La Iglesia siempre se preocupa por las necesidades de las personas que tienen algún tipo de limitación física, intelectual o sensorial y trata de atenderlas con cariño, respeto y dignidad
El mensaje del papa Francisco para este día tiene como lema “Ustedes son mis amigos” (Jn, 15, 14). En él, el Santo Padre les dice a estos hermanos y hermanas que la Iglesia necesita de la oración de las personas con discapacidad “hoy más urgente que nunca” y que les ama y les necesita “para cumplir su misión al servicio del Evangelio”.
La Iglesia siempre se preocupa por las necesidades de las personas que tienen algún tipo de limitación física, intelectual o sensorial y trata de atenderlas con cariño, respeto y dignidad.
En España, la Conferencia Episcopal cuenta con un área específica, dentro de la Comisión de Catequesis, dedicada a la atención pastoral de las personas con discapacidad. El responsable de esta área de trabajo es Roberto Ramírez, un sacerdote de la diócesis de Canarias.
Aunque esta nueva área acaba de nacer, el trabajo de la Iglesia en España con personas con discapacidad viene de lejos. “Ahora se ha aglutinado en una sola área las diferentes discapacidades para poder trabajar en equipo. Queremos incluir a estas personas en la vida de la pastoral y de la parroquia”, ha asegurado el padre Roberto.
«No podemos excluir, sino incluir”
La pandemia ha ralentizado el trabajo. Desde el año pasado se creó un equipo, en el que han incluido a personas que representan las diferentes discapacidades. Ahora están entrando en contacto con las diferentes diócesis españolas “para aglutinar el trabajo, unificarlo y ayudarles”.
Se quiere avanzar en el objetivo de adaptar la catequesis y acompañar a las personas según su discapacidad. El sacerdote ha remarcado que «no podemos excluir, sino incluir”.
Es un tema personal, que le toca en el corazón por lo que ha vivido. Siempre ha tenido relación con la atención a las personas discapacitadas. A parte de haber estado trabajando con personas con discapacidad física en el seminario con la pastoral del sordo, de pequeño sufrió una discapacidad. También, con tan solo 18 años le tocó dar la primera catequesis a un niño con síndrome de Down: “Trabajé a solas con esa persona. Ahora miro hacia atrás y pienso que no hay que hacerlo así; hay que incluirles”. Pasado un tiempo, el padre Ricardo descubrió que después de las dificultades que supuso, se llegó a la persona y a su corazón”.
Hace apenas unos días, los responsables de las diferentes áreas de Chile, Portugal, Inglaterra e Italia, entre otros, se reunieron para tener una primera toma de contacto e ir poco a poco trabajando por incluir en todo a las personas con discapacidad.
El padre Roberto nos ha adelantado que en 2023 tendrán las primeras jornadas a nivel de España con todos los responsables de las diócesis que estén trabajando en esta nueva área de Pastoral. Hasta el momento, se encuentran trabajando en la campaña del próximo año, que tratarán temas como la accesibilidad de las personas con discapacidad en las parroquias e iglesias.
La integración, la atención integral y la vida espiritual
La Fundación Instituto San José (FIJS) tiene como objetivo fomentar el máximo desarrollo personal posible de las personas con discapacidad: “Pretendemos conseguir que mejoren sus habilidades sociales y un mayor grado de autonomía en todos los ámbitos. Para ello, diseñamos un ambiente que contribuya al desarrollo de la personalidad y consolide su autoestima”, ha explicado Pascal Ramos, responsable pedagógico del Área de Discapacidad del Hospital Fundación San José.
Esta obra de la Orden Hospitalaria de san Juan de Dios nació en 1899 como un centro para atender a personas con epilepsia. “Hoy, la Fundación sigue atendiendo en su colegio de educación especial, en dos centros de día y en su residencia a personas con discapacidad, plurideficientes, con TEA, trastornos generales del desarrollo, problemas graves de salud, trastornos de salud mental, problemas conductuales y con trastornos del lenguaje”, ha señalado.
