Por miedo a los atentados, existen cancelaciones de hoteles para la inauguración oficial del Año Santo Extraordinario dedicado a la Misericordia.
Por Dolores Álvarez
El imponente operativo de seguridad que se puso en marcha en los últimos días parecería no bastar para aplacar el miedo. En Roma,ya se habla del "riesgo de un fiasco" para el evento que mañana inaugurará oficialmente el Año Santo Extraordinario dedicado a la Misericordia.
Según fuentes vaticanas, el Papa Francisco está convencido de que "no hay que encerrarse en casa" e incita a retomar la vida "con normalidad, sin dejarnos condicionar por la amenazas de los ataques". Sin embargo, a pesar del llamado lanzado por Jorge Mario Bergoglio, los hoteleros de la capital italiana afirman que, desde los ataques de París, el 13 de noviembre pasado, el 20% de las reservas en los hoteles y el 50% de las reservas en las pensiones, para asistir a la fiesta de apertura, fueron canceladas.
Hace un par de días, el secretario para los Asuntos Generales de la Secretaría de Estado de la Santa Sede, Angelo Becciu, llamó a que "la gente venga (a Roma) con serenidad y coraje y no se deje condicionar". En vísperas de la apertura de la Puerta Santa en San Pedro, que sellará el inicio del Año Santo, el obispo afirmó que Francisco piensa que, si dejáramos de hacer las cosas que teníamos pensado, ganarían "los que quieren terminar con nuestro modo de vivir". El prelado reconoció que "también para el viaje en África había tantas voces y viajamos preocupados por el post París (…) pero el Pontífice, con coraje y fe, remarcó que estamos en las manos de Dios".
Algunos medios se hicieron eco de las voces que aseguran que mañana las expectativas de muchos podrían ser frustadas. A pesar de la incitación de la Santa Sede a participar del evento, ayer, en La Stampa de Turín, Giacomo Galeazzi, uno de los vaticanistas más renombrados, aseguró que los comerciantes esperaban que la celebración fuese una ocasión para estimular la recuperación económica pero que los datos reflejan que la gente tiene miedo de lo que pueda llegar a pasar.
Para confirmar sus dichos, el periodista cita al presidente de Federalberghi (federación de hoteleros), Bernabò Bocca, para quien "en diciembte tendremos un 20% menos de presencia respecto de 2014, a pesar de que este fin de semana largo de la Inmaculada dura cuatro días". Para el empresario y también senador de Fuerza Italia (derecha), "la alarma de terrorismo cambió la meta tanto de los italianos como de los extranjeros, especialmente de los japoneses que tradicionalmente llegan numerosos al país en este período". Bocca asegura que "crecen las metas de arte y montaña, y se desploman las visitas a la 'ciudad eterna' asociadas al Jubileo, por ser considerada una destinación peligrosa". El turinés sostiene que la única esperanza para remontar una realidad que promete poco, se espera que "una vez pasada la inauguración del Año Santo sin atentados, se vuelva a la normalidad y en enero los estadounidenses reserven para mayo-junio con el dólar fuerte".
Un pesebre en un barco de migrantes en Asís
El Papa Francisco instó ayer a "abrir el corazón a la misericordia y al perdón" por la Navidad, aunque admitió que "no es fácil perdonar estas tragedias" producidas en el mar.
Francisco envió un mensaje a Asís, noreste de Roma, a través de una videoconferencia en ocasión de la instalación simbólica del pesebre que, este año, se monta en un barco de migrantes en la ciudad donde nació San Francisco.
El Papa expresó un "gracias de corazón" a la Guardia Costera, "mujeres y hombres capaces" que son "instrumento de la esperanza", durante un mensaje en la plaza de la Basílica de San Pedro, donde el pesebre está dedicado a los migrantes.
"A todos los refugiados les digo una palabra que es la del profeta: levanten la cabeza, el Señor está cerca. Está con Él la fuerza, la salvación y la esperanza. El corazón tal vez dolorido pero la cabeza en la esperanza del Señor", dijo Jorge Mario Bergoglio.
Un día antes de la inauguración oficial del Año Santo Extraordinario dedicado a la Misericordia, el Papa lanzó un llamado para que los participantes de la Conferencia sobre el Clima reunidos hasta el 11 de diciembre en París se comprometan a cuidar la Tierra y a contrarrestar los efectos devastadores del desarrollo. "Por el bien de la casa común, de todos nosotros y de las futuras generaciones, en París, cada esfuerzo debería estar dirigido a atenuar los impactos del cambio climático y, al mismo tiempo, a contrastar la pobreza y hacer florecer la dignidad humana."
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