Arancedo y el Papa Francisco, no escapan a la interpretación muchas veces parcial, siempre subjetiva,  en algunos casos tendenciosa, de algunos medios. Miradas y análisis parciales, que nos impiden ver el lienzo, la pintura de la verdad completa. Por tal motivo, valoramos desde Caminos Religiosos el profundo y preciso análisis de Federico Wals a la homilía del titular de la Conferencia, y ofrecemos y acercamos aquí, algunos párrafos salientes de ambos documentos, combinando como en un diálogo de unidad, uno y otro escrito, convencidos que compartir el material fidedigno y textual, brinda herramientas a los lectores para un análisis personal y profundo:

"Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre. El misterio de la fe cristiana parece encontrar su síntesis en esta palabra. Ella se ha vuelto viva, visible y ha alcanzado su culmen en Jesús de Nazaret" (Francisco) 

"La fe es el primer testimonio en nuestro servicio pastoral, y un don que siempre debemos agradecer y cuidar. Ella nos hace ver la realidad desde Jesús  que nos descubre el camino de Dios y el gozo pascual de su cruz, que purifica y hace más fecundo nuestro ministerio. La vivencia de la fe es sabiduría, paz y alegría" (Arancedo)

"Siempre tenemos necesidad de contemplar el misterio de la misericordia. Es fuente de alegría, de serenidad y de paz. Es condición para nuestra salvación. Misericordia: es la palabra que revela el misterio de la Santísima Trinidad. Misericordia: es el acto último y supremo con el cual Dios viene a nuestro encuentro. Misericordia: es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida. Misericordia: es la vía que une Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados no obstante el límite de nuestro pecado" (Francisco)

"La fe no es algo intimista, ello no pertenecería al designio de Dios: “que tanto amó al mundo que le envío a su Hijo único” (Jn. 3, 16). Es este mundo concreto el destinatario del amor de Dios. No hay nada en la vida del hombre y en el mundo que sea ajeno a Jesucristo. Él ha venido a salvar al hombre y a sanar su liberad herida por el pecado. La fe nos hace conocer la raíz del mal y nos da la certeza del amor redentor de Dios" (Arancedo)

"El Año Santo se abrirá el 8 de diciembre de 2015, solemnidad de la Inmaculada Concepción. Esta fiesta litúrgica indica el modo de obrar de Dios desde los albores de nuestra historia" (Francisco)

"Decir que toda la actividad del hombre es iluminada por el evangelio, es expresión de una auténtica fe en Jesucristo" (Arancedo)

"El domingo siguiente (13 de diciembre) III de Adviento, se abrirá la Puerta Santa en la Catedral de Roma, la Basílica de San Juan de Letrán. Sucesivamente se abrirá la Puerta Santa en las otras Basílicas Papales. Para el mismo domingo establezco que en cada Iglesia particular, en la Catedral que es la Iglesia Madre para todos los fieles, o en la Concatedral o en una iglesia de significado especial se abra por todo el Año Santo una idéntica Puerta de la Misericordia" (Francisco)

"El Papa Francisco define a la misericordia como la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia. Esto nos compromete a ahondar en la “vía de la misericordia”. El pretender siempre y solamente justicia nos puede hacer olvidar, agrega, que ella es el primer paso necesario e indispensable; pero la Iglesia necesita ir más lejos para alcanzar una meta más alta y más significativa. Desde el Evangelio hablamos del perdón y la reconciliación como expresión de ese amor misericordioso del Padre que conocimos en Jesucristo. Cuando la justicia se orienta a la reconciliación se abre al camino hacia la concordia, la fraternidad y la amistad social, tan necesarias en la vida y el futuro de toda comunidad" (Arancedo)

"El Año jubilar se concluirá en la solemnidad litúrgica de Jesucristo Rey del Universo, el 20 de noviembre de 2016. En ese día, cerrando la Puerta Santa, tendremos ante todo sentimientos de gratitud y de reconocimiento hacia la Santísima Trinidad por habernos concedido un tiempo extraordinario de gracia" (Francisco)

"Frente a tantas situaciones de precariedad y sufrimiento nos manifiesta el deseo de que todo el pueblo cristiano reflexione en este Jubileo sobre las obras de misericordia corporales y espirituales. El Año Santo es un tiempo oportuno para despertar la conciencia a veces aletargada ante el drama de la pobreza, del pobre, del que sufre" (Arancedo)

"En este Jubileo dejémonos sorprender por Dios. Él nunca se cansa de destrabar la puerta de su corazón para repetir que nos ama y quiere compartir con nosotros su vida. La Iglesia siente la urgencia de anunciar la misericordia de Dios. Su vida es auténtica y creíble cuando con convicción hace de la misericordia su anuncio" (Francisco)

Debemos entrar de lleno en el corazón social del Evangelio, luchar todos juntos para visibilizar y disminuir la pobreza, que es también pobreza de almas, atacadas por el relativismo, el individualismo, la banalidad, y el egocentrismo. Despertar nuestras conciencias como laicos y entender que nuestro rol debe ser activo y valiente, saliendo de la crítica inmóvil y pasando a ser agentes de amor al prójimo y cambio en la sociedad.

De cara al Año de la Misericordia, el Santo Padre nos llama a ser cada día más protagonistas. Nos ama, y como Padre, confía en nosotros. Sabe que más de 1254 millones de almas están abiertas, preparadas y dispuestas, para cambiar el mundo.

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