La vocación de Pascal a la atención a las personas con discapacidad llegó hace más de 40 años, de la mano de Manuel, “una de las personas que conocí hace mucho tiempo y que presentaba una discapacidad severa, atrofia muscular espinal”, ha recordado.
Esta vivencia le transformó como persona y le llevó por el camino del amor y la atención a las personas más vulnerables, orientando su vida y su profesión “a trabajar día a día por preservar la dignidad de la persona atendida, teniendo en cuenta sus capacidades, sus habilidades y sus necesidades, pretendiendo fomentar sus derechos, su autonomía y su protección ante la sociedad”, ha afirmado Pascal.
«Tienen derecho a ser tratadas con naturalidad y respeto a su dignidad”
Desde la Fundación tienen claro que la discapacidad no implica incapacidad: “Tenemos en cuenta que el trato al que tienen derecho las personas con discapacidad es el mismo que el de cualquier otra persona, sin compasión ni paternalismos, sino con naturalidad y respeto a su dignidad”, ha afirmado.
La FIJS ofrece respuestas desde todos los ámbitos de la persona, proporcionando un servicio sociosanitario y educativo de calidad. Para ello, “se establecen modelos de trabajo que garanticen y faciliten que el usuario y la familia sean el centro de la asistencia, garantizando una asistencia integral, que considere todas las dimensiones de la persona (biológica, psicológica, social y espiritual), y además, haciendo partícipe al residente/usuario/alumno-familia de su propio proceso de recuperación”, ha aseverado Pascal.
La atención de las necesidades espirituales también es importante para las personas con discapacidad: “La dimensión espiritual y religiosa puede intuirse, explorarse y acompañarse a través de la búsqueda por satisfacer su equilibrio emocional y su necesidad de sentirse feliz, por las relaciones que establecen consigo mismas, con los demás y con lo trascendente. Su bienestar espiritual forma parte integral y esencial de su vida. No es un extra opcional, algo que pueda o no tenerse en cuenta”, ha explicado.
“Las expresiones espirituales que muestran nuestros chicos -ha proseguido- tienen mucha conexión con la psicología y la relación con los vínculos afectivos y los apoyos personales que se les ofrecen. Sus valores vitales tienen relación con cuidar de lo importante: familiares, amigos, personal del centro, etcétera”.
La FIJS también juega un papel importante en la lucha contra la discriminación de este colectivo: “Para ello, se ha ido desarrollando una serie de iniciativas de participación de las personas con discapacidad en la propia Fundación o en las administraciones con el objetivo de tratar aquellos aspectos que son de su interés”, ha afirmado Pascal.
Por ejemplo, con la participación en el III Plan Local de Infancia y Adolescencia, en el que alumnos de su centro participaron en los Plenos de la Infancia y de la Adolescencia: “Entendemos que para conseguir la no discriminación tiene que haber Participación, siendo un proceso de aprendizaje democrático en el que nuestro sector interacciona con los agentes políticos de forma activa”, ha apuntado.
Una de las formas de acabar con la discriminación es, precisamente, la integración de las personas con discapacidad. Un trabajo que, en la FIJS, se realiza a través de equipos interdisciplinares: “elaboran programas complementarios con el fin de mejorar el currículum y responder a las necesidades que presentan nuestros usuarios, ofreciéndoles un medio alternativo al estrictamente académico dadas sus dificultades para acceder al currículum o la inserción social”, ha señalado Pascal.
«La visita del papa Benedicto XVI me hizo crecer más”
Si los meses más duros de la pandemia, los del confinamiento, fueron complicados en líneas generales, para estas personas lo fueron aún más: “Nos ha llevado a modificar todas nuestras dinámicas y rutinas, sometiéndonos a un aislamiento social impuesto que puede resultar más o menos llevadero en la población sin discapacidad, pero no así en el colectivo que atendemos, muchos de ellos residentes que solo tuvieron contacto con sus familias a través de videollamadas”.
