Una sociedad que no favorece el afecto es perversa, dijo el Papa

Una sociedad que no favorece el afecto es perversa, dijo el Papa

En su catequesis de la audiencia general, celebrada el primer miércoles de marzo en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco continuó sus reflexiones sobre la familia, refiriéndose en esta ocasión a la situación de los ancianos en la sociedad actual, incluyendo a los abuelos.

Tras destacar que nuestras sociedades, que suelen basarse en el criterio de la eficacia, no se han adaptado a la realidad que muestra que la vida del hombre se ha prolongado gracias a los avances de la medicina, el Papa Bergoglio afirmó que la cultura del descarte considera a los mayores un peso porque no producen, sino que constituyen una carga y a quienes se los desecha.

De ahí que muchas personas mayores – dijo el Obispo de Roma – vivan con angustia su situación de abandono. Y definió perversa una sociedad sin proximidad, donde la gratuidad y el afecto van desapareciendo.

También explicó que la Iglesia siempre ha valorado a los ancianos, dedicando un cuidado especial a esta etapa final de la vida. Por esta razón – dijo Francisco –  no se puede tolerar una mentalidad  indiferente y de desprecio a los mayores.

Al recordar que los jóvenes de hoy serán los ancianos de mañana, el Santo Padre concluyó diciendo que donde “los ancianos no son respetados, los jóvenes no tienen futuro”.

Recordemos hoy a los ancianos especialmente necesitados – pidió el Papa al saludar a los peregrinos de nuestro idioma – que viven solos, enfermos, dependientes de los demás. Que puedan sentir la ternura del Padre a través de la amabilidad y delicadeza de todos.

Resumen de la catequesis del Papa Francisco para los fieles de nuestro idioma:

 Queridos hermanos y hermanas:

La catequesis de hoy está dedicada a la situación de los ancianos en la sociedad actual.

Gracias a los avances de la medicina, la vida del hombre se ha prolongado, pero nuestras sociedades, a menudo basadas en el criterio de la eficacia, no han alargado el corazón a esta realidad.

La cultura del descarte considera a los mayores un lastre, un peso, pues no sólo no producen, sino que además constituyen una carga y, aunque no se diga abiertamente, a los ancianos se los desecha. Y muchas personas mayores viven con angustia esta situación de desvalimiento y abandono.

Una sociedad sin proximidad, donde la gratuidad y el afecto sin contrapartidas van desapareciendo, es una sociedad perversa.

Fiel a la Palabra de Dios, la tradición de la Iglesia siempre ha valorado a los ancianos y ha dedicado un cuidado especial a esa etapa final de la vida. Por eso mismo, no puede tolerar una mentalidad distante, indiferente y, menos aún, de desprecio a los mayores, y pretende despertar el sentido colectivo de gratitud y acogida, para que los ancianos lleguen a ser parte viva de la sociedad.

Los jóvenes de hoy serán los ancianos de mañana. También ellos lucharon por una vida digna, recorriendo nuestras mismas calles y viviendo en nuestras casas. Tengamos bien presente que donde los ancianos no son respetados, los jóvenes no tienen futuro.

Saludo a los peregrinos de lengua española venidos de España, México, Venezuela, Argentina y otros países latinoamericanos. Queridos hermanos, recordemos hoy a los ancianos especialmente a los que están más necesitados, que viven solos, que están enfermos, dependientes de los demás. Que puedan sentir la ternura del Padre a través de la amabilidad y delicadeza de todos. Muchas gracias.

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