Rosario| Un nuevo ruego que le suma tareas a San Cayetano

Rosario| Un nuevo ruego que le suma tareas a San Cayetano

Monseñor Martín reclamó "el cese de la pérdida de vidas humanas" a causa de una "espiral de violencia que nos desangra". 

 

Por Juan Giosa

Tras dos años sin peregrinación por la pandemia, la tradicional celebración de San Cayetano volvió a convocar a miles de fieles que se acercaron primero hasta la Iglesia de Buenos Aires al 2100 y luego llenaron la plaza Libertad donde el arzobispo de Rosario, monseñor Eduardo Eliseo Martín, encabezó la misa para pedir por pan, paz y trabajo. Durante su homilía, el responsable de la diócesis rosarina habló directamente de la “espiral de violencia” que vive la ciudad y pidió “que cese la pérdida de vidas humanas”. Además, apuntó directamente contra las autoridades, sin distinción ni nombres propios, y les reclamó que “busquen inclaudicablemente el bien común y no intereses particulares”. Al mismo tiempo, adhirió al mensaje de la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal en el que se apunta contra "una inflación asfixiante" y se le reclamó a la dirigencia política que deje de lado las diferencias para buscar soluciones.

Desde muy temprano, miles de fieles llegaron hasta la Iglesia de San Cayetano, ubicada en Buenos Aires 2150, para agradecer y pedirle al Santo de la Providencia y Patrono del pan y del trabajo en su día. Con motivo de esta celebración, el templo que lleva su nombre permaneció abierto durante toda la jornada, brindando misas a cada hora y con largas colas de personas que pacientemente esperaban su momento para estar frente a la imagen del santo. A su vez, este año se volvió a realizar la tradicional procesión de San Cayetano que había sido suspendida por la pandemia durante los últimos dos años y convocó a una gran cantidad de gente que partió con la imagen del santo desde la puerta de la Iglesia hasta la plaza Libertad, de Mitre y Pasco, donde pasadas las 15.30 tuvo lugar la misa presidida por monseñor Eduardo Eliseo Martín.

Ante una multitud de gente que cubría gran parte de la plaza, el arzobispo de Rosario se refirió durante su homilía a los dos grandes problemas que atraviesan el país y la ciudad: la situación económica y la inseguridad. Sobre este último punto y refiriéndose expresamente a la realidad que vive la ciudad, Martín reclamó: “En Rosario necesitamos con premura la paz, que cese la pérdida de vidas humanas, muchas de ellas inocentes, que se deje de desangrar Rosario. Por eso, hoy también venimos a San Cayetano a pedir por la paz en nuestra ciudad. Muchos padecen esta violencia irracional que a su vez genera una espiral de violencia que nos desangra. Pedimos desde lo más profundo del corazón, el don de la paz”.

Al mismo tiempo, el líder religioso apuntó contra las “autoridades” pero sin referirse a algún Poder o Estado en específico. Para eso, primero recurrió a una pasaje bíblico: “Nos dice San Pablo en la primera carta a su discípulo Timoteo: ‘Ante todo te recomiendo que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres, por los soberanos y por todas las autoridades, para que podamos disfrutar de paz y de tranquilidad y llevar una vida piadosa y digna’. Por eso hoy rogamos por las autoridades, para que se dejen iluminar por el Señor y vean los pasos que deben dar para ir resolviendo con lucidez esta grave situación por la que transitamos y sean llenados del amor de Dios”. Siguiendo en esa línea, les reclamó que “busquen inclaudicablemente el bien común y no intereses particulares, pues, como nos dice el apóstol Pablo, tenemos necesidad y derecho a disfrutar de paz y tranquilidad como condiciones para una vida digna”. A su vez, recalcó que ese “es el papel y la función de la autoridad pública, por eso rogamos hoy por ellos”.

Para referirse al “pan y al trabajo”, Monseñor Martín prefirió citar parte del mensaje que difundieron hace una semana los obispos de la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal con motivo de San Cayetano. En ese sentido, los obispos señalaron que “pedir por el trabajo es pedir que todos los trabajadores y trabajadoras tengan derecho a vivir dignamente del fruto de sus esfuerzos cotidianos y a desplegar sus potencialidades y talentos para aportar al crecimiento de nuestra Patria”. Además, hicieron alusión directa a la situación económica que afronta el país al mencionar: “El pan que alimenta nuestra vida y que diariamente se hace más inalcanzable a causa de la inflación asfixiante que padecemos y que genera miseria. ¿Cómo no pensar en la cantidad creciente de hermanos y hermanas que se acercan cotidianamente a los comedores, en los adultos mayores que no pueden comprar sus medicamentos, en las familias cuyos ingresos son cada vez más insignificantes? Como reza una canción: ‘no es posible morirse de hambre en esta tierra bendita del pan’. El pan que se pide para todos, el que se logra con el propio trabajo, es un clamor de justicia”.

Al igual que con el tema inseguridad, el arzobispo local citó un tramo del mensaje dirigido directamente al oficialismo y a la oposición y a las disputas políticas. “Pedimos también el pan de la fraternidad, porque el pan no se come en soledad, se comparte en la mesa de familia, en comunidad. ¡Cuánto necesitamos este pan en una sociedad agrietada y enfrentada donde no acabamos de entender que ‘nadie se salva solo’ y parece imposible generar proyectos comunes, donde la verdadera brecha se agiganta cada vez más en relación a los últimos, a los que padecen la pobreza y peor aún la indigencia! ¡Cuánto bien nos haría dialogar y compartir el pan de las ideas y de las prácticas que construyan una fraternidad política, para pensar prioritariamente en quienes más sufren esta crisis y para buscar soluciones honestas y realistas que prescindan del uso clientelar de la necesidad de la gente! Se necesita más que nunca en los políticos un ejercicio de la responsabilidad que vaya más allá de los propios intereses. Así aparecerá en nuestro horizonte la paz y la amistad social, que también están incluidas en ese pedido sencillo y a la vez esencial de ‘paz, pan y trabajo’”.

En el cierre del mensaje de la Conferencia Episcopal que recordó ayer Monseñor Martín, se concluye que que “en estos tiempos complejos, en que ningún sector parece dispuesto a ceder en sus intereses, nos hará bien a todos los que somos dirigentes en distintos ámbitos –políticos, sociales, sindicales, empresariales, religiosos, etc.- dejarnos interpelar por las palabras del Papa Francisco: ‘La profundidad de la crisis reclama proporcionalmente la altura de la clase política dirigente, capaz de levantar la mirada y dirigir y orientar las legítimas diferencias en la búsqueda de soluciones viables para nuestros pueblos’”. 

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