Lo que primero empeoró fue su estado de ánimo: “Experimentaron más tristeza o aburrimiento de forma más frecuente. Por otro lado, también percibimos el incremento significativo de los sentimientos de irritabilidad, miedo, baja autoestima, la soledad, etc., que en muchas ocasiones requieren de atención médica”, ha recordado Pascal.
Además, este verano se han cumplido 10 años de la histórica visita del papa Benedicto XVI al centro: “Fue un acto y momento muy cercano, emotivo y entrañable. La participación de diferentes personas con discapacidad, alumnos y usuarios de la FISJ hizo un momento inolvidable”, ha afirmado.
“El haber podido participar activamente en la visita me hizo crecer más a nivel personal y profesional, haciendo más visible una de las frases más célebres de san Juan de Dios: ‘Hacer el bien, bien hecho’”, ha concluido Pascal.
“Si me encontraba con algún sordo me podía comunicar con él”
El sacerdote Ignacio Javier Gallego está al frente de la parroquia Santa María del Silencio, la única dirigida hacia las personas sordas y sordociegas que hay en la Comunidad de Madrid. El padre Iñaki, como le conocen sus feligreses, aprendió la lengua de signos en el seminario hace casi 20 años: “Lo bonito era que si me encontraba con algún sordo me podía comunicar con él”.
Estaba acostumbrado a estar en parroquias de oyentes, pero en octubre de 2019 le nombraron párroco de Santa María del Silencio. “Al igual que en toda parroquia, el reto principal es evangelizar”, ha asegurado el padre Iñaki. Muy a su pesar, la gente no sabe que existe una parroquia para personas con esta discapacidad. Por eso, intenta salir a la calle y “ser misionero allá donde vaya”, como dice el papa Francisco.
Charlas, catequesis, retiros, y hasta un coro… todo lo que hay en una parroquia de oyentes, también lo hay en una de sordos. Y más. También ofrecen clases de lengua de signos para las personas que quieran aprender: “Es una forma de hacer pastoral”.
A diferencia de las parroquias territoriales, Santa María del Silencio es una parroquia personal. “La Iglesia tiene un corazón grande y sensible e intenta llegar a las necesidades de esas personas”, ha señalado el sacerdote, quien además ha asegurado que “las personas sordas también tienen su identidad. Una forma de ser y de pensar que condiciona”.
“A pesar de la limitación física, uno siempre se puede comunicar con Dios”, ha explicado el padre Iñaki. En la parroquia tienen una talla de la Virgen María elaborada por una persona sorda. El párroco tiene claro que el nombre de la parroquia y esa imagen de María son muy significativos. Ella aparece con la mano entre los labios haciendo un gesto de silencio, y tiene al Niño Jesús en brazos moviendo las manos. “Silencio para que escuchéis a mi hijo y escuchéis su palabra”, ha señalado el sacerdote haciendo referencia al mensaje de la Virgen.
El coronavirus ha dejado, y sigue dejando, huella. Para las personas sordas, a parte de los signos, la expresión de la cara “dice mucho”, pero ahora con la mascarilla se limita esta comunicación. “Para decir dos cosas distintas a veces se utiliza el mismo signo, y depende de lo que expreses con la cara saben a qué te estás refiriendo”, ha subrayado el párroco.
Las nuevas tecnologías han abierto un mundo de posibilidades a esta parroquia y la han acercado, sobre todo, a las personas mayores que son sordas y tienen dificultades para asistir presencialmente. Así, el sacerdote ha querido ayudarles con iniciativas como las retransmisiones de las misas por YouTube.
En esta parroquia, los mensajes de Navidad también son especiales. Todos los años el padre Iñaki se graba un vídeo felicitando las fiestas a todos sus feligreses. “La idea es felicitarles la Navidad en lengua de signos y hablando, para que se enteren tanto los oyentes, como los sordos y los sordociegos”, ha explicado
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