“El profesor Bergoglio animaba los valores espirituales de los alumnos”

“El profesor Bergoglio animaba los valores espirituales de los alumnos”

Entrevista con Rogelio Pfirter, embajador de Argentina ante la Santa Sede, que fue alumno del entonces futuro Papa Francisco: «Tenía capacidades excepcionales, con un profundo sentido de humanidad»

El entonces futuro Papa era un profesor de «capacidades excepcionales». Animaba y lograba estimular entre sus alumnos «los valores espirituales», además del intelecto. Palabra de uno de sus alumnos, que ahora vive a unos cientos de metros de él: Rogelio Pfirter, embajador de Argentina ante la Santa Sede. Nos reunimos con él en la embajada, en la Vía della Conciliazione de Roma, en donde vive y trabaja con determinación y alegría, orgulloso de su puesto.

 

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Diplomático de carrera nacido en la ciudad de Santa Fe de la Vera Cruz. Estudió el Colegio San José e Inmaculada Concepción S.J. Se recibió de abogado por la Universidad nacional del Litoral.

Se desempeñó en la Misión Permanente de Argentina ante las Naciones Unidas, en Nueva York. Fue Embajador de la Argentina en el Reino Unido (1995 – 2000) y dos veces Subsecretario de Política Exterior. Entre 2002 y 2010 fue Director General de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), posición para la que fue elegido y reelegido unánimemente por los Estados partes. La OPAQ recibió el Premio Nobel de la Paz 2013 por su exitosa trayectoria en beneficio de la seguridad global. En 2016 fue designado Embajador Argentino ante la Santa Sede. Presentó las Cartas Credenciales al Santo Padre el día 22 de febrero de 2016.

 

 

¿Qué significa para usted ser embajador argentino ante la Santa Sede en la época del primer Papa sudamericano y argentino?

 

«El pontificado del Papa Francisco es un hecho histórico para mi país. Haber sido designado por el Presidente Macri al frente de esta Embajada y representar a la República Argentina ante la Santa Sede en este período es un privilegio y la vez una gran responsabilidad y desafío». 

 

¿Cómo son las relaciones entre la Embajada argentina y la Santa Sede?

 

«Las relaciones entre la Embajada Argentina y la Santa Sede son excelentes y sólidas. Existe un fluido diálogo y una amplia cooperación con todos los órganos de la Curia Romana y sus representantes, en particular con la Segunda Sección de la Secretaría de Estado. Brindamos toda la colaboración que nos es requerida buscando progresar en esa línea, a partir de la excelente voluntad y predisposición que es visible en ambas partes. En la Embajada Argentina ante la Santa Sede buscamos promover, dentro de un marco de respeto y sobriedad, las mejores relaciones posibles y desarrollar todo el potencial bilateral, teniendo siempre presente la naturaleza especial de la Santa Sede por su indisoluble dimensión espiritual y por el liderazgo universal del Santo Padre.

La Argentina comparte con la Santa Sede principios y valores comunes, así como la preocupación por temas globales tales como el medio ambiente, la pobreza, los migrantes y refugiados, el diálogo interreligioso, por nombrar algunos. En ese marco, buscamos difundir también la vida y obra de religiosos y religiosas y personalidades argentinas vinculadas a la iglesia, como el Santo Cura Brochero, la Beata Mama Antula y la Madre Catalina Rodríguez, entre otros. Este año, coincidiendo con la presidencia pro-tempore de la Argentina en el MERCOSUR, estamos organizando, con el co-patrocinio del Pontificio Consejo para América Latina una conferencia sobre pluralismo religioso y cultural en América Latina, como así también un evento relacionado sobre migrantes y refugiados en la región».  

 

¿Cómo ha estado la Iglesia argentina en estos años del Pontificado de Bergoglio?

 

«Excede a la función y competencia de la Embajada Argentina expedirse acerca de la Iglesia de mi país. Como ya lo informó el Episcopado argentino, en los meses de abril y mayo está prevista la visita “ad limina” de los obispos argentinos, quienes vendrán a Roma después de diez años. Sin lugar a dudas “será un momento de profunda renovación espiritual y pastoral y de renovada esperanza”, como lo expresaron los obispos. Celebramos esta visita con la misma alegría con la cual participamos de la canonización del Cura Brochero en el 2016, primer santo argentino que nació, vivió y murió en suelo argentino, como también las beatificaciones de Mama Antula, de la madre Catalina Rodríguez y el próximo 27 de abril, de los mártires de La Rioja, lo cual siempre es motivo de renovación de esperanzas».  

Volvamos al Cónclave de 2013: ¿se esperaba ver al cardenal compatriota convertirse en Papa? ¿Cómo vivió esos días?

 

«La elección del Cardenal Bergoglio como sucesor del Papa Benedicto XVI, no fue una total sorpresa ya que, según referencias, en el Cónclave del año 2005 recibió un considerable número de apoyos. Cuando el Cardenal Touran anunció su elección, yo estaba en la Patagonia argentina. Viví ese momento con especial emoción espiritual y alegría personal, como creo fue el caso de la inmensa mayoría de los argentinos».

Bergoglio también fue profesor suyo: ¿qué recuerdos tiene de esa época? ¿Ha cambiado en algo la personalidad del Bergoglio profesor, del Bergoglio provincial de los Jesuitas, del Bergoglio arzobispo de Buenos Aires y del Bergoglio Papa?

 

«Todos los que tuvimos el privilegio de conocerlo en nuestra juventud reconocimos en él a una persona de una capacidad excepcional. El recuerdo que tengo del Padre Jorge Mario Bergoglio de sus años juveniles es de una persona carismática, alegre, con un profundo sentido de humildad e imbuido de una extraordinaria capacidad para estimular en cada uno de sus alumnos el descubrimiento de los propios valores espirituales e intelectuales. Desde aquellos lejanos tiempos, muchos de nosotros hemos mantenido un vínculo afectivo con quien hoy es el Santo Padre. Considero que desde lo pastoral, existe una línea de continuidad entre los mensajes de aquellos años a sus alumnos y lo que es hoy su apostolado universal.

 

Durante sus etapas como maestro, como provincial, como Arzobispo de Buenos Aires y hoy como sucesor en el Trono de Pedro, el hoy Papa Francisco siempre ha sobresalido por su coherencia y constancia para descifrar los grandes problemas de nuestros tiempos, incluyendo las tragedias sociales, naturales y económicas que nos afectan a todos, particularmente a los más necesitados».

 

¿Qué ha significado para usted volverse encontrar y presentar las Cartas credenciales como Embajador? ¿Qué sintió?

 

«Fue una gran emoción volver a encontrarlo aquel 22 de febrero de 2016 cuando le presenté las cartas credenciales en el Palacio Apostólico. Habían pasado dos años de nuestro último encuentro siendo Arzobispo de Buenos Aires y, desde su elección, habíamos mantenido algún intercambio epistolar. Recuerdo muy especialmente el abrazo fraterno que dio a mi padre, a quien no veía desde hace cinco décadas, que en ese momento tenía 94 años y había viajado desde la Argentina especialmente para la ocasión».

 

Se espera tanto la visita de Francisco a su Argentina: Embajador, ¿qué siente al respecto? ¿Podría estar relativamente cerca este viaje?

 

«Todos los argentinos mantenemos viva la expectativa de su eventual visita. Por supuesto, y como lo dijo recientemente el Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Monseñor Oscar Vicente Ojea, es una decisión exclusiva del Santo Padre, que toma sus determinaciones consultando con la Secretaría de Estado y con una visión personal».

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