Cientos de personas peregrinaron a la catedral de Salta durante el sábado 25 de julio para participar del inicio de las honras al Señor y la Virgen del Milagro, la particular devoción que los salteños guardan desde hace siglos y por la que renuevan cada año el pacto de fidelidad a sus protectores.
Cargados de agradecimientos y pedidos, cientos de devotos del Señor y la Virgen del Milagro se acercaron para participar de la entronización de la imagen del Cristo, que se inició cerca de las 16. El arzobispo de Salta, monseñor Mario Cargnello, se mezcló entre los feligreses que llevaron sus pañuelos para agitarlos durante la entronización de las imágenes, acompañada por el himno compuesto para esta fiesta, que lleva por lema en 2015 “Jesucristo, Señor del Milagro, te necesitamos”.
Tras colocar las imágenes, monseñor Cargnello pronunció unas palabras de apertura y celebró la misa, de la que participó el gobernador Juan Manuel Urtubey. En su homilía, según la prensa local, monseñor Cargnello dijo que el amor de Dios “se percibe en el aire y en el corazón de la gente”, y afirmó: “El Milagro nos propone abrir nuestra vida a la palabra de Dios, escuchando con mayor fervor a Dios y al otro, al prójimo”.
El arzobispo citó en su homilía algunas reflexiones del papa Francisco en su reciente encíclica Laudato si’, e instó a cuidar de Salta y hacerla un lugar propicio para todos. "Este cuidado del planeta también incluye a los seres humanos", detalló en referencia al magisterio del Papa.
Monseñor Cargnello también destacó el fervor de fe que muestra no sólo el pueblo de Salta a sus santos patronos, sino que trascendió a fieles de otras provincias y naciones. Entre los peregrinos había también de otras latitudes, incluso de naciones vecinas.
La festividad del Milagro, iniciada ayer, culminará, como todos los años con una multitudinaria procesión y con la renovación del denominado Pacto de Fidelidad, que se concretará el lunes 14 de septiembre, en coincidencia con la fiesta litúrgica de la Exaltación de la Cruz.
Una tradición que viene desde 1592
El origen de las imágenes se remonta al año 1592, cuando el obispo de Córdoba del Tucumán, fray Francisco de Victoria, donó al pueblo de Salta la imagen de Cristo crucificado, cuyo destino sería la iglesia matriz de la ciudad.
En junio de 1592 la imagen llegó flotando en un cajón al puerto de El Callao, Perú, junto a otro que contenía una imagen de la Virgen del Rosario destinada al convento de Santo Domingo, en Córdoba. Jamás se supo qué embarcación las trajo desde España.
Desde Lima emprendieron viaje a su destino a lomo de mula y una vez en Salta, la imagen del Cristo fue depositada en la sacristía de la iglesia matriz y no fue objeto de veneración por espacio de cien años.
En 1692 la imagen de la Inmaculada Concepción de María, que luego se llamaría Virgen del Milagro, se encontraba a tres metros de altura en un nicho del retablo del altar mayor. Cuenta la historia que aquel 13 de septiembre, después de los fuertes y reiterados temblores que destruyeron la ciudad de Esteco y fueron percibidos con singular intensidad en la ciudad de Salta, se encontró la imagen de la Inmaculada en el suelo sin que sufrieran daño su rostro y manos y según la tradición perdió los colores del rostro.
La imagen fue llevada a la casa del alcalde Bernardo Diez Zambrano donde se oró toda la noche. Al día siguiente, 14 de septiembre, se colocó la imagen, que todos querían venerar, en el exterior de la iglesia matriz donde continuaron los cambios de colores del rostro y fue entonces cuando muchos fieles comenzaron a llamarla “del Milagro”
Según la tradición oral, el Santo Cristo crucificado de la iglesia matriz, que tenían sin devoción y sin sacarlo en procesión, habría perdonado a Salta a pedido y súplica de la Madre de Dios del Milagro. Los padres jesuitas recordaron al Santo Cristo y lo liberaron de su encierro; lo colocaron frente a la iglesia que la Compañía de Jesús tenía en el centro de la ciudad. La imagen fue sacada en procesión por los fieles salteños con el ruego de que cesaran los temblores, lo que finalmente ocurrió.
Al amanecer del 14 la tierra dejó de temblar, volvió a estremecerse a la noche, en medio de procesiones y rogativas. Al cesar los estremecimientos, el 15 renació la calma y con ella se comenzó a hablar del "milagro", designando a la Inmaculada como Virgen del Milagro.
En 1902 y por iniciativa del obispo Matías Linares, las imágenes fueron coronadas en presencia de altas autoridades eclesiásticas venidas de Roma.+
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