El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, se refirió a los problemas de movilidad del Sumo Pontífice
El papa Francisco realiza giras maratónicas en las que muestra un espíritu incansable, pero su cuerpo comienza a pasarle facturas que cada vez son más notorias en sus desplazamientos.
A los 78 años, el líder católico, que acaba de realizar un viaje de ocho días por Cuba y los Estados Unidos, camina cada vez más lentamente y muestra severas dificultades cuando tiene que subir escaleras.
Una renguera cada vez más marcada generó preocupación y motivó una consulta periodística que tuvo respuesta oficial: Francisco tiene un problema en la cadera y es sometido a sesiones "regulares de fisioterapia", reveló Federico Lombardi, portavoz de la Santa Sede.
En el mismo sentido, el representante del Vaticano apuntó: "El Papa sufre de problemas en el movimiento de sus piernas. Algunos días está mejor que otros. Durante un viaje como este, en el que debe desplazarse a menudo, está un poco fatigado físicamente. Es normal. Pero felizmente duerme muy bien".
A pesar de las dificultades, el Sumo Pontífice no se muestra a gusto cuando quieren ayudarlo a movilizarse: apenas acepta que lo tomen del brazo, si la colaboración se hace con discreción.
De todos modos, durante su viaje de diez días necesitó ayuda para subir y bajar escaleras, y el viernes pasado fue trasladado en un carro de golf alrededor de la ONU y el Madison Square Garden; al respecto, Lombardi aclaró que eso no tuvo que ver con alguna dolencia puntual sino que era algo estipulado de antemano.
Fue justamente en la ciudad de Nueva York donde se vivió un momento de zozobra: el papa Francisco tropezó y casi se cae por la escalera del avión el sábado, cuando subía a la aeronave que lo iba a trasladar a Filadelfia.
En ese caso, el viento, la vestimenta, el peso de su maletín y la empinada escalera del Pastor 1, el avión de American Airlines que trasladó al Sumo Pontífice por los Estados Unidos, le jugaron una mala pasada.
El líder católico se levanta habitualmente entre las 5 y las 5:30 de la mañana y cumple en el Vaticano un programa de trabajo intenso, que se vuelve más exigente cuando tiene que viajar por el mundo.
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