Párroco de Gaza: 'León XIV nos da un nuevo aliento para perseverar'

Párroco de Gaza: 'León XIV nos da un nuevo aliento para perseverar'

El padre Gabriel Romanelli, párroco de la Iglesia de la Sagrada Familia, informa sobre la difícil situación humanitaria que se vive en la Franja, pero también expresa su gratitud al flamante pontífice por sus palabras de paz. Le preocupa la desesperanza.

El párroco de la Iglesia de la Sagrada Familia en Gaza, padre Gabriel Romanelli, describió el ambiente que se vive en el enclave en estos momentos. “Más que la falta de alimentos, agua potable y medicinas, más que la amenaza a nuestra seguridad, lo que más me preocupa es que se pierda la esperanza”, explicó el P. Romanelli.

Dado que las personas en la Franja de Gaza no están siendo “tratadas como seres humanos con derechos, sino como objetos”, dijo, “la esperanza se está desvaneciendo”.

El P. Gabriel Romanelli sostiene una foto del Papa Francisco. Gabriel Romanelli sostiene una foto del Papa Francisco.

La esperanza de que esta guerra termine, que la paz regrese, que se reconstruyan los hogares y que la “pequeña y resiliente comunidad cristiana” perdure es difícil de mantener en medio del conflicto.

El párroco enfatizó que la mayoría de las personas que viven en Gaza son civiles y no forman parte del conflicto armado. “Nuestra comunidad debe resistir”, dijo el P. Romanelli, “porque Gaza debe seguir teniendo una presencia cristiana visible”.

"Gracias a la ayuda que hemos recibido de la Iglesia y de muchos amigos de todo el mundo, hemos podido ayudar no solo a nuestros feligreses, sino también a decenas de miles de familias, sin importar su religión u origen, que acuden a nosotros en busca de ayuda", aseguró.

Aunque añadió que "desde hace casi tres meses, no hemos recibido nada de fuera de la Franja. El ejército israelí bloquea la entrada de toda ayuda, ya sea comida, agua o medicinas. Afortunadamente, habíamos almacenado algunos suministros y, racionándolos, hemos logrado sobrevivir. Sin embargo, ya no podemos ayudar a personas de fuera de nuestra comunidad".

"Todavía tenemos harina para hacer pan, pero tenemos que tamizarla varias veces porque está llena de gusanos. También tenemos que purificar toda el agua para prevenir enfermedades. De vez en cuando, podemos conseguir verduras de agricultores locales o puestos callejeros improvisados, pero son muy caras. Una sola cebolla cuesta unos 10 euros; los tomates son un poco más asequibles: más de 15 euros el kilo", explica.

Por eso, considera: "Debemos gestionar con mucho cuidado los suministros restantes para los casi 500 refugiados que albergamos, incluidos unos 50 niños atendidos por las Hermanas de la Madre Teresa. No encontramos pañales en ninguna parte de la Franja, a pesar de que son absolutamente necesarios tanto para bebés como para ancianos. Cuando estaban disponibles, costaban nada menos que 3 euros cada uno".

"La situación con los medicamentos es desesperada. Nos hemos quedado sin existencias, lo cual es especialmente peligroso para quienes padecen enfermedades crónicas (enfermos cardíacos, hipertensos, diabéticos), que ahora no tienen acceso a tratamiento. Dondequiera que uno mire, se ve la necesidad", detalla.

Pero, sobre todo, señala que "nadie sabe qué les depara el futuro a los 2,3 millones de personas que viven aquí. Y es esta incertidumbre la que lleva a la pérdida de la esperanza. La gente se siente abandonada por todos. Sienten que solo a Dios le importa su destino".

El sacerdote aprovechó la oportunidad para enviar un mensaje al Papa León XIV: "Quiero decirle lo agradecidos que estamos por sus palabras de paz y que toda nuestra comunidad está rezando por él. Y no solo nosotros: católicos, ortodoxos y musulmanes por igual sienten que tienen un... Padre".

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