Plan Global CELAM: “la Iglesia en su quehacer evangelizador”

Plan Global CELAM: “la Iglesia en su quehacer evangelizador”

Evangelización en general

La última parte del marco de realidad del Plan Global del CELAM (2015-2019) –temática que viene siendo desarrollada a lo largo de las últimas ediciones de Noticelam– dedica algunos numerales a “la Iglesia en su quehacer evangelizador”, a la luz de la eclesiología y de la espiritualidad de comunión propuesta por el Concilio Vaticano II y confirmada en la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Aparecida, a través de la Misión Continental Permanente que se viene asumiendo “de diversas maneras y en distintos grados por las Iglesia locales, como una forma de llevar a cabo la Nueva Evangelización” (No. 68).

Sobre este asunto y desde una perspectiva general, en torno a la Evangelización, en el Plan Global se afirma que “esto ha impulsado esfuerzos de renovación pastoral en diócesis y parroquias, favoreciendo un encuentro con Cristo vivo, mediante la estructuración de una pastoral orgánica y de diversos métodos de evangelización; muchos de ellos tienen como fuente e hilo conductor la Palabra de Dios” (No. 68).

No obstante, el CELAM también reconoce que en muchas oportunidades los procesos de evangelización se han quedado en un nivel “programático” (planes, programas y acciones) y no han trascendido a la “dimensión paradigmática, lo que implica un cambio de mentalidad y de actitudes en todos los ámbitos” (No. 69), incluyendo lo social, lo económico, lo político y lo cultural. En otras palabras, para llevar a cabo la Misión Continental, es necesario asumir “una auténtica conversión pastoral con impacto transformados” (No. 69).

Entre las actitudes e inercia pastorales que impiden a la Iglesia latinoamericana ser una Iglesia “en salida” misionera, se señalan: la tendencia a volver a una eclesiología anterior a la del Vaticano II, el clericalismo (en oposición a la madurez del laicado), la ausencia de autocrítica, el moralismo que opaca la proclamación del Evangelio, la espiritualidad intimista (no comprometida con la realidad), y la carencia de ardor y de nuevos métodos y expresiones evangelizadoras (cf. No. 70).

Además de estas actitudes auto referenciales, se constata un cierto “debilitamiento de la vida cristiana en el conjunto de la sociedad y de la propia pertenencia a la Iglesia católica” (No. 72), como se manifiesta en los bautizados no convertidos, en los cristianos sin comunidad, en la disminución cuantitativa y cualitativa de comunidades católicas, en la indiferencia religiosa, en las espiritualidades individualistas, entre otras realidades en las que se expresan algunos apremiantes desafíos para la Iglesia en su quehacer evangelizador.

En este mismo sentido, es preciso que las Iglesias locales dialoguen con el mundo actual y superen sus deficiencias pastorales, que en algunos casos traen consigo el mantenimiento de “una pastoral de ‘eventos’ sin proceso, y una pastoral de la ‘conservación’, que se ocupa principalmente de la atención sacramental-devocional y de una catequesis inicial, para niños y adolescentes” (No. 71).

A partir de esta reflexión autocrítica, el CELAM propone también algunas iniciativas para la acción evangelizadora de la Iglesia latinoamericana y caribeña, asunto que será abordado en las próximas ediciones.

A continuación, se reproducen los numerales 68 al 72 del Plan Global del CELAM (2015-2019), sobre la evangelización en general.

Evangelización en general

(Plan Global CELAM 2015-2019, números 68 al 72)

68. A partir del Concilio Vaticano II la Iglesia en América Latina y El Caribe se esfuerza en vivir una eclesiología y espiritualidad de comunión. Desde la V Conferencia General, en Aparecida, esta eclesiología y espiritualidad se concretizan también en la Misión Continental Permanente, propuesta por los Obispos y asumida de diversas maneras y en distintos grados por las Iglesias locales, como una forma de llevar a cabo la Nueva Evangelización. Esto ha impulsado esfuerzos de renovación pastoral en diócesis y parroquias, favoreciendo un encuentro con Cristo vivo, mediante la estructuración de una pastoral orgánica y de diversos métodos de evangelización; muchos de ellos tienen como fuente e hilo conductor la Palabra de Dios.

69. No obstante, hay que reconocer que los procesos de evangelización muchas veces han quedado incompletos debido a diversos factores, entre ellos, la falta de una comprensión más plena de lo que es la misión continental. Ésta no es solamente realizar planes, programas y acciones, que sería la dimensión programática de la misión, sino también, y sobre todo, poner a la Iglesia en estado permanente de misión, que sería la dimensión paradigmática, lo que implica un cambio de mentalidad y de actitudes en todos los ámbitos y una proyección hacia la vida social, económica, política y cultural, es decir, una auténtica conversión pastoral con impacto transformador.

70. En la Iglesia persisten actitudes e inercias pastorales que la mantienen en su auto referencialidad y le impiden ser una Iglesia “en salida” misionera:

la dificultad de asumir la eclesiología del Vaticano II con intentos de volver al pasado;el clericalismo en detrimento de un laicado maduro;la ausencia de autocrítica;moralismos que opacan la proclamación del Evangelio de Jesucristo;la persistencia de una espiritualidad intimista, no comprometida con la dimensión social, económica y política;y una evangelización con poco ardor y sin nuevos métodos ni expresiones.

71. Ciertas Iglesias locales aún no logran ubicarse con claridad en el cambio de época, permanecen como instituciones ancladas en el pasado, poco dialogantes con el mundo actual. Esto se refleja en el mantenimiento de ciertas deficiencias pastorales: una pastoral de “eventos” sin proceso, y una pastoral de “conservación”49, que se ocupa principalmente de la atención sacramental-devocional y de una catequesis inicial, para niños y adolescentes.

72. Estas actitudes y prácticas pastorales, han dejado como consecuencia un debilitamiento de la vida cristiana en el conjunto de la sociedad y de la propia pertenencia a la Iglesia católica, el cual se manifiesta de diversas maneras:

bautizados no convertidos;

cristianos sin comunidad;disminución cuantitativa y cualitativa de las comunidades católicas;progresivo abandono de la práctica religiosa, particularmente de los sacramentos;preocupante crecimiento de una espiritualidad individualista;paulatina situación de indiferentismo religioso;significativo abandono de la Iglesia para pasarse a otros grupos religiosos.

Comentá la